sábado, diciembre 22, 2012

Lectura en la Universidad Técnica del Norte



Juro que si algún día me toca organizar un Festival de poesía, no cometeré el castigo de hacer levantar a los poetas a las 6 y 30 de la mañana. Los organizadores de este tipo de actos deberían considerar los horarios de las diferentes lecturas pensando en que es un verdadero castigo hacer levantar a un poeta a esas tempranas horas de la mañana, sobre todo cuando es muy posible que no se haya ni siquiera acostado, o que -como en mi caso- haya dormido apenas 3 horas y se haya levantado con resaca. Pero bueno, entiendo que las lecturas del día de hoy se debían realizar temprano por ser en varias instituciones que, como es lógico, no podían esperar. Lo importante es que todo salió de maravilla. Y aunque llegamos pareciendo zombies, la rompimos. ;) Yo por lo menos disfruté muchísimo del público que, en su mayoría, eran estudiantes. Cuando tocó mi turno lo único que dije fue: En la vida cuestiónenlo todo, empezando por sus profesores; escúchenlos con respeto, pero incluso lo que ellos les digan, cuestionen, indaguen, replanteen. También disfruté mucho de una lectura simultánea que hicimos con la poeta chilena Ángela Barraza, a partir de uno de sus poemas. Ambas, al parecer, éramos además las más resacosas. Por la tarde, en cambio, las lecturas fueron divididas en varios planteles educativos. Tuve el honor de compartir micrófono con la maravillosa poeta colombiana Amparo Osorio, y, aunque a ninguna de las dos se nos escuchó un carajo porque donde leímos fue una especie de coliseo cuya acústica era terrible y más parecía que gritábamos debajo del agua, fue una interesante experiencia. Lo mejor fue la conversación que tuvimos en el auto regreso a la Hostería Chorlaví, Amparo es una de esas pocas mujeres  a las que no me cansaría de escucharla. En fin, la poesía continúa. Y hay un atardecer en Imbabura que no necesita de nadie para ser declamado, como todo lo puro: simplemente ES.