Empiezo
este poema como si fuese una carta, porque a larga todas las cartas son poemas.
Una declaración es una declaración en cualquier momento y en cualquier idioma.
Yo declaro que no sé otra forma que declarar que enfilando mis miedos como niños
desnudos en un cuartel militar. (Escena dos: los niños fueron rescatados y
colocados en un cuarto con una manta frente al fuego). La ternura me viene del
frío. Tiemblo, luego existo. El calor es una trampa sino viene de mi hogar, o
de los pocos seres que en este mundo hostil confío. Hay una batalla allá afuera
y yo no puedo hacer nada. Andan matando el Silencio. Qué triste eso. Matar el
silencio es como matar al Mundo. También hay otra batalla aquí adentro, pero
esta es necesaria, como las bacterias que el cuerpo necesita para equilibrar el
organismo. ¿Pero qué cuando se es bacteria y se es organismo, y cuando se es
también ese niño desnudo en el cuartel militar? (Escena tres: ninguna de las
anteriores). Entonces sueño, y luego escribo, y luego escribo mientras sueño, y luego escribo que sueño
dentro de la escritura del sueño. Y viceversa. Porque en el fondo toda
escritura es una cadena de sueños que logra a otros despertar. Este poema se
inscribe a las siete y cuarenta como un desafío. Tiemblo, luego existo. Esta
noche es un avión sin alas varado en el desierto. Estoy perdida, y esta carta
es mi único emisario.
EL PUEBLO EN LLAMAS
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el pueblo engañado
el pueblo expropiado
el pueblo acosado
el pueblo manipulado
el pueblo desahuciado
el pueblo agotado
el pueblo dominado
el pueblo quemado...
Hace 18 horas