(Fernando Pessoa por las calles de Lisboa)
"La Saudade, decía Maria do Carmo, no es una palabra, es una categoría del espíritu, sólo los portugueses pueden sentirla, porque poseen esta palabra para decir que la tienen, lo había dicho un gran poeta. Y entonces empezaba a hablar de Fernando Pessoa. Iba a recogerla a su casa de Rua des Chagas hacia las seis de la tarde, ella me esperaba detrás de la ventana, cuando me veía asomar por el Largo Camões abría el pesado portalón y descendíamos en dirección al puerto deambulando por Rua dos Franqueiros y Rua dos Douradores, hacíamos un itinerario fernandino, decía ella, éstos eran los lugares favoritos de Bernardo Soares, auxiliar contable en la ciudad de Lisboa, semiseudónimo por definición, aquí era donde concebía su metafísica, en estas barberías. A aquella hora la Baixa estaba atestada de gente presuntuosa y chillona, las oficinas de las compañías de navegación y de las empresas comerciales cerraban sus ventanillas, en las paradas de los tranvías se habían formado largas colas, se oía el grito monótono de los limpiabotas y de los vendedores de periódicos. Nos sumergíamos en la confusión de Rua de Prata, Cruzábamos Rúa da Conceição y bajábamos hasta el Terreiro do Paço, blanco y melancólico, donde zarpan los primero barcos llenos hasta los topes de trabajadores residentes en la otra orilla del Tajo. Esta ya es una zona de Alvaro de Campos, decía Maria do Carmo, en pocas calles hemos pasado de un seudónimo a otro."
(Antonio Tabucchi. El juego del revés. Ed. Anagrama. Barcelona. 2001)