Este Festival empezó de maravilla. En la mañana las lecturas fueron en Quito, con transmisión en vivo a través de Radio Pública, más tarde en el auditorio de la Facultad de Filosofía de la Universidad Central, en ambas lecturas estuvieron mi madre, mi hermana y mi abuela, fue muy bello verlas entre el público. Luego de almuerzo viajamos a la provincia de Imbabura con la mayoría de poetas, y por la noche anduvimos en el Juncal, con esa gente maravillosa del Valle del Chota con la que siempre me ha gustado compartir. Lo más bello fue que nos recibieron los niños; y aunque alguien en la entrada de la recepción -donde tendríamos un pequeño acto de bienvenida- no quiso que entraran con nosotras (porque según ellos podían hacer mucha bulla), la maravillosa poeta chilena Ángela Barraza (con quien ya en el trayecto fuimos haciendo migas) y yo, nos opusimos rotundamente a ingresar si no era con los pequeños. "Este lugar es más de ellos que nuestro", les dijimos, y luego le dije a la señora de la puerta que en todo caso seríamos nosotros quienes debemos pedirle a ellos permiso. Se quedaron fríos, y sin decir una sola palabra más, ingresamos. Adentro todo fue una verdadera fiesta, en primera fila estaban las mujeres negras y hermosas del valle, poetas orales y, entre ellas, la genial Mama Zoila, que a su edad sigue siendo la reina de la bomba. Luego de un brindis con bebidas espirituosas propias del lugar, terminamos intercalando sobre la tarima, a cielo abierto, lecturas y bailes bajo la lluvia. Tanta era la energía que hasta un poste de luz explotó, pero ni ese percance nos detuvo. ;)
recital Radio Pública
poetas on the road
la mesa dispuesta con las bebidas espirituosas del Valle del Chota
poetas orales
A ritmo de bomba con Ángela Barraza (izq.) y Amparo Osorio (der.)
Bailando con Mama Zoila
Agarrando el paso, con Ángela Barraza y Natalia Henández
Con las poetas Natalia Hernández, Lucero Llanos, Gaby Ponce y los niños del Juncal