Si bien el dinero no me alcanzó para comprarme mi deseada máquina de escribir (una underwood bellísima de los años 40), lo que sí pude llevarme conmigo fueron algunos vejestorios preciosos a los que llegué gracias a mi pérdida. Así es, mi despiste una vez más me trajo buenas recompensas, y sin pensarlo una vez más terminé en el barrio del Puerto, en esta tienda de cachivaches cuya dueña, una mujer amable que me contó su historia completa de cómo empezó en esto (y con la que podía pasarme conversando el día entero si no era porque yo debía regresar a Santiago), me dio buenos descuentos en un par de libros, dos acetatos, una radio Philips, una rasuradora remington de hombre, un par de instrumentos de barbero, una máscara, dos llaves y un apagador de velas. No comí el resto del día, pero fui muy feliz ;)
EL PUEBLO EN LLAMAS
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el pueblo engañado
el pueblo expropiado
el pueblo acosado
el pueblo manipulado
el pueblo desahuciado
el pueblo agotado
el pueblo dominado
el pueblo quemado...
Hace 18 horas