lunes, julio 07, 2008

Como un Chagall

Above the town
Marc Chagall
(7 de julio, 1887-23 de marzo, 1985)

COMO UN CHAGALL

A. tenía cierta obsesión con los olores. Me recordaba a uno de mis personajes literarios favoritos: Jean Baptiste Grenouille, del Perfume. A. solía comparar mi olor con el aroma de la canela. Pero no cualquier canela. Él aseguraba que era de aquella que procedía de un lugar lejano, quizá Sri Lanka. Me gustaba ese juego de las asociaciones. A. siempre salía con cosas poco convencionales. Unas aparentemente inofensivas y otras que hubiesen asustado a cualquier mujer a la que no le guste correr riesgos. Pero a mí el riesgo me seduce. Por lo tanto me atraían las deducciones de A. Poco antes de que él me asesinara le pregunté que si tendría que compararme con una sóla imagen cuál sería. A. respondió que difícilmente podría compararme entera con algo. Podía hacerlo por partes. Comparar mi olor, mis dientes, mi cabello, mi risa. Pero que entera no podía porque le parecía única. Insistí. A. se quedó en silencio por varios minutos, y luego respondió: Sí, sí hay una imagen que te represente entera. Cuál -pregunté-. Cualquier cuadro de Chagall. Chagall, Marc Chagall. Me emocionó su respuesta. Nunca lo había pensado y sin embargo me sentía tan identificada. Al fin y al cabo el pintor francés siempre me había gustado. Era un tipo solitario y con una constante en sus pinturas: los amantes volando y la música. Quizá otros hubiesen dado otras respuestas, y también me hubiese identificado con ellas. Pero esa noche A. me visualizó sobrevolando mi ciudad. Ha pasado mucho tiempo desde que él me asesinó. Y es probable que A. continúe en busca de nuevos olores. Pero estoy segura de que aún me imagina vestida de azul, pálida y libre; volando por algún cielo. Es probable que aún levante la vista de vez en cuando.