
Hace un par de semanas coloqué un fragmento que me gustó mucho de un libro que Uberto Stabile me envió desde su pequeño gran Sur. Se trataba de
Ceguera de los Ciervos (Ed. Essan, Punta Umbría, 2007) del escritor español Carlos Frühbeck Moreno (1977), IX Premio Nacional de Relatos 'Canaleta'. Resulta que Carlos entró en contacto conmigo luego de haber dado con mi blog y leer los contenidos. A partir de ello supe que tenía otras publicaciones. En poesía:
Primera claridad (Aldecoa, Burgos, 1994),
Retratos de alquiler (El Toro de Barro, Cuenca, 2003),
Caballos (Provincia, León, 2006). Y en ensayo:
Justo Alejo: Una escritura de vanguardia y compromiso (2003).
Le conté mis impresiones sobre su relato y le comenté que lamentablemente no había podido leer más textos de su autoría. Entonces, Carlos aplicó aquello de que "nunca sugieras a nadie que te gustaría leer su obra un poco más porque luego pasa esto..." Se refería a que con un clik podía tener acceso a un nuevo relato y tres poemas suyos; de lo cual estoy muy agradecida. Lo hizo, además, el día en que subí un fragmento del maestro Juan Carlos Onetti a esta tierra firme, un fragmento de Cuando ya no importe, sin saber que en el relato de Carlos me encontraría con una clara y estupenda influencia onettiana, o -en palabras del mismo Frühbeck- un malentendido entre Durrell y Onetti. Yo por mi parte disfruté de una voz que bien podría parecer de la región por su manejo de ciertas imágenes. Me sentí cercana, cercanísima por nombres que suenan y resuenan en nuestra paradójica Latinoamérica. El título me llamó la atención de inmediato porque, aunque no lo creas Carlos, ese nombre yo lo pensé en algún momento para titular un texto que escribí hace 1 año y que hasta ahora conservo en alguna libreta de viajes. Es un título que a mí me evoca muchas cosas: "Extranjeros y fantasmas". Me alegra que seas tú el que lo haya titulado así y que sea tu relato el ahora evoque tantas cosas. Me encontré además con perlas como esta: "porque la soledad me ha corrompido hasta volverme transparente". Comparto con ustedes un fragmento del relato mencionado. Carlos me dice que se alegra de ver que ha dado en la diana con una lectora. Y yo le digo que no deje a esta lectora sin material nuevo que leer, que hasta hoy lo he hecho gustosa.
Un abrazo andino, tocayo, hasta los viñedos umbros, en el centro de Italia.
***
Dime, Giovannelli, qué podemos recordar, qué podemos poseer sin que lo deformemos, si al Che Guevara lo fotografió Korda, lo desfiguró Korda mientras asistía al entierro de las víctimas del sabotaje de La Coubre, si los marineros saltaron por los aires en el puerto de La Habana y el Che asistió a su entierro y Korda lo fotografió y tú, que eras guardiamarina, sabías que los marineros cuando mueren se ahogan siempre, aunque los mate una bomba y los ahogados dejan de respirar y ya no quieren pisar la tierra prometida. Sólo desean descomponerse bajo el agua mientras el alma se vuelve sal y se mezcla con la arena de la playa que ahora piso. La mirada del Che apuntaba a los ahogados, a todos nosotros. Y paseabas por Hanoi con la boina del Che y veías ahogados y a la revolución se le habían caído los dientes, se te habían caído los dientes y habías empezado una nueva vida en Vietnam después de los corralitos de 2001 mientras los turistas que se sientan en el Highlands Coffee del Lago del Oeste conversaban con la alegría del que sufre el asedio de un ejército de cisnes a pedales, y comparan el tamaño de las libélulas atrapadas en la humedad amarga con helicópteros de combate.
"Extranjeros y fantasmas", tomado de Narrativas, revista de narrativa contemporánea en castellano. Nº 9. Pág. 107.
*Carlos Frühbeck Moreno (Burgos, España, 1977) Diplomado en Óptica y Optometría y licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Valladolid. Profesor de Español para Extranjeros en países como China, Italia o Vietnam. Actualmente, trabaja en el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de Perugia (Italia).