Cuando falleció la esposa del gran maestro Juan Sebastián
Bach, los encargados de su entierro llevaron muchas flores a la casa mortuoria. Como querían
consultar algunos detalles con el
dueño de la casa, lo buscaron y lo hallaron sentado al piano componiendo una de
sus famosas fugas. Al serle preguntado en dónde deberían poner las flores,
contestó el distraído maestro:
-¡Eso preguntádselo a mi mujer!
Antología de Anécdotas. Luis Aguirre. Ed. Labor. 1967