viernes, noviembre 02, 2012

Pedacitos de casa, lejos de casa

La familia de Álvaro

No sé en cuantas casas me he multiplicado este año. Han sido muchas, y cada una, como es lógico, ha representado su propio Mundo. Al siguiente día de mi llegada a Chile, pese a que estaba un poco enfermo, Álvaro me invito a su casa para almorzar con su familia. Si hay algo que de cuenta del lugar al que he llegado es la comida, pero también el ritual conlleva. Yo por mi parte la pasé de maravilla, gente buena, sencilla, con mucho sentido del humor. Caldito, empanadita chilena y buen vino. Además las historias familiares que me confiaron y que ya ocupan un lugar en mi diario de viajes. 

Por la tarde, en el mismo barrio, fuimos a casa de Patty, esposa de su primo que falleció hace algunos años (siempre la muerte alrededor de todo, como una dama que se da el lujo de asistir, directa o indirectamente a toda fiesta). Aquí también mucho cariño, mucha hospitalidad. Ya casi a la noche se acostumbra a tomar once, que viene a ser el cafecito de media tarde, que para mi buena sorpresa llevaba palta (aguacate), manjar de leche,  marraqueta y allullas, estos dos últimos, panes típicos chilenos. 



Una de las versiones sobre el origen del término "once" cuenta que un grupo de mujeres se juntaba a mitad de tarde para tomarse un trago de aguardiente, pero que la llamaban la "once" ya que la palabra aguardiente está compuesta por once letras, de manera que así camuflaban su escapadilla. Otra versión cuenta que lo mismo hacían los trabajadores de las  salitreras que acompañaban la merienda con un trago de aguardiente, a finales del siglo XIX. Debido a la existencia de restricciones para beber alcohol, llamaban once a tal comida por la cantidad de letras que posee la palabra aguardiente. 

once chilena

Por otra parte, apenas dos días y ya van dos páginas de chilenismos, me encanta. Hay términos muy particulares y extraños, pero que suenan y calzan perfecto. Ya me estoy familiarizando con algunos: brígido, cuático, cachai, copete, caleta, y sobre todo weón, que según el padre de Álvaro, con ese término y sus variaciones se resume y ahorra un montón de palabras, y por lo que he escuchado hasta el momento... le creo. ;)