"Nosotros,
en distintas ocasiones, hemos visto el poema como un cuerpo resistente, una
resistencia formada por el avance de la metáfora —la cual avanza con el análogo
que pudiéramos llamar aristotélico, el análogo de los griegos— y al mismo
tiempo es un cubrefuego, el de la imagen que retrocede y envuelve ese cuerpo
resistente que es el del tiempo y es el de la poesía. Es decir, que nos
interesa el tiempo en tanto esté respaldado por la poiesis como decían los
griegos, por la creación. Todo tiempo viviente está respaldado por la palabra
creación, es decir por la poesía.
El
mortal conoce momentos de aridez cuando no lo anima el verbo, cuando no lo
anima la poesía, y los momentos de esplendor cuando está animado por la poesía,
por la expresión, por el avance del análogo metafórico y en general por la
resistencia que forma como una piel de la imagen. En ese sentido el tiempo es
para mí una resistencia de la poiesis, una resistencia de la creación."