"Sintió
que si meditaba sobre lo que le había sucedido se exponía a enfermar o a
volverse loco. Había pecados cuya fascinación residía más en la memoria que en
su misma realización; extraños triunfos más gratificantes para el orgullo que
para las pasiones, y que daban a la inteligencia un sentimiento de alegría más
vivo, superior al gozo que procuran o podrían jamás procurar a los sentidos.
Pero este último no pertenecía a esa categoría. Se trataba de algo que era
necesario expulsar de la mente, adormecerlo con opio, estrangularlo antes de
que pudiera estrangularlo a uno."
— XIV - El Retrato De Dorian Gray / Oscar Wilde