CONSUELO
No
eres el primero que tiene el tembleque,
el
vértigo, el horror; que lleva chanclos escarlata,
ni
tampoco la puta invencible
perseguida
por ojos como redes de pescar. Inclinándose,
duele
el rostro de hierro con ojos de ágata, y despierta
el
ángel de la guarda, ve el pasado
como
un Partenón de posibilidades…
No
eres el primero al que se coge en mentira
ni
del que se dice que está muriendo.