photo by Memo Sigcha. Rumicucho 2012
Quito, 12 de abril de 2012
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Canta Camarón de la Isla mientras Mark y yo alistamos maletas. Cada quien desde su esquina, al norte y al sur de este Continente. Apenas quedan un par de días para encontrarnos en Madrid. Han sido semanas de escritura y de mucha lectura, de compartir con mi familia y de entender aun más la historia de mi abuela y las voces que la habitan. Hace poco me enteré que Dorgee murió en SF, él era uno de mis vagabundos más queridos y uno de los personajes más entrañables que Mark me presentó en North Beach. Se queda en el recuerdo y en un par de poemas. Por otro lado, estos días han sido de mucho aprendizaje, hace poco regresé de Huayrapungo, como siempre, recargada del cariño de la Familia Sigcha. Allí fabriqué -con la ayuda de Memo- mi propia bocina, hecha de chaguarquero y cera de abeja, la misma que llevaré a España para tocar en medio de mi danza. Luego fuimos con Tupak, Franklin y Apu a las Ruinas de Rumicucho a visitar a Taita Carlos, quien terminó ofreciendo una ceremonia de fuego y tabaco en mi nombre, por el camino que se avecina. Y así, en el cerrito más alto, en medio de la noche, tuve la visión muy clara de un dragón, un dragón gigante que era yo. Supe entonces que mi verdadero lenguaje era el fuego. La niebla nos cubría cada vez más, y ya sólo se oían ladridos perros y el trinar de las aves insomnes. Sé que la realidad no me basta, por eso escribo, por eso amo, por eso viajo, por eso exploro, por eso vuelvo -insistentemente- a recrear mapas, por eso los extiendo, una y otra vez. El mundo es mi cuerpo.
Canta Camarón de la Isla mientras Mark y yo alistamos maletas. Cada quien desde su esquina, al norte y al sur de este Continente. Apenas quedan un par de días para encontrarnos en Madrid. Han sido semanas de escritura y de mucha lectura, de compartir con mi familia y de entender aun más la historia de mi abuela y las voces que la habitan. Hace poco me enteré que Dorgee murió en SF, él era uno de mis vagabundos más queridos y uno de los personajes más entrañables que Mark me presentó en North Beach. Se queda en el recuerdo y en un par de poemas. Por otro lado, estos días han sido de mucho aprendizaje, hace poco regresé de Huayrapungo, como siempre, recargada del cariño de la Familia Sigcha. Allí fabriqué -con la ayuda de Memo- mi propia bocina, hecha de chaguarquero y cera de abeja, la misma que llevaré a España para tocar en medio de mi danza. Luego fuimos con Tupak, Franklin y Apu a las Ruinas de Rumicucho a visitar a Taita Carlos, quien terminó ofreciendo una ceremonia de fuego y tabaco en mi nombre, por el camino que se avecina. Y así, en el cerrito más alto, en medio de la noche, tuve la visión muy clara de un dragón, un dragón gigante que era yo. Supe entonces que mi verdadero lenguaje era el fuego. La niebla nos cubría cada vez más, y ya sólo se oían ladridos perros y el trinar de las aves insomnes. Sé que la realidad no me basta, por eso escribo, por eso amo, por eso viajo, por eso exploro, por eso vuelvo -insistentemente- a recrear mapas, por eso los extiendo, una y otra vez. El mundo es mi cuerpo.