lunes, abril 23, 2012

Café Gijón


photo by Mark. Madrid. 2012


Luego de explorar varios rincones madrileños, llegamos al legendario Café Gijón, en el Paseo de Recoletos, fundado en 1888, donde solían llevarse a cabo las tertulias literarias de la Generación del 27 y la del 98, entre otros tantos escritores y poetas que han pasado por allí. Mark y yo, además de ser amantes de un buen café, nos gusta involucrarnos con la gente que trabaja en tabernas y restaurantes,   intercambiar anécdotas, acercarnos a sus vidas. En ese sentido tuvimos mucha suerte, puesto que aquí,  los elegantes camareros son gente sumamente sencilla y con muchísima chispa. Cada uno, con su forma de ser, no tuvo ningún reparo en contarnos las diversas historias que entre estas paredes se han dado a lo largo de los años. Uno de ellos lleva trabajando casi 40, por lo que uno puede hacerse la idea de todo lo que ha visto entre mesa y mesa. Y hay otro que se parece mucho peor mucho a John, un amigo de Mark que murió hace no mucho tiempo, y al que también yo le tenía cariño. Además sin pensarlo, me acabaron invitando a leer poesía en la siguiente tertulia literaria, que será en dos días. 

picoteando a media tarde

Mark y yo

con uno de los amables trabajadores del Café

Mientras tomábamos nuestro cafecito, un hombre de cabellos largos y blancos, y unos lentes de marcos gruesos, estaba sentado en la esquina, muy cerquita a nuestra mesa.  Se quedo sólo luego de que un a mujer al parecer le hiciera una entrevista. Su rostro, a pesar de que no lograba reconocerlo, me resultaba muy familiar. Mark se animó a preguntar algo y entonces terminó acercándose a nuestra mesa. Entonces nos dijo que se llamaba Antonio Granados Valdés, un insigne intelectual, escritor, pintor, crítico de arte, exsecretario general de las JSU de Huelva, preso político, y uno de los fundadores en Venezuela de "Libertad para España", que también nos compartió algunas anécdotas que tuvieron lugar en este Café. 

conversando con Antonio Granados Valdés

Muchos de los entrañables personajes del Café Gijón tienen reservado su rinconcito aún después de muertos. Según se entra a la derecha hay un puesto de venta de tabaco que desde 1976 hasta 2005 regentó el «cerillero» Alfonso González Pintor (1933-2006). En 2004 se colocó una placa en su honor a la entrada del local: «Aquí vendió tabaco y vio pasar la vida Alfonso, cerillero y anarquista».
Otra de las personas es Timonea Conde, denominada por muchos como «madame pimienton» y conocida como la «musa del Gijón». Se trata de una cantante frustrada que acaba cantando por los cafés cantantes del Madrid de la época.
Ignacio María de San Pedro, apodado «Don Cristobalía» se dedicó a vender versos delirantes y a subirse a las mesas del Gijón, así como del Pombo a reclamar el cambio del nombre de América, por el de Cristobalía (origen de su apodo).
«Manolo Pilares» y el gallego Ramón Cid Tesouro, ambos amigos y conocidos tertulianos que durante el transcurso de la guerra civil se encontraron un buen día en frentes opuestos. Mantuvieron posteriormente su amistad en la transición.


También se encuentran fotografías y placas de las tertulias de la Generación del 27 y del Garcilasismo. Y alguna que otra referencia a los clientes frecuentes como: Ramón del Valle-Inclán, Antonio Gala, Camilo José Cela, Gerardo Diego, Pérez Galdóz, Francisco Umbral, entre otros. 




Estamos en el piso de abajo, más conocido como el Sótano del Gijón. Mark dice que no volveré a ver un cuarto así, que le da la impresión de que estuviéramos al interior de un barco. En efecto, cuando bajamos, Mariano, uno de los camareros, nos dice que la sala está pensada como si fuese el interior de un barco. La sala en realidad es muy bonita. Todo los cuadros que la decoran son regalos de artistas. Cada uno es la combinación de un texto o poema de un escritor con el dibujo o pintura de algún ilustrador. Al ver las fechas y las diferentes dedidcatorias me da ganas de dejar a mí también algún recuerdo. Una cenefa atraviesa todo el salón, se tratan de postales originales del “Cortejo Nupcial SS.MN. El Rey Don Alfonso XII. La reina Doña María Cristina de Habsburgo. Cientos de caballos y soldados en miniatura, uno tras otro, decoran el lugar. 






 



Julián, otro de los camareros, nos explica que ninguna de las escenas se repite. Luego nos cuenta varias anécdotas de los artistas que forman parte de los cuadros en el cuarto, por ejemplo: la del ilustrador Alcaín. Julián que lleva trabajando en este café durante 39 años, conocé al ilustrador 38 años. “Ahora Alcaíl  está muy enfermo, pero puedo dar fe que durante 38 años él venía y pedía siempre lo mismo: dos copas de vino, una para él y otra para su hermano. Siempre decía que su hermano estaba aparcando el auto, pero nunca llegó a entrar, y al final,  Alcaín acababa siempre bebiéndose las dos copas.