viernes, abril 13, 2012

E.M. Ciorán



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En la Antigüedad, el filósofo que no escribía, pero pensaba, no se exponía al desprecio; desde que nos postramos ante la eficacia, la obra se ha convertido en el absoluto del vulgo; a quienes no producen se les considera «fracasados». Sin embargo, esos «fracasados» habrían sido los sabios de otros tiempos; ellos rehabilitarán nuestra época por no haber dejado trazas en ella.

E. M. Ciorán. Silogismos de la Amargura. Ed. Tusquets.  Barcelona 1990
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