sábado, abril 28, 2012

Artaud: La enajenación y la locura - J. Durozoi



Artaud se considera uno de estos "forzados de la sensibilidad", uno de los que, como a Van Gogh, llamará más tarde "suicidas de la sociedad". Mientras la sociedad pretende readaptar al "loco" a la vida normal, reintegrarle en la cotidianidad, Artaud demuestra que lo único que logra es una inadaptación cada vez más acusada a lo que es en realidad la existencia, una desintegración aun más pronunciada de la personalidad. La práctica psiquiátrica es el colmo de la práctica enajenadora porque toda práctica social, al plegarse a las leyes y normas admitidas, es enajenar en el sentido directo: hace del individuo otro del que debería ser, gravita con su peso exterior sobre su interioridad y la falsea. El ideal del psiquiatra es un individuo dentro de la sociedad, en tanto que la tentativa de Aratud no tiene otro sentido que el de extraerse a la sociedad para hacer que ésta le reconozca como diferente y, en consecuencia, para transformarla. De la misma suerte, Artaud no podría concebir intensión terapéutica alguna sino como voluntad de alejarle cada vez más de la verdad y su plenitud. Al hombre internado se le vacía de sí mismo, se le intenta suplantar por un "yo" artificial, congruente con las normas colectivas, es decir, con la mentira generalizada, con el sumiso no-pensamiento, con la aceptación de la pérdida del cuerpo. 

J. Durozoi. Ed Guadarrama. Madrid. 1975.

(M)