Qué bestia, carajo... no haya nada como perderse en el Tiempo y el espacio. Quedarme sin almuerzo y sin cena y sin hacer lo que supuestamente debía hacer, pero regresar a casa con 7 libros y una moneda extraña, en un idioma que parecería haber sido escrito en el manicomio de Mondragón o de Rodez, y a la cual encontré junto a una alcantarilla en el mismísimo callejón donde alguna una vez un tipo me apuntó. No olvido el arma. No la olvido. Pero ya no me asusta esa imagen. Es 35 de febrero. Soy feliz.
INCONSISTENCIA por MARLUS LEON
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Imperfección de las horas vacías que tejen mi piel
Absorta,
huida del ser,
de la vida,
de la materia que soy...
Imposibilidad de ser otra
acumulando
di...
Hace 24 minutos

