domingo, mayo 31, 2009

...y me fui con mis poemas a Machachi

Vista del Valle de Machachi
photo by Bob Kelley
Hace unos días viajé a Machachi. Para mi sorpresa fui invitada a un Festival Nacional de Poesía en esa ciudad. No conocía a ninguno de los participantes ni los organizadores, pero me entusiasmó el hecho de leer en un lugar en el que casi nunca se realizan eventos poéticos. Por eso, a pesar de que tenía un importante ensayo con mi grupo de danza (estamos a las puertas de varias presentaciones) acepté. El evento fue gratuito y la gran mayoría de asistentes fueron jóvenes de diferentes colegios. Teatro lleno. Historias de nuevos personajes.
Fue muy gracioso. Todos los poetas pasaron con sus libros. Yo era la única que andaba clasificando sus hojas sueltas.

El evento duró tres días. Yo sólo asistí el primero. Y a pesar de que me tocaba leer en en la noche, el organizador me informó que debía estar a las 4 y 30 de la tarde en la 6 de diciembre y Patria (Kitu), pues ahí me recogería un automóvil junto a otros 3 poetas para luego ir juntos a Machachi. Llegué 10 minutos tarde debido a una manifestación en alguna calle, lo que produjo una congestión vehicular y el bus tuvo que desviarse. Cuando llegué ya se habían ido, y como para variar no tenía saldo en mi celular, me tocó correr hasta una cabina y llamarle al chofer.

-¿Señor Cornejo?
-¿Sí?
-Soy Carla, una de las poetas que va a leer en Machachi. La que le llamó hace una media hora confirmándole que iría con usted.
-Ah, sí sí. ¿Cómo está?
-¿Que cómo estoy? sudada por haber corrido como loca hasta encontrar esta cabina porque ud no pudo esperarme 10 minutos, sabiendo que había una manifestación y algunas calles estaban bloquedas.
-Chuta, niña.
-¿Y ahora, qué hacemos?
-Ya, ya. Le voy a esperar aquí en la bomba de Gasolina de la Oriental. Véngase ahorita.
-Sólo escuché bomba de gasolina, así que pregunté en cuál.
-En la única de la oriental.
-Ok. salgo para allá. PERO NO SE IRÁ.
-No, no. No se procupe. ¿Cómo cree que le voy a dejar?
-????
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Colgué y salí flechada. Dos buseros hijosdesusmamitas pasaron flechados y no me pararon. Al fin el tercero paró y pude subir. En ese momento llamó Mark. Apenas se enteraba de que -en caso de alcanzar al automóvil- leería esa noche en Machachi. El punto es que llamó por una observación que él había hecho varias veces en mi blog, pero era la primera vez que me decía. Se trataba de la palabra Frisco (como una abreviación de San Francisco), a lo que me dijo que no es conveniente que la utilice. (Mark me lo contaba en medio de la bulla del bus y mi preocupación por alcanzar el auto en la gasolinera). Le pregunté si era incorrecto usar dicho término, y me dijo que no, pero que para la gente de San Francisco es como "un dolor de oídos". Y que sonaba chistoso. Dijo también que me enviaría por e-mail una referencia sobre un autor que incluso escribió un libro titulado "Don´t call it Frisco", se trataba del reconocido columnista Herb Caen. Lo cual me dejó pensando. Fue bueno aprender algo más respecto a esa ciudad a la que adoro, al fin y al cabo Mark ha vivido en ella desde pequeño y la conoce muy bien.
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Sin embargo, si usé el término en algunas ocasiones fue porque lo aprendí de algunos libros, películas y canciones. Por ejemplo, dice Bob Dylan en “Roving Gambler”: I gambled up in Washington, gambled over in Spain/I’m on my way to Frisco town/to knock down my last game. O canta Johnny Cash en “Give My Love to Rose”: He said they let me out of prison down in Frisco/For ten long years I’ve paid for what I’ve done/I was trying to get back to Louisiana/To see my Rose and get to know my son. Etc., etc., etc. Y en la vieja película Los Insaciables (THE CARPETBAGGERS, 1964), protagonizada por George Peppard, también la palabra Frisco es usada varias veces. O el título de la película The Frisco Kid (1979), dirigida por Robert Aldrich y protagonizada por Harrison Ford. Film que cuenta la historia de un peculiar rabino que llega a América desde Polonia para hacerse cargo de la dirección espiritual de una comunidad judía asentada en San Francisco. Así mismo el término Frisco aparece en algunos libros de la generación beat. Aun así, desconocía totalmente la otra cara de la moneda, por lo que la sugerencia de Mark es muy oportuna. Y lo más importante: me da pie para profundizar en el tema. Ya escribiré algo al respecto.

Album grabado en vivo en San Francisco, Fillmore West, Octubre 1970

Mark también me contó que el otro día, en el barrio donde él vive, había entrado un tipo como de su edad a una peluquería y -según entendí- (no podía escucharlo bien por el ruido en el bus) le había dicho a una de las muchachas que atendía que él tenía una cita y luego se disparó en la cabeza. Yo imaginé enseguida al tipo tirado en el suelo y la sangre corriendo mientras alguna señora con su cabello recién tinturado lo veía espantada. Hubiese querido que Mark me cuente más detalles sobre esa escena, pero yo ya había llegado a la bomba de gasolina. Así que me despedí al mismo tiempo que entraba al auto (los poetas alcanzaron a oir lo del tipo que se mató en la peluquería). Colgué y me acomodé en el poco espacio que quedaba.

-¿Eres poeta?, preguntó uno de los muchachos.
-Eso dicen, respondí.

Sonrieron. Nos presentamos. Luego, otro de los muchachos (en realidad ninguno eran tan muchacho, los dos hombres y una mujer estaban casi por los cuarenta. Yo era la única de 23) me dijo que lo disculpara pero tenía curiosidad de saber con quién hablaba, pues había escuchado que, antes de despedirme en spanglish, mencioné algo sobre un tipo que se había matado en una peluquería.
-Con Mark, le dije.
-Quién es Mark, preguntó.
-Pues esa sí que es una larga historia, amigo.
-Tiempo hay, dijo el otro.
-Bueno, en realidad todo empieza con un viaje...
Y les conté la historia (parte de ella) hasta que llegamos a Machachi. Lo chistoso fue que el chofer, el mismo señor Cornejo que inicialmente me había dejado, dijo: Qué bueno que no se quedó en Quito, me hubiese perdido de escuchar esa tremenda historia. Pero a esas alturas del camino ya se me había pasado las iras con él, así que sonreí.
Bajamos del auto, y como parte de la apertura del evento se presentaron los músicos de "Tambores y otros demonios", un grupo de danza y la infaltable banda de Pueblo.
La Banda de Pueblo (faltó un canelacito que abrigue la sangre) y la buena vibra de gente que pasaba por la calle y se iba quedando.

Antes de empezar el recital fuimos a una Cafetería cerca de la plaza. Nos dieron humitas y cafecito. Para calentarnos un poco (Machachi es helado!!!) y entre los que nos acompañaron estaban dos señoras muy buenas personas que se encargaron de conversarnos de la historia de Machachí, de los volcanes que la circundan, de las Ferias, de la agricultura, del paseo del chagra...etc. Una de ellas era muy parecida a la mamá del poeta bilbaino David Mardaras, por lo que le tomé cariño en seguida. Pues me recordó a mis días en País Vasco y la amabilidad que los padres de David tuvieron conmigo. Otra de las personas que estuvo ahí fue un Coronel, y como es sabido, no es que tenga afinidad con ese tipo de uniformes verdes y azules (sí, sí, tengo un par de excepciones), pero cuando Raúl -así se llama- empezó a contarnos sus historias debo reconocer que no me cayó mal.
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-Oiga, Coronel, parece muy buena gente para ser militar.
El Coronel sonrío.
-En todo caso, no me sorprendería. Si usted supiera las lecciones que me ha dado la vida-, acoté.
-No me diga que tuvo alguna historia con un militar.
-No. Fue con un policía-, se adelantó la muchacha que vino en el auto.

Y fue bueno que se enterara. Pasado el tema. El Coronel nos habló de varias anécdotas, de su viaje a Centroamérica, de su apoyo a que el servicio militar no sea obligatorio, de cuando uno de sus compañeros murió en sus brazos en la guerra del Cenepa, de sus amigos shuaras, de Pantaleón y las visitadoras, de cuando vivió en la frontera con Colombia, y de que le interesaba la poesía. El Coronel se quedó de principio a fin en el evento. Y antes de empezar me dijo que me escucharía atento. Yo le advertí que quizá alguno de mis poemas no le parezcan tan correctos y que en uno de ellos hago mención a su "honorable" Institución. Se trataba del poema "Pertenencias" en el que un par de versos hacen alusión a Victor Jara y a los militares que le cortaron las manos durante la dictadura.

Al finalizar, el Coronel se me acercó y me dijo que estaba impresionado, y que aunque sabe que yo no aceptaría dijo que le encantaría que alguna vez los soldados de su brigada pudiesen escucharme.

-Uy, Coronel, pone en riesgo a sus muchachos.
-¿Por qué, lo dice, Carlita?
-Porque es muy probable que los anime a que en verdad sean valientes y abandonen su uniforme.
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El Coronel sonríe y me dice que en todo caso la Brigada está a mis órdenes, que puedo visitarla cuando quiera. Que incluso puedo acampar y saltar de la torre más alta con esas cuerdas especiales cuyos nombres no recuerdo. Y yo le digo que dudo mucho que vaya de pasarela al estilo Marylin Monroe a "levantarles la moral" a los militares, pero que no sería mala idea dar un recital ahí. Subordinarlos a la maravilla de la palabra. A la experiencia hecha verso. Al brutal efecto de la poesía.
-Entonces... ¿se anima, Carlita?
-Tendrían que escuchar algunas cosas que quizá no les caiga muy bien, advierto.
-Pues que las escuchen.
-Si logro removerles algo por dentro, si eso ocurre al menos con uno, yo quedaré satisfecha.
El Coronel acepta.

Durante el recital, debo admitir que me sentí extraña. Ajena a la voz poética y a los temas de los otros participantes. No encajé en casi ninguno. Y, salvo un par de casos, los poemas me parecieron más bien pobres. Pero sin duda fue muy interesante la experiencia. Y una de esas excepciones a las que me refería es la del poeta: Ariruma Kowi, que incluso interactuó con el publico y leyó en Kichwua y en español. Ariruma es un poeta indígena, catedrático e investigador de la literatura Kichwua y la tradición oral. Entre su obra poética destacan: Mutsuktsurini (Quito, 1988), Tsaitsik: poemas para construir el futuro -edición bilingüe- (Ibarra, 1993). Además es autor del Diccionario de nombres kichwas. Con Ariruma hubo mucha simpatía, pues es sabido que Otavalo es una de las tierras que más quiero, así que conversamos laaargo. Ariruma me comentó sobre su participación en el pasado Festival Internacional de Poesía en Medellín, lástima que no haya sido este año, pues de haber sido así, se hubiese encontrado con Jack y Aggie. Al final, Ariruma me dijo que sería bueno que bailara con Tullpucuna en un homenaje que se está organizando en la memoria de mama Tránsito Amaguaña. Y eso me emocionó mucho, pero mucho mucho. Además me invitó a Otavalo para el Inty Raymi (Fiesta del Sol); le dije que el 21 será imposible pues bailaremos en el Itchimbía (Kitu), pero que el 22 con mucho gusto. Dijo que está bien pues el 22 habrán baños en el río y luego sanjuaneada de largo. ¡¡Juyay!!

Con el poeta Ariruma Kowi. Como prendedor me acompañó esa muñequita hecha por Leticia Vera que nos regalaron a las poetas del recital Poesía en los Bares III, en Illescas, España

Y así, entre poesía, comidita caliente y risas... se me hizo tarde. Y como debía regresar a Kitu esa misma noche (aunque ya era la madrugada del jueves), me despedí de los más cercanos y -tras darme cuenta de que había perdido mi celular (uno más a la lista)- me subí en el auto y fui desapareciendo entre la niebla de la carretera.

De cómo rescaté mi paquetito logroñés de las frías oficinas del Correo

¡Es increible! acabo de retirar un paquete enviado desde España hace casi UN MES!! Y no es que el paquete demoró tanto en llegar a Ecuador. No. Es que hace tan sólo un par de días me llegó la segunda notificación en la que indicaba que debía retirarlo. ¡¡Segunda Notificación!! ¿Cómo lo iba a retirar si nunca recibí la primera? Y claro, todo se debe a que la primera notificación había llegado justo cuando hubo cambios en la guardianía. Y seguramente les llegó a los guardias anteriores, por lo que el papelito desapareció. El punto es que jamás me enteré de nada. Todavía me cuesta creer que el pobre paquetito ha pasado semanas enteras en las frías salas del Correo Nacional. Pero bueno, tras el enojo y tras la multa (cada día se paga una cierta cantidad si no se retira) vino la EMOCIÓN y la SONRISA que gente como la del envío puede provocarme. Se trata de dos buenos amigos que -entre ellos- son como hermanos, mis queridos Pepe Pereza y Joanki. Uffff.. me han sorpendido, parezco una niñita con juguete nuevo, pero como Juanki es amante del anonimato me reservo su maravilloso gesto y detalles. Lo que si diré es que tengo nuevas películas, libros y música para disfrutar. Y si lo menciono aquí, Pepe, Joanki, es para que sepan que me dio mucha rabia saber que ese paquete yacía como un bebé abandonado, y estoy segura de que ustedes se habrán preguntado en estas semanas por qué esta muchacha ni siquiera nos ha mandado un mail cortito que al menos diga "gracias, me llegó el paquete". Y obviamente, como nunca lo recibí, no les he dicho absolutamente nada el respecto.
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Pues ahora -mientras escucho a la buena de Lila Downs-, se los digo: GRACIAS, gracias a los dos (y a Nico), por seguir en mi camino. Se les extraña, carajo, se les extraña.

Juan Carlos Onetti - Cuando ya no importe

(Montevideo, 1 de julio-Madrid 30 de mayo, 1994)
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Han pasado 15 años desde que murió Onetti. Y yo sigo reviviéndolo cada vez que abro sus libros... y vuelvo a leerlo.
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¡A tu memoria, maestro!
(fragmento)
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Ahora, tan lejos y tan solo como siempre, me obligué a escribir el final.
Tal vez lo haga por un oscuro, incomprendido deseo de venganza. Acaso para aliviar una culpa que no quise tener.
Aquí estoy nuevamente. Desnudo y no es literatura porque este verano es rabioso para los pobres y lo siento vibrar implacable contra el techo de chapas de la pocilga en que vivo.
Esta vez logré huir sin ayuda y dejé todo allá en Santamaría Vieja, lugar que estuve aprendiendo a querer. Cuando vi los uniformes moviéndose en las sombras verdes de mi bosque de enfrente, comprendí que tenía que escapar de un destino policial.
Ahora, sudando y tomando un vino retinto de Lorenzo, soy un pobre de solemnidad y un solo de solemnidad.
Y cada anochecer vuelve el recuerdo de los días ya gastados, de mi acto canalla.
Repito que no sé bien por que lo escribo.
Yo estaba sentado junto a la mesa; la tarde era tibia y yo, ahí en la casona, único habitante aparte de Tra, perseguidor de moscas siempre frustrado, yo escribiendo y saboreando lento un whisky irlandés, regalo del médico.
Hasta que el perro hizo un corto ladrido cariñoso. (A veces, cuando el recuerdo vuelve a doler y tengo unos tragos de más, culpo al sol por mi humillación.)"
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Juan Carlos Onetti. Cuando ya no importe. Alfaguara. 1993

sábado, mayo 30, 2009

CREATURA No 40

Fotografía, poesía, crónicas, viñetas y maaás, en el fanzine independiente CREATURA, que está a cargo de un grupo de artistas de Illescas, Toledo (España). Y que en esta, su édición No 40, nos trae una interesante entrevista que el Kebran le hace al dibujante Juan Kalvellido.
Para mayor detalle, el índice lo encuentras pisando firme aquí.
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Gracias, Kebran.

viernes, mayo 29, 2009

Las enseñanzas de Memo

Hay que mirar con el corazón, me decía Memo mientras me indicaba los dos carrizos que la noche anterior el gran espíritu le había regalado. Memo se los había pedido para acompañar con su tambor nuestra danza el próximo Inti Raymi. Memo recogió tres carrizos iniciales, pero uno se le cayó al fuego, y decidió que se quedara ahí hasta consumirse. Los dos restantes quiso limarlos, pero cuando iba a hacerlo se percató de que se trataban de dos serpientes. Hay que aprender a mirar con el corazón, me decía. Y juntos lo vimos muy claro. Estaban ahí: macho y hembra observándonos. Memo tomó mi mano y - abriéndola- me entregó una de las serpientes. Yo la apreté muy fuerte y la estrellé contra la superficie del tambor. El sonido pareció salir de otra dimensión. El cuero de chivo emanó una vibración que incluso atrajo a los más lejanos. A continuación, Memo comenzó a producir sonidos guturales, sonidos que había soñado luego de recoger los carrizos en la oscuridad. Este será el sonido que te acompañará mientras lleves el fuego el 21, me dijo. Luego me explicó que los antiguos realizaban sus ceremonias únicamente con sonidos guturales, tan potententes que lo estremecían todo. Memo me estremece a mí con todo su conocimiento y generosidad. Memo me regala frases como "Hay que aprender a morir para no temerle a la vida". Y luego me cuenta de su viaje cuando tomó salvia con un taita brasileño. Luego me pregunta sobre el peyote. Y yo le cuento algunas cosas que sucedieron en la ceremonia que tuve en Nuevo México junto a los indios Taos. Memo nuevamente toca el tambor y yo recuerdo un fragmento de Las Enseñanzas de Don Juan:
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Miércoles, 20 de enero, 1965
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Don Juan no habló de mi experiencia, ni me pidió que se la relatara. Solamente comentó que me había dormido de­masiado pronto.
‑La única forma de seguir despierto es convertirse en pájaro o grillo o algo por el estilo ‑dijo.
‑¿Cómo se hace eso, don Juan?
‑Es lo que te estoy enseñando. ¿Te acuerdas de lo que te dije ayer cuando estabas sin cuerpo?
‑No puedo recordar claramente.
Yo soy un cuervo. Te estoy enseñando a convertirte en cuervo. Cuando aprendas eso, seguirás despierto y te moverás con libertad; de otro modo siempre estarás pegado al suelo, dondequiera que caigas.

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Memo y yo sentimos que en algún momento compartiremos alguna medicina. Quizá sea Ayahuasca. Uno de sus amigos es Tagaeri, y es probable que dentro de poco viaje desde la amazonía hasta Kitu. Memo está lleno de inmensidad. Nos quedamos un momento en silencio observando el horizonte. De repente Memo rompe el silencio para hablarme de búhos y otras aves nocturnas. Memo habla de mí. Volvemos a quedarnos en silencio. Memo es un halcón. Pero también es un lobo. Memo vuela y aúlla. Sin miedo. Él aprendió a morir, por eso no le teme a la vida.

jueves, mayo 28, 2009

San Francisco: Jazz, poesía y cine mudo a la vista

Grant Street.
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El tiempo vuela, vuela, vuela. En poquito más de un mes estaré flying back to San Francisco. Mi querido Jack sigue en Italia, pero desde allá me envía muy buenas noticias para mí (lo contaré mañana), y también para él y Aggie, pues resulta que los dos fueron invitados a participar en el XIX Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia), del 4 al 9 de julio. My lindo también me envía el conjunto de poemas que escogimos para mis lecturas y las respectivas traducciones al inglés. ¡Qué emoción! Parezco loquita, leyéndolos una y otra vez en voz alta. I like the sound of my poems in English, floating in my room. Todo cada vez más listo para el Festival de Poesía. Empiezo a sentir vértigo (pero del bueno).
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Por otro lado se ha contactado conmigo Emmanuel Sigauke, poeta y editor africano que vive en Sacramento, a media hora de San Francisco. Emmanuel es muy amigo de uno de los 15 poetas invitados: Ignatius Mabasa, también de Zimbawe, y al ver que mi nombre estaba en la nómina de participantes, leyó un fragmento de algún texto mío y le gustó, por lo que me ha invitado -aprovechando que me quedaré en Frisco varios meses- a un recital que él organizará para mí, en Sacramento. Lo cual me emociona mucho también.
Emmanuel Sigauke

Es increíble, parece que fue ayer que estuve en las calles de San Fran. Llegando con mis shorts y mi gorra, con apenas una mochila al hombro y mis poemas sueltos en hojas arrugadas. Sin conocer a nadie. Y ahora de vuelta. Invitada al Festival más importante de poesía en Frisco. Con varios de mis poemas publicados. Y con una sarta de locos y amigos esperándome. Allá cumpliré mis 24, el 4 de julio. Qué extraño será. Todo un país celebrando con juegos pirotécnicos su independencia. Y yo celebrando la mía. Lo malo es que ese día no estará Jack ni Aggie, pues paradójicamente viajarán muy cerquita a mi país. Y Mark creo que tendrá que trabajar (fuck!). Pero bueno, mi gran consuelo es que las calles y los cafés y las historias serán mías. Y un par de eventos que desde ya me apunto. Lo bueno de viajar en verano es que la mayoría de programas -muchos de ellos gratuitos- se dan por esa época. Acabo de enterarme de al menos dos interesantes festivales que me caen como anillo al dedo:
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FILLMORE JAZZ FESTIVAL 2009

poster by David Lance Goines 2008

4-5 julio
(mi cumpleaños al ritmo de jazz)
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El más grande Festival gratuito de Jazz en la Costa Oeste, realizado en la Calle Fillmore, entre Jackson & Eddy Streets, acogiendo a más de 90.000 visitantes durante el fin de semana. Desde el amanecer, los asistentes pueden disfutar del género en múltiples escenarios a lo largo de más de 8 cuadras, donde también ser ofrecen artesanías, comida y bebidas de todo tipo. Este año, el espectáculo continúa la tradición de presentar artistas de todo el espectro del Jazz.
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Haciendo un poco de historia: El Fillmore Jazz Festival se realiza anualmente desde hace 22 años, sobre la calle Fillmore en San Francisco. Cuando corrían los años 30 y en plena Segunda Guerra Mundial esta calle estaba repleta de clubes de jazz. En estos recintos se podía disfrutar de talentos legendarios como Ella Fitzgerald, Duke Ellington, Count Basie y Billie Holliday. La historia cuenta que el único lugar donde Louis Armstrong y Charlie Parker estuvieron bajo el mismo techo fue en uno de estos clubes y donde también John Handy tocó Bop City con John Coltrane, son algunas de las innumerables anécdotas que existen sobre esta mítica calle ligada tan profundamente al jazz.A partir de los años 60 se comenzó la reconstrucción artística del lugar con espacios donde compartieron escenario y mesas artistas tales como Janis Joplin, Grateful Dead, Dr Lonnie Smith y muchos otros.Actualmente el lugar se ha revitalizado y convertido en un museo viviente con más de 200 comercios y clubes destinados a la difusión del jazz más genuino.
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THE SAN FRANCISCO SILENT FILM FESTIVAL 2009

10-17 julio
Será la edición número 14. Y será en el histórico Castro Theater que también visité la vez pasada. Una semana en la que se proyectarán diversas joyas del cine mudo. Y para una que es amante del misterio del silencio y de la maravilla del buen cine, esto es un verdadero lujo. La selección combina clásicos de América, así como películas poco conocidas y/o recientemente restauradas. Además de importantes trabajos internacionales, que incluyen películas de China, India, Mexico, Brasil, Japón , Francia y Rusia. Se ofrecerán actividades paralelas como conversatorios con realizadores, actores, críticos de cine, etc.

En Castro Theater

Y desde luego... el Festival International de Poesía de San Francisco, del 23 a 27 de julio en el Palace of Fine Arts, y en diversas calles, plazas, cafés, librerías, bibliotecas de toda la ciudad. Festival en el que esta niña vieja tendrá el honor de participar.

Ya puedo sentir el aire del West Coast, ya casi puedo oler a su gente.

miércoles, mayo 27, 2009

De Tullpucuna, Pizarnik, paradojas... y si Nietzsche hubiese tomado San Pedro

Con bandolín en mano, junto al grupo de música andina Sury

Esta última semana ha sido maravillosa. Nuevas puertas, rostros, voces se han abierto. He aprendido mucho estos últimos días: sitios de poder, gente guerrera, conocimiento ancestral. Demasiados regalos como para digerirlos en tan poco tiempo. Pero sigo alimentando en mi cabeza un par de proyectos que se van consolidando. Y de los que no hablaré en mucho tiempo -al menos no explícitamente-, hasta cuando sea algo más concreto. Pero tiene que ver con una gran historia. GRAN GRAN historia.
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Con la danza vuelo. La música y los movimientos de mi cuerpo son la posibilidad de ser el animal que yo disponga. Jaguar, serpiente, quinde, cuviví. La danza me vuelve menos fragmentada. Cabeza, pies, manos, corazón. Bum bum. Como Taruka solía decirme: no se baila con los pies sino con el corazón. Y es cierto. El corazón es el gran director de la orquesta. Él es quien va marcando el ritmo. Bum-Bum. Bum-Bum. Mi tambor es muy fuerte. Todos llevamos un tambor adentro. Pero no todos lo saben.

Carla y mama tullpu ensayando el "yaku"
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Estoy feliz. TULLPUCUNA está ensayando mucho. Se vienen varias fechas imporantes en nuestro calendario andino y queremos bailar entregando el corazón, dejando nuestro mensaje a los lugares a los que vayamos. Varias presentaciones a la vista. La del 21 de junio será la más importante. Inti Raymi. La fiesta del Sol. Jatari Jatari. Bailaremos en el Itchimbía para activarlo. Ya empezamos a practicar con el grupo de música andina Sury. Todos ellos son de Otavalo. Y hemos hecho un muy buen equipo. Ellos tocan y cantan. Nosotros bailamos. Pero al cabo de un rato la emoción nos gana y todos acabamos formando un círculo, todos bailando y cantando. El domingo no teníamos donde ensayar y mama Tullpu ofreció nuestra casa. Entonces todos subimos con sampoñas, guitarras, charangos, bandolines, armónica, flautas y violín a la terraza. Sasá y Memo también vinieron. Juntamos leña y carbón, cortamos muchos plátanos maduros y los pusimos a asar. Empezamos por la tarde. Y fuimos testigos de cómo las montañas se iban perfilando entre la niebla a medida que caía la noche.
Varios ñaños Tullpus y SurySasá, Carla y Memo asando platanitos maduros

Jaime, el maestro del violín
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Memo nos invitó el otro día a su casa, allá en la quebrada seca. Memo ha sido una verdadera bendición en el camino. Memo es mucha luz, mucha luz. Memo ha aparecido en el momento justo. Memo sido el puente para esa GRAN historia a la que me refería. Memo es un guerrero. Mitad lobo. Mitad Halcón. Memo es muchas luz, igual que sus padres. Doña Marina, gran mujer, ella vivió en carne propia los abusos contra el runa en las haciendas, ella luchó junto a mama Tránsito Amaguaña. Y qué decir de su padre: Don Chugchurillo, último mishquero de Pomasqui. Amigo fiel del penco, del arte de sacar el "agua miel", el chaguarmishque. Y su bisabuelo de 105 años. Y su familia: 50 que danzan -entre grande y chicos- vestidos de pumas, soplando ocarinas, moviendo sonajas, despertando conciencias.
De izq. a der. Memo, Yo, Chío, Marina, Pao, Karlita
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Definitivamente todos los sitios a los que he viajado me han dejado grandes enseñanzas, pero ninguno como mi tierra. Por más que quisiera desligarme, sentirme ajena (cosa que no quiero en absoluto), no podría. No me refiero a lo que pasa en la Gran Ciudad, a vista y paciencia de todos (y en donde también disfruto, cómo no), se trata de algo que va más allá. Si tan sólo pudiese explicarlo, si tan sólo pudiesen experimentar las cosas que aquí he experimenado, las historias y gente que he conocido. Soy muy afortunada, estoy conciente. Y cuando vivo cosas como las que viví en la quebrada seca el otro día, pienso, por ejemplo, en Nietzsche. ¿Qué hubiese pasado si el filósofo llegaba a conocer a la familia de Memo? Seguro se hubiese replanteado muchas cosas, muchas muchas cosas. Talvez yo lo haga por él.

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Nuevamente pienso en Nietzsche. ¿Hubiese sido el mismo de haber conocido a los herederos de Collaguaso, de Atahualpa o la Quilago? Seguro que no. Ahora mismo veo a Memo retándolo a tomarse San Pedro frente al fueguito sagrado. Nietzsche, sentado sobre la tierra, me mira incrédulo. Yo sonrío desde mi sitio, y muevo la cabeza invitándolo a tomar la medicina. Tómate -le digo-. Y, una vez que retornes, me cuentas qué te dijo Zaratustra.

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Gato Negro me envió un paquete hace varios días. Gato Negro es un verdadero anarquista. No de los de boca sino de los que se preparan, se organizan y luchan por cumplir su ideal, algún día. No hablo de formas: de música, de ropa, de discursos vacíos. No. Hablo de conenido, de propuestas, de argumentos. Gato Negro es un verdadero libertario. Gato Negro forma parte de una linda historia que tuve hace mucho tiempo. Gato Negro es un buen muchacho. Gato Negro es mi amigo. Gato Negro no sabe que me enamoré de un viejo policía en el país que él literalmente detesta. Gato Negro no entendería. Gato Negro me envió un paquete hace varios días. Una carta escrita con su puño y letra, varios fanzines y un libro: La Estética Anarquista de André Reszler. Gato Negro me pidió que le responda máximo hasta el jueves. Y han pasado varios días y no le he respondido. Tengo todas las ganas de hacerlo. Y lo haré. No sé que estará pensando. Pero evidentemente estará molesto por dentro. Pero no podía hacerlo. No me gusta que me impongan fechas, y menos que lo haga un anarquista. Mark nunca me ha impuesto nada. El policía jamás me ha impuesto nada. Sigo llena de paradojas.
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Entré a la librería en la que no hace mucho, por anotar en mi libreta algunos aforismos de Heráclito, me amenzaron con sacarme, pues estaba prohibido tomar apuntes y yo no obedecí. El punto es que esta vez me encontré con un nuevo libro de Alejandra Pizarnik en el estante. En realidad era una recopilación de su prosa. Lo abrí, leí un par de párrafos y me enganché tanto que quise comprarlo, pero no tenía más que un par de dólares en el bolsillo. Así que me senté en una esquina y empecé a leerlo. No sé cuánto tiempo pasaría, pero llegué a leerme casi la mitad. Me olvidé del mundo entero. Sólo eran las palabras de Alejandra en ese momento. No quise tener problemas con el librero, así que si alguna frase me gustaba, la repetía mentalmente al menos cinco veces hasta memorizarla. Dos de ellas pude escribirlas en mi teléfono celular, burlando al vigilante. Me sentía extraña. Coño, no estaba hurtando ningún libro, pero sentía algo parecido sólo por camuflar a Alejandra en mi celular. Ni siquiera recuerdo el título del libro. Pero al cerrarlo, y al devolverlo al estante, quise besar a Alejandra y darle las gracias. Encontré nuevas razones para quererla. Espero regresar una de estas tardes para acabar el libro.
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Alejandra también era un animal nocturno.

martes, mayo 26, 2009

Silencio - Clarice Lispector

(fragmento)
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"Al fin llegaron, los malditos. Y miraban a aquella eterna Viuda, la gran Solitaria que fascinaba a todos, y los hombres y las mujeres no podían resistir y querían aproximarse a ella para amarla muriendo, pero ella con un gesto los mantenía a todos a distancia. Ellos querían amarla con un amor extraño que vibra en la muerte. No se inquietaban por amarla muriendo. El manto de Ella-él era de sufrido color rosa. Pero las mercenarias del sexo en festín intentaban imitarla en vano.
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(...)
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Él-ella con las siete notas musicales conseguía el aullido. Así como con las mismas siete notas podría crear música sacra. Ellos oían dentro de ellos mismos el do-re-mi-fa-sol-la-si, el si suave y agudísimo. Ellos eran independientes y soberanos, a pesar de estar guiados por Él-ella. Rugiendo la muerte en los poros oscuros. Fuego, grito, color, vicio, cruz. Estoy vigilante en el mundo: de noche vivo y de día duermo, huyo. Yo, como olfato de perro, orgiástico."
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Del cuento Donde estuviste de noche.
Clarice Lispector. Silencio. Ed. Grijalbo. Barcelona. 1988

lunes, mayo 25, 2009

Miles Davis

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(EE.UU. 25 de mayo de 1926 - 28 de septiembre de 1981)
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"Los blancos esperan de los músicos negros una determinada forma de comportarse – al igual que han puesto una etiqueta definitiva a la raza negra. Esto se remonta a la época de la esclavitud. El tío Tom es una creación de los Blancos. Cada niño negro crece viendo que la mejor manera de que los blancos le traten bien es haciendo muecas y el payaso. Esto ayuda a los blancos a tener menos remordimientos por sus actos contra los negros, y esto es algo que se prolonga hasta hoy. Si lo aplicas a los músicos, los blancos no sólo quieren vernos tocar un instrumento sino también hacer muecas y bailar. Odio hablar de racismo. Si digo que algunos de mis mejores amigos son blancos, no miento. Los únicos blancos a los que odio son los racistas. Si a uno le duele un zapato, pues no se lo pone. No me gustan los blancos que me hacen sentir que no pueden entender que los negros –pero también los chinos, los puertorriqueños o cualquier raza diferente a la blanca– deseen que su dignidad sea reconocida y deseen ser respetados. No digo que todos los negros sean seres maravillosos. Hay muchos negros que no puedo ni ver. Sobre todo los que actúan tal y como los blancos desean verlos actuar. Me sacan de quicio..."
(1963)

A continuación comparto un video del "Picasso del jazz" Miles Davis, interpretando "So What", junto a otro grande del género: John Coltrane.
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A tu memoria, querido Miles.

Que tu trompeta nos siga elevando.

Alberto Korda - Autorretrato

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Autorretrato. 1954
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Cuba, 14 de septiembre de 1928 - París, 25 de mayo de 2001

sábado, mayo 23, 2009

El cuerpo - Milan Kundera


"El famoso pintor Salvador Dalí y su mujer Gala, cuando eran ya muy mayores, tenían un conejo amaestrado al que querían mucho y que no se alejaba nunca de ellos. En una ocasión tenían que hacer un largo viaje y estuvieron discutiendo hasta muy entrada la noche qué hacer con el conejo. Era complicado llevarlo y era difícil confiárselo a alguien, porque el conejo desconfiaba de la gente. Al día siguiente Gala cocinó y Dalí disfrutó de una comida excelente hasta que comprendió que estaba comiendo carne de conejo. Se levantó de la mesa y corrió al retrete donde vomitó al amado animalito, al fiel amigo de su vejez. En cambio Gala estaba feliz de que aquel a quien amaba hubiera penetrado en sus entrañas, las acariciara y se convirtiera en parte del cuerpo de su ama. No existía para ella una realización más perfecta del amor que la de comerse al amado. En comparación con esta fusión de los cuerpos, el acto sexual le parecía sólo una ridícula cosquilla.
Laura era como Gala. Agnes era como Dalí. Había mucha gente a la que quería, mujeres y hombres, pero si por un curioso convenio se estableciese como condición para la amistad que tendría que ocuparse de sonarles sus narices con regularidad, hubiera preferido vivir sin amigos. Laura, que conocía la repugnancia que estas cosas le producían a su hermana, la atacaba: «¿Qué significa la simpatía que sientes por alguien? ¿Cómo puedes excluir el cuerpo de esa simpatía? Si a una persona le quitas el cuerpo, ¿sigue siendo una persona?».
Sí, Laura era como Gala, perfectamente identificada con su cuerpo, en el que se sentía como en un habitáculo magníficamente instalado. Y el cuerpo no era solamente lo que veía en el espejo, lo más preciado estaba dentro. Por eso los nombres de los órganos corporales se convirtieron en componentes predilectos de su vocabulario. Cuando quería expresar la desesperación hasta la que la había llevado el día anterior su amante, decía: «En cuanto se fue, tuve que vomitar». A pesar de que Laura hablaba con frecuencia de sus vómitos, Agnes no estaba segura de que su hermana hubiera vomitado alguna vez. El vómito no era para Laura verdad, sino poesía: una metáfora, una imagen lírica del dolor y el desagrado."
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Milan Kundera. La Inmortalidad. Ed. Tusquets. Barcelona.

viernes, mayo 22, 2009

Un texto de Anais Nin completándome

Carla walking in the dark self-portrait
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"Soledad. Pretendo estar dividida, busco esta tensión y fluidez multilateral. Es mi auténtica expresión. Cuando camino a solas durante horas, acepto lo que soy. Dejo de censurarme y no permitiré que me censuren. Obediencia al misterio, que el diario sólo pretende describir, no explicar.
Henry duerme dentro de mí como mi sangre y mi carne, duerme y se agita. Artaud acosa mi imaginación y despierta mi fiebre, despierta la eflorescencia sobrenatural que se esfuerza en el espacio, que aspira a lo alto.
Henry ha observado que, cuando vivo unos días con él, me hago más pesada, inerte y oriental -más espesa-, mi cuerpo se expande y la exaltación desciende en círculos perfectos y acusados, en pleamares y resacas.
Aquí, sola, camino con el cuerpo pesado y la conciencia ligera".
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Anais Nin. Incesto. Diario Amoroso. Ed. Siruela. Madrid. 1995

jueves, mayo 21, 2009

Disneylandia: el modelo perfecto de simulación... a propósito de un texto de Baudrillard

Carla. Disneylandia, Orlando, Fl.
1997

A sus doce años, las niña que aparece en la fotografía paseaba entre ratones amigables, príncipes azules y máquinas del tiempo. Todo ello en un mundo simulado llamado Disneylandia, que a su vez se encontraba al interior de otro mundo también simulado, muy distinto al que ella en realidad pertenecía. La pequeña se divirtió mucho, desde luego, pero ya desde entonces sabía que -como toda simulación- en ese lugar todos fingían. Todos. Los adultos eran niños, los niños caricaturas y las caricaturas eran dioses. Todo era fantástico. Pero -como todo encantamiento- estaba condenado al tiempo (o que lo diga cenicienta).

Once años más tarde, la niña -ya crecidita y con más experiencia- supo que en el mundo real ni había ratones amigables -o al menos no que firmaran autógrafos- ni príncipes azules ni máquinas del tiempo. O mejor dicho, sabía que sí existía todo eso, pero de otra forma. Pues durante sus viajes C. había conocido un par de ratas amigables en algunas estaciones de buses Greyhound y en algunos suburbios, pero eran ratas ya retiradas, es decir habían salido de la cárcel hace muchos años y no querían recaer. En cuanto a su príncipe azul, de azul sólo llevaba el uniforme, y -menos mal- no ostentaba corona alguna; por eso, en vez de bailar un vals en algún palacio de cristal, se sentaban a escuchar viejos blues en algún bar de San Francisco hasta que los dueños lo cerraran. También descubrió que las máquinas del tiempo eran peligrosas, pues ella misma experimentó varias veces la desesperación de quedarse atrapada, y supo entonces que con el Tiempo no se juega. Mucho pasado succiona la calma. Mucho futuro nos quita el sueño.
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Por eso, cuando C. llegó a Los Ángeles y se internó en Orange County, se topó con ese mismo letrero de hace doce años en Florida. La bienvenida al parque de las simulaciones era la misma. Pero ahora era California. Y Disneylandia estaba a solo un paso. Bastaba con cruzar la puerta y caminar unos cuantos metros. Pero C. ya estaba prevenida. Se acordó del filósofo Jean Baudrillard, y de su libro Cultura y Simulacro, donde en uno de sus capítulos explica porqué Disneylandia es el modelo perfecto de simulación. Entonces C. no pudo evitar sonrerir con cierto aire de confianza, pues esta vez ella veía las cosas desde afuera, esta vez tenía conciencia. C. observaba como cientos de personas entraban y salían sudorosas y felices. Pero ella quería silencio, realismo y soledad. Además no le sobraba tiempo, ni dinero. Así que decidió ir al Green Hills Memorial Park, en San Pedro, el cementerio donde Bukowski -que tampoco gustaba de multitudes y simulaciones- tiene su propio departamento subterráneo. No sería un parque de diversiones, pero era lo que ella buscaba. Así que, sin pensarlo dos veces, C. dio media vuelta y aligeró el paso para encontrar algún bus que la llevara. En el camino sintió como el sol le quemaba la piel, y alejándose de Disneylandia, C. levantó el rostro y vio como el sol de California le saludaba, sonrió una vez más y siguió caminando sin bajar la mirada, pues sabía que ese sol era lo único real, y que ese instante le pertenecía.
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A la entrada del parque de las simulaciones.
Downtown Disney . Los Ángeles, Ca.
2008

La Precesión de los Simulacros

Por Jean Baudrillard

(fragmento)

"Disneylandia es un modelo perfecto de todos los órdenes de simulacros entremezclados. En principio es un juego de ilusiones y de fantasmas: los Piratas, la Frontera, el Mundo Futuro, etcétera. Suele creerse que este mundo imaginario es la causa del éxito de Disneylandia, pero lo que atrae a las multitudes es, sin duda y sobre todo, el microcosmos social, el goce religioso, en miniatura, de la América real, la perfecta escenificación de los propios placeres y contrariedades. Uno aparca fuera, hace cola estando dentro y es completamente abandonado al salir. La única fantasmagoría en este mundo imaginario proviene de la ternura y calor que las masas emanan y del excesivo número de gadgets aptos para mantener el efecto multitudinario. El contraste con la soledad absoluta del parking —auténtico campo de concentración—, es total. O, mejor: dentro, todo un abanico de gadgets magnetiza a la multitud canalizándola en flujos dirigidos; fuera, la soledad, dirigida hacia un solo gadget, el «verdadero», el automóvil. Por una extraña coincidencia (aunque sin duda tiene que ver con el embrujo propio de semejante universo), este mundo infantil congelado resulta haber sido concebido y realizado por un hombre hoy congelado también: Walt Disney, quien espera su resurrección arropado por 180 grados centígrados.

Por doquier, pues, en Disneylandia, se dibuja el perfil objetivo de América, incluso en la morfología de los individuos y de la multitud. Todos los valores son allí exaltados por la miniatura y el dibujo animado. Embalsamados y pacificados. De ahí la posibilidad (L. Marín lo ha llevado a cabo excelentemente en «Utópiques, Jeux d’Espaces ») de un análisis ideológico de Disneylandia:
núcleo del «american way of life», penegírico de los valores americanos, etc., trasposición idealizada, en fin, de una realidad contradictoria. Pero todo esto oculta otra cosa y tal trama «ideológica» no sirve más que como tapadera de una simulación de tercer orden: Disneylandia existe para ocultar que es el país «real», toda la América «real», una Disneylandia (al modo como las prisiones existen para ocultar que es todo lo social, en su banal omnipresencia, lo que es carcelario). Disneylandia es presentada como imaginaria con la finalidad de hacer creer que el resto es real, mientras que cuanto la rodea, Los Ángeles, América entera, no es ya real, sino perteneciente al orden de lo hiperreal y de la simulación. No se trata de una interpretación falsa de la realidad (la ideología), sino de ocultar que la realidad ya no es la realidad y, por tanto, de salvar el principio de realidad.

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Lo imaginario de Disneylandia no es ni verdadero ni falso, es un mecanismo de disuasión puesto en funcionamiento para regenerar a contrapelo la ficción de lo real. Degeneración de lo imaginario que traduce su irrealidad infantil. Semejante mundo se pretende infantil para hacer creer que los adultos están más allá, en el mundo «real», y para esconder que el verdadero infantilismo está en todas partes y es el infantilismo de los adultos que viene a jugar a ser niños para convertir en ilusión su infantilismo real. Además, Disneylandia no es un caso único. Enchanted Village, Magic Mountain, Marine World... Los Ángeles está rodeada de esta especie de centrales imaginarias que alimentan con una energía propia de lo real una ciudad cuyo misterio consiste precisamente en no ser más que un canal de circulación incesante, irreal. Ciudad de extensión fabulosa, pero sin espacio, sin dimensión. Tanto como de centrales eléctricas y atómicas, tanto como de estudios de cine, esta ciudad, que no es más que un inmenso escenario y un travelling perpetuo, tiene necesidad del viejo recurso imaginario hecho de signos infantiles y de espejismos trucados.
Disneylandia muestra que lo real y lo imaginario perecen de la misma muerte. A una realidad diáfana responde una imaginación exangüe. Pero hubo un tiempo de poder para lo imaginario de igual modo que hubo una fase de poder de lo real, aunque ambas se hayan cumplido ya hoy en día".
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Cultura y Simulacro. Jean Baudrillard. Ed Kairós. Barcelona. 1994
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miércoles, mayo 20, 2009

Officer 2189

The old cop and the anarchist girl
S. F

Officer 2189
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Quién cuidará de ti
al terminar el día
cuando vuelvas a ser hombre
y no el número inscrito en tu estrella
Quién quitará de tus oídos
el ruido de las sirenas
Quién te sacará el disfraz
y hará tu cuerpo más liviano
Quién descargará las armas
para dejar limpias tus manos
Quién abrirá tus candados
si fui yo quien se comió las llaves.
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De "Va por cuenta del destino"
(inédito)

martes, mayo 19, 2009

Neeli y yo.. de cartas y buenos amigos

Con Neeli en Specs.
San Francisco

Estos días he pensado mucho sobre la amistad, es decir sobre el ser y estar, la relatividad -una vez más- del tiempo y del espacio, así como el efecto que nos puede causar una palabra precisa, en el momento exacto, o, en su defecto, el silencio. Definitivamente uno aprende con el tiempo a no esperar (y es de las cosas que más me cuesta), y, desde luego, el goce de recibir aquello que no se esperaba. En medio de todo ello, estuve revisando mi correspondencia, y una vez más me di cuenta de lo afortunada que soy al tener acumulados pequeños-grandes tesoros que dan cuenta de ese "ser y estar" al que me refería arriba. Tesoros que, como es lógico, quizá lo sean sólo para mí. Lo que es indudable es que el camino me ha dejado gente jodidamente especial, con la que puedo contar y aprender, y supongo que eso -junto a otras cosas buenas de la vida- me da el equilibrio para pensar que no todo en mi destino está cruzado, atemporal o prohibido.

En fin, una de esas cartas, por ejemplo, es la del poeta Neeli Chercovski. A quien en menos de dos meses volvere a ver. Coño, Neeli se me ha vuelto tan familiar, tan cercano, y recibo de él palabras que no dejan de sorprenderme. Sólo pienso en todo lo que él ha vivido y la gente brutalmente interesante que ha conocido y todos los proyectos que tiene en mente... que no puedo evitar sentirme feliz por su sencillez, por su tiempo, por hacerme parte de su vida hasta el punto de haberme escrito varios poemas, como ese que hasta me hizo llorar de la emoción, en el auto, camino a mi primer recital en Frisco (uno de estos días lo subiré). Por eso me tomo la libertad de compartir una de las tantas cartas que Neeli me ha enviado (la he traducido yo misma al español), la misma que me llegó como respuesta a una carta que se las envié a Jack, a Aggie y a Neeli, una noche en la que literalmente estaba jodida, Blue de pies a cabeza. Me había agarrado uno de esos bajones que suelen dejar mis noches sin piso, sintiendo VÉRTIGO, ese que me pone a temblar el alma y el cuerpo. Y los tres estuvieron aquí, conmigo. Y Neeli con esa forma tan suya de hablarme. Neeli es uno de los pocos que supo que yo estaba mal, y encendió la luz. Desde luego, no es el único, entre esos pocos incluyo a seres que he llegado a querer muchísimo, y a unir lazos aun en el misterio de la distancia, que no de lejanía.

Por cierto, quiero que estén tranquilos si alguno de esos amigos -ellos saben quienes son- lee este post, no voy a publicar sus cartas, jaja....(o al menos, si algún día la situación lo amerita, no será sin su consentimiento) y esto digo porque creo que a veces la gente que sabe que llevo un diario o soy amante de las correspondencias de ciertos escritores o filósofos (Anais, Miller, Heidegger, Durrell, Bowles, etc, etc, etc.), piensan o temen -es humano- que vaya a sacarlo todo a la luz. Y nada más lejos de la verdad. Si bien suelo contar muchas cosas que me suceden, mi diario-diario, es decir el diario que llevo adentro, es cinco veces más rico en detalles y en personajes y en sucesos que el escrito por fuera, pues aunque la palabra sea mi más fiel refugio, no deja de ser una herramienta, ergo un limitante. E incluso terceras personas suelen ser limitantes. E incluso mis putos temores pueden ser un limitante. Mi diario interior, aquel escrito entre tripas, útero, corazón y sesos, es el que está veraderamente completo; y eso de completo es un decir, pues cada día se sigue alimentando.

Es bueno compartir, pero también es de sabios saber callar. Así que volvemos al principio: todo es relativo. En fin, pueden respirar tranquilos. Sé cuándo es pertinente usar la palabra. O al menos lo intuyo.

Carta de Neeli Chercovski a Carla Badillo Coronado

febrero/2009
San Francisco
Carla:

Es una mañana fría y lluviosa. El otro día justamente pensaba en ti, creo que en realidad todo el planeta se encuentra en una especie de vértigo. Ahora mismo río por dentro, porque se me viene a la mente tu rostro, el de Aggie y el de Jack, porque sé que, por ejemplo, si llegara incluso a molestarme con Jack, él no dejaría de ser ese adolescente cada vez más y más sabio; así como sé que sus brazos están ahora mismo alrededor de nosotros, acogiéndonos tanto como pueden. Sabes que puedes contar con nosotros, y con tanta gente que ama tu espíritu de poeta joven-anciana. Ya verás como algún rato vovlerás a aquellas cosas que nos alegraban, como la pasta de Aggie en su cocina o encontrarnos en los Cafés y leer juntos, y no estar solos, y sin embargo estar solos.

Está tan desierto aquí, en mi casa (¿recuerdas mi casa???), Jesse sigue en Manila. Lo visité hace poco y pasamos un tiempo maravilloso, una renovación de viejos votos con un hombre precioso. No puedo explicarte, Carla, ¿cómo su familia me acogió en sus brazos, su sobrino diciendo: "Te vamos a extrañar", y el condominio repleto con mis pinturas en hermosos marcos filipinos.

Yo estaba sentado en el apartamento, mirando hacia afuera el vasto césped desde el décimo piso, y leyendo mi primer "Carla poem", mi GRAN CARLA, MI CARLITA, MI POETA AMIGA. Creo que quizás el vértigo es necesario y tú puedes con él, pues vives en una ciudad de altura, llena de montañas (te veo en la oscuridad sosteniendo la lámpara...).
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Los extraño a todos, todo el tiempo, incluso cuando quiero esconderme, los extraño a todos, pero sobretodo extraño tu espíritu, tus palabras no habladas, tus ojos amplios y limpios, tu hermosa hambre. Somos tan afortunados de conocerte, de haberte encontrado, haber bailado y corrido aquí en San Francisco.

Mi cintita de bohemia envejece y eso me asusta, pero ahí estás tú, y me siento un poco menos horrorizado. Supongo que algún rato mi bohemia finalmente acabará, pero aquí está nuestro PROPIO paquete de poemas o lo que sea.

. . Estuve en las montañas de Filipinas en busca de un barranco rodeado de sombras y picos escabrosos, deseando ver un águila elevarse, ni siquiera sé si hay águilas ahí, pero fui feliz de todos modos con la inmensidad, y pensé en AGGIE Y JACK Y DOMINIC Y TONY Y JESSICA Y CSABA y todos aquellos otros que conociste, y CARLA y en todos los que se han ido, igual que si fuera un coro. La furgoneta estaba a la espera del aire fresco y húmedo, fue extraño. . .

Debo llamar a Aggie, tengo que freír el tocino y revolverlo con la pasta o vertir un poco de vino (solo un poco para mí) y sentarme en esa mágica cocina. Quizá Jack vuele adentro y afuera... tantas cosas que hacer, tantas conexiones que hacer, tantas canciones que cantar...

Estoy trabajando en el proyecto de Oaxaca, poemas de ida y vuelta, Español e Inglés, creo que saldrá bien, te contaré más, mi novela está a medio camino, una especie de thriller filosófico protagonizada por un hombre llamado Fred Nietzsche y un chico punk llamado xxxx xxxxx y un talentoso y egocéntrico, pero adorable, escritor llamado xxxx xxxxxxx, todos mezclados en este momento en México City.

Un solo ser, y todos

mucho amor

Neeli

lunes, mayo 18, 2009

Logroño -Laguardia... (y mañana será Pamplona, a último momento)

(...)

Y yo añado a lo escrito en la pared aquellas palabras que Enzensberger atribuye al sabio Chuang Tse en sus Diálogos entre inmortales, muertos y vivos: "Donde hay vida, hay también muerte, y donde hay muerte, hay también vida". O si no, bastaría verme viviendo y muriendo imperceptiblemente cada noche, y reviviendo al siguiente día. Como ahora, que respiro al ritmo de la gente que camina por las calles de Logroño como si fuesen pequeñas manecillas andantes. Horeros con abrigos, minuteros con botas, segunderos suicidas ahorcándose con sus propias bufandas, recordándome que todo es cuestión de tiempo. Entrando y saliendo, subiendo y bajando, haciéndome tic tac en el oído cada vez que pasan por mi lado. Y esta loca (d)escribiendo todo en su cuaderno verde, contando su propio cuento. La lluvia cae sobre el papel y el agua expande la tinta. Veo como se difuminan mis palabras. Cierro mi diario y levanto la vista. La gente también se difumina en las esquinas. Todos quieren, pero nadie puede escapar del Tiempo.

*
Pepe parece adivinar los sitios en los que mis ojos se avivan. Por eso me lleva al Mercado de abastos, por eso damos un paseo por una calle que es un verdadero paisaje. La calle se llama El Peso. Frutas y verduras en cartones al aire libre y los precios en pequeños cartelitos, algunos escritos a mano. Siempre que voy a una ciudad o a un pueblo me gusta recorrer sus mercados. Es increíble lo mucho que se puede saber sobre un lugar gracias a ellos, pues uno se da cuenta de los productos que sobresalen, que se repiten; de las rebajas, de lo exportado, y entonces suponemos climas, platos típicos y posibles actividades de su gente. Aquí en La Rioja, por ejemplo, el vino es como una eterna fruta de temporada. Cientos de botellas esperando ser descorchadas. Cientos de hijos de Dionisio que esperan, sedientos, su alimento.*
Ajos y más ajos. Para consumo y para siembra. Ajos especiales. Y muchos de ellos colgados como guirnaldas, delimitando una tienda de otra. Y yo con esa manía de asociar gente, lugares y cosas, comparo la estructura de los atados de ajo con los de ajíes secos en Nuevo México o los de plátanos en Ecuador. Ahh, Ecuador.... cómo me gustaría mostrarle a Pepe nuestros mercados y ferias. Esa es otra historia. Pues a pesar de tener su atractivo, los mercados de España no dejan de ser estantes de primer mundo. Su aventura tiene un límite. En mi tierra en cambio, los personajes son mucho más llamativos. Las caseras se van acercando a uno "lleve choclo, caserita, vea que está tiernito", y uno puede incluso clavar la uña en el corazón del grano para comprobarlo. Y al voltearse, uno se puede encontrar a tres nuevas personas ofreciéndole tres productos distintos: habas, tomate de árbol y leche de cabra fesquita, y el hombrecito ordeña ese mismo instante al animal y a uno le extiende el brazo con un vaso de prueba "tome nomás, sin miedo, que es mejor que la de vaca", dizqué es buena para los huesos, para la piel, para la vista, para el dolor de cabeza o el resfriado; dizqué tiene más proteínas y menos grasa... Y así uno sigue comprando y regateando y hasta pidiendo yapa. Y uno se vuelve contento a casa porque, con lo ahorrado, hasta alcanzó para un juguito de esos levantamuertos, de esos que ahí mismo le van echando huevo, borojó y sábila. Y dígame usted... ¿con eso, quién no se levanta?
*
Parque del Espolón. Centro de Logroño. Esculturas hechas en bronce por Manolo Valdez. Pepe se apropia de la cámara y me saca fotos junto a las esculturas. Me divierto mucho. Él también. Las esculturas no tienen rostro. Y eso me causa una sensación extraña. Pero me gustan, son inquietantes. Sobretodo una. Es una cabeza de mujer y tiene un sombrero de ala ancha. Me encantan los sombreros. Una plaquita dice que se llama "lillie", y que fue echa hace dos años. Y pienso que es muy feo tener un nombre y no tener un rostro. ¿Cómo se puede distinguir de las demás -por más lillie que se llame- si no hay gesto o expresión alguna?. Es una lillie muerta, una lillie fría. Así que decido darle algo de vida y me coloco frente a ella, justo a la altura de lo que debería ser su nariz y su boca, luego estiro mi pie como si lillie estuviese sacando la lengua. Sonrío y Pepe dispara. Seguimos caminando y me cuenta que en ese mismo parque, había antes una especie bar subterráneo donde él solía actuar junto al grupo de "La ducha es dicha". Uff, hubiese pagado con gusto mi entrada para ver actuar a Pepe en aquel teatro literalmente underground.
*
Me encantan las calles de paredes viejas y muros caídos, y en Logroño hay unas que no tienen desperdicio. Sobretodo aquellas con murales públicos, verdaderas galerías de arte. Arte callejero. "Esa, esa y esa, las hizo Susso" -me dice Pepe, señalando unos dibujos que rellenan las hendiduras de las paredes. Alucino con lo que veo, son varios rostros muy similares pero todos de un color distinto. Hay uno sobretodo que me engancha. Uno que es azul con garabatos blancos. Y este, a diferencia de las esculturas, tiene un rostro que me dice mucho. Definitivamente el mural me seduce. Y hasta me entran ganas de traspasarlo para encontrarle, al otro lado, sus pupilas. LAGUARDIA
(...) Llegamos así a Laguardia. Un pueblito medieval en la Rioja alavesa, perteneciente al País Vasco, pero muy cerquita de Logroño. Pepe dijo que quería traerme porque era parte de la Ruta del Vino que no podíamos perdernos. Hizo bien. No se necesita mucho esfuerzo para ya desde la carretera observar un matiz exsquisito de verdes, naranjas y rojos. Los viñedos en otoño son preciosos. Mmm, aun sin verlos, imagino a los que trabajan en todo el proceso del líquido sagrado. Desde luego, ahora debe haber ya mucha tecnología en ello, pero yo prefiero situarme casi cuatro mil años antes, en ese panorama que los mitógrafos nos presentan: un escanciador olímpico, Ganímedes, sirviendo en el vaso de oro de Zeus, primer catador y juez terrible, un cierto precioso líquido, sensual y embriagador, cultivado por su hijo Dioniso.
"Dionisio le explicó entonces que aquel nuevo licor era talvez más poderoso que el pan que Deméter había revelado a los demás campesinos, puesto que sabía despertar y sabía adormecer, y eliminaba los dolores que traspasan el alma, los volvía líquidos y fugaces. Entonces, se trataba de transmitir a los demás esa revelación, como en un tiempo le había correspondido a Triptólemo hacer con el trigo".
Roberto Calasso
(Las bodas de Cadmo y Harmonía)

*
28 carros escoltan la muralla. Apenas bajamos del auto empezó a llover más fuerte, en realidad es una lluvia fina pero no para, y en la esquina ya estamos mojados, pero no nos importa. En realidad creo que el clima ayudó para que no haya mucha gente en la villa y para dos solitarios como nosotros eso es bueno. Qué bello es todo esto, coño, la lluvia ha formado un camino plateado entre las callecitas angostas. Pepe lleva puesto una chompa negra, se sube la capucha y parece un monje irreverente en un callejón, uno más de este laberinto que es Laguardia. Cada calle es similar a la anterior, pero cada una guarda un detalle distinto: un farol con alguna insignia, una virgen empotrada en uno de los muros...
*
El camino de plata nos expulsa a un lugar abierto y nos encontramos con una mesa de metal con muchas piezas de hierro. Parecen reales. Pepe también se sorprende al verlas. Me dice que a pesar de que él visita cada cierto tiempo la Villa, es la primera vez que encuentra esas figuras, seguramente son recientes. Llueve más fuerte, pero ni loca pienso retirarme. Por el contrario, avanzo por estos rincones como una gata. Lo que si no puedo evitar es ese jodido malestar que desde la mañana me agarró en el estómago. Aun no le digo nada a Pepe, no quiero preocuparlo. Él es tan atento conmigo que me llevaría a alguna farmacia para comprarme algo que me alivie o a la casa para descansar. Y yo quiero seguir. Pero es un jodido malestar, una sensación de llenura; y claro, debió ser tanta mezcla que si fueran otros tiempos, es decir la primera parte del viaje, no me afectaría en lo más mínimo, pero a estas alturas ya empiza a crujir... tres cafés de soja, el hachís que buenamente me compartió Pepe para saludar al día, vino, tapas, vino, tapas, vino, tapas.... y aunque siempre mi estómago ha sido fuerte, esta vez parece que me está reclamando algo, y es lógico, se trata de un viaje que me ha tomado varios meses, y sólo imaginar toooodo lo que he comido y combinado desde mis periplos desde el viejo Oeste hasta estas tierras también lejanas, incluyendo cambios extremos de horas, ausencias de comidas en algunas rutas, bebidas de todo tipo, amén de los cambios de clima. Quiero pensar que estaré bien, tengo que hacerlo. No puedo darme el lujo de enfermarme.
Maletines, zapatos, botas, sandalias... Pepe y yo, automáticamente, nos acordamos de Vicente Muñoz Álvarez, amigo en común. En este preciso momento, Vic debe estar en su furgo por alguna carretera del norte de España, "currando" como se refieren aquí al trabajo. My dear V. se saca el aire comerciando calzado por temporadas. Lo bueno es que el esfuerzo vale la pena pues le deja un ingreso que le permite vivir y sobretodo escribir los meses posteriores. La joda es que no tendremos tiempo para encontrarnos con calma y conversar como buenos amigos que no se han visto en un par de vidas. Pienso que es bonito este momento, Vic de alguna forma está aquí, junto a nosotros. La intensidad de la lluvia aumenta. Sin pensarlo dos veces me saco la bota y la media, y le pido a Pepe que me saque una foto. Pepe se ríe y me dice "Estás loca". "Esta va para Vicente", contesto. Entonces Pepe asiente y cree también que es una buena idea. No sé cuando mirará Vicente esta foto, quizá en mucho tiempo, pero cuando la vea sabrá que estos dos seres se acordaron de él, y quizá sonría. Pienso que será un buen regalo, son éstas las cosas que van quedando, pequeños instantes retratados en una foto o en un poema. Ser y estar, de alguna forma. Es eso lo que cuenta.
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La lluvia aumenta. Entramos a un pequeño Café para guarecernos. Pepe se levanta y pide dos tazas de café cargado, las deja en la mesa y luego se retira un momento al baño. Mientras, enciendo un cigarro e improviso sobre la servilleta blanca: "Bebo este café como si fuese el último/ tragándome de un sorbo la tarde de Laguardia/ disolviéndome con la lluvia/ evaporándome/ como un fantasma atrapado entre murallas medievales." Pepe regresa y me dice algo, pero ya lo escucho distorcionado, en ese momento me doy cuenta de que ya no puedo seguir ocultando mi malestar. Me siento realmente mal. Subo al baño y me veo en el espejo. Tengo mal semblante. No debí beber ese café, pienso, siento que todo está a punto de desbordarse. Vuelvo a mi mesa y trato de sacar fuerzas. Lo que en verdad me anima es esa llamada de hace un momento entre Pepe y Patxi, Patxi Irurzun. No sabía que Pepe y Patxi eran amigos. Patxi me da buena espina. Él, junto a Vicente, coordinaron la antología de Resaca/Hankover que el Kebran me envío a Kitu, y que posteriormente me acompañó en tierras norteamericanas. Pero a pesar de ello no tuvimos contacto contacto sino hasta mi estancia en Frisco, cuando Patxi me envió un mail con un reportaje muy interesante -realizado por él- sobre el mural de resistencia de Chiapas, que está justo en la parte posterior de la librería de Ferlinghetti, la legendaria City Lights Bookstore. Patxi había reconocido el mural en una foto que me saqué precisamente ahí. Para mí fue una novedad que ese escritor de nombre tan particular, al que según había visto en su blog, había publicado hace poco un libro de nombre no menos especial y sugerente: La polla más grande del mundo, y que entonces de pollas y tallas estrambóticas Patxi se pasará a Chiapas y a la resistencia de su pueblo, me llamó mucho la atención. En fin, durante la llamada escuché que Pepe le hacía bromas a Patxi sobre monjas y curas. Y luego escuché mi nombre. "Sí, Carla está aquí. Mañana?.... (Pepe hizo una pausa y me dijo: que te parece mañana ir a Pamplona. Patxi quiere verte. Nos invita a tomarnos algo y a conversar). Uff, qúé emoción, Pamplona no estaba en mis planes, pero ahora lo está, claro que lo está. Buen tipo Patxi, mañana nos espera. Y yo tengo que estar bien, tengo que sobreponerme como sea. *
Volvemos a Logroño. Pero antes, estacionamos en dos Cafés más. Dos!! y yo no soy capaz de decir no. Coño, es que no quiero irme a descansar. La paso tan bien con Pepe. Todo está gris gris gris.... y mi estómago ya no da más. Y aunque no se lo diga a Pepe, él ya se da cuenta por mi cara que no estoy nada bien. Ahora sí regresamos. En el auto siento como hierven mis tripas, pero Pepe lo compone todo de alguna manera con sus amenas historias, anécdotas de cuando era pequeño, como aquella en la que junto con sus amigos solía desnudarse afuera de la Iglesia y entrar corriendo hasta el púlpito en plena misa y, como es lógico, espantar al cura y a los asistentes para luego salir flechados por las mismas; o aquellas confesiones de sus amores entre tablas de teatro... o tablas de la vida, que a fin de cuentas son lo mismo. Llueve y ya no doy más. Llegamos a casa, entramos al parqueadero del edificio. Y allí en un rincón, mi estómago se venga ante mi terquedad. Ocurre lo que ya se venía venir. Expulsar la bomba de tiempo que llevaba adentro. Me muero de verguenza con Pepe. Pero es una verguenza que ya estando arriba, se vuelve un acto de cercanía único, pues tanto él como Juanki -ya en el departamento- se preocupan por mí, y me cuidan como a una hermanita. Me recuestan sobre el sofá, me preparan una infusión, me dan cobijas extras. Vomitar, en este punto, fue lo mejor, me siento más aliviada. Debo escribirle a Uberto para seguir coordinando mi regreso a Punta Umbría para mi participación en el Salón del Libro Iberoamericano de Huelva, pero no tengo fuerzas, tampoco quiero que se preocupe por mi salud, y sé que si le cuento lo hará. Quiero que esté tranquilo al menos hasta mañana, ya veremos que ocurre. Entro en mi habitación, apago la luz y antes de acostarme me acerco a la ventana y veo a Logroño tan bella y tan intacta como cuando me recibió. Me meto a la cama y trato de dormir. Y hasta que eso suceda pienso que talvez todo esto fue bueno, mi cuerpo ya necesitaba un descanso. Se me hace extraño acostarme temprano y tan lejos de casa. Afuera escucho que Juanki conversa con Pepe sobre mí, los dos están muy preocupados. Y yo los escucho, y digo: coño, es una bendición tenerlos junto a mí. Estoy en buenas manos. Ellos serán los guardianes de mi sueño, al menos esta noche.
fragmentos de "Diario de una viajera andina"

(inédito)