viernes, mayo 29, 2009

Las enseñanzas de Memo

Hay que mirar con el corazón, me decía Memo mientras me indicaba los dos carrizos que la noche anterior el gran espíritu le había regalado. Memo se los había pedido para acompañar con su tambor nuestra danza el próximo Inti Raymi. Memo recogió tres carrizos iniciales, pero uno se le cayó al fuego, y decidió que se quedara ahí hasta consumirse. Los dos restantes quiso limarlos, pero cuando iba a hacerlo se percató de que se trataban de dos serpientes. Hay que aprender a mirar con el corazón, me decía. Y juntos lo vimos muy claro. Estaban ahí: macho y hembra observándonos. Memo tomó mi mano y - abriéndola- me entregó una de las serpientes. Yo la apreté muy fuerte y la estrellé contra la superficie del tambor. El sonido pareció salir de otra dimensión. El cuero de chivo emanó una vibración que incluso atrajo a los más lejanos. A continuación, Memo comenzó a producir sonidos guturales, sonidos que había soñado luego de recoger los carrizos en la oscuridad. Este será el sonido que te acompañará mientras lleves el fuego el 21, me dijo. Luego me explicó que los antiguos realizaban sus ceremonias únicamente con sonidos guturales, tan potententes que lo estremecían todo. Memo me estremece a mí con todo su conocimiento y generosidad. Memo me regala frases como "Hay que aprender a morir para no temerle a la vida". Y luego me cuenta de su viaje cuando tomó salvia con un taita brasileño. Luego me pregunta sobre el peyote. Y yo le cuento algunas cosas que sucedieron en la ceremonia que tuve en Nuevo México junto a los indios Taos. Memo nuevamente toca el tambor y yo recuerdo un fragmento de Las Enseñanzas de Don Juan:
.
Miércoles, 20 de enero, 1965
.
Don Juan no habló de mi experiencia, ni me pidió que se la relatara. Solamente comentó que me había dormido de­masiado pronto.
‑La única forma de seguir despierto es convertirse en pájaro o grillo o algo por el estilo ‑dijo.
‑¿Cómo se hace eso, don Juan?
‑Es lo que te estoy enseñando. ¿Te acuerdas de lo que te dije ayer cuando estabas sin cuerpo?
‑No puedo recordar claramente.
Yo soy un cuervo. Te estoy enseñando a convertirte en cuervo. Cuando aprendas eso, seguirás despierto y te moverás con libertad; de otro modo siempre estarás pegado al suelo, dondequiera que caigas.

.
Memo y yo sentimos que en algún momento compartiremos alguna medicina. Quizá sea Ayahuasca. Uno de sus amigos es Tagaeri, y es probable que dentro de poco viaje desde la amazonía hasta Kitu. Memo está lleno de inmensidad. Nos quedamos un momento en silencio observando el horizonte. De repente Memo rompe el silencio para hablarme de búhos y otras aves nocturnas. Memo habla de mí. Volvemos a quedarnos en silencio. Memo es un halcón. Pero también es un lobo. Memo vuela y aúlla. Sin miedo. Él aprendió a morir, por eso no le teme a la vida.