viernes, mayo 01, 2009

Del Primero de mayo de 1886... y los 8 sindicalistas anarquistas de Chicago

Afiche de Walter Crane

La historia del primero de mayo se remonta al año de 1886, cuando 40.000 trabajadores de Chicago se declararon en huelga, exigiendo mejores condiciones de trabajo y un horario de trabajo de ocho horas. La policía de Chicago terminó con esa huelga provocando una cruenta matanza. Ocho líderes obreros fueron apresados y condenados a muerte, por lo que el Primero de Mayo se conmemora a las primeras víctimas de la lucha por los derechos de los trabajadores. Cabe recalcar que no sólo en Chicago se llevó a cabo dichos levantamientos, sino que fueron alrededor de cinco mil huelgas de trabajadores descontentos en el resto del país, con la consigna de los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho de descanso y ocho de desarrollo cultural.
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Paradójicamente, Estados Unidos hoy no conmemora nada (El Día del trabajo o Labor Day se celebra en Estados Unidos el primer lunes de septiembre, desde 1882. En la Unión americana favorecieron la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento sindicalista en los EE. UU.).

Comparto un fragmento del historiador, politólogo, anarquista y profesor emérito de la Universidad de Boston, Howard Zinn (EE.UU. 1922), sobre lo sucedido en 1886. Y, posteriormente, unas declaraciones de los 8 líderes obreros.
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"En la primavera de 1886, ya había crecido el movimiento a favor de la jornada de ocho horas. El 1 de mayo, la American Federation of Labor (Federación laboral Americana), que llevaba funcionando cinco años, exhortaba a las huelgas nacionales en cualquier lugar donde se negaran a la jornada de ocho horas. Terence Powderly, presidente de la Orden del Trabajo, se opuso a la huelga, alegando que había que educar primero tanto a los patrones como a los empleados a esa jornada de ocho horas. Pero las asambleas de la Orden planearon hacer huelga. El presidente de la Brotherhood of Locomotive Engineers (Hermandad de Ingenieros de Ferrocarril), se opuso a la jornada de ocho horas alegando que "dos horas menos de trabajo significa dos horas más de holgazanear por las esquinas y dos horas más de beber". Pero los trabajadores del ferrocarril no estaban de acuerdo y apoyaron el movimiento a favor de la jornada de ocho horas.
De esta manera, 350.000 trabajadores de 11.562 establecimientos de todo el país fueron a la huelga.
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En Detroit, marcharon 11 000 trabajadores en una manifestación que duró ocho horas. En Nueva York, 25 000 trabajadores formaron una procesión de antorchas a lo largo de Broadway. En Chicago, 40 000 trabajadores hicieron huelga y a otros 45.000 se les concedió una jornada más corta para impedir que fuesen a la huelga. En Chicago se pararon todos los ferrocarriles, se paralizaron la mayoría de las industrias y se cerraron los corrales de ganado.
Un Citizen 's Committee (Comité ciudadano) de hombres de negocios se reunía diariamente para planear la estrategia a seguir en Chicago. Hicieron intervenir a la milicia estatal, la policía estaba preparada y el Chicago Maü del 1 de mayo pedía que se vigilase a Albert Parsons y a August Spies, los dirigentes anarquistas de la Asociación Internacional de los Trabajadores "Manténganlos vigilados, considérenlos responsables de cualquier problema que ocurra Si hay algún problema, que sirvan de escarmiento". Bajo el liderazgo de Parsons y Spies, el Sindicato Central Obrero, compuesto de veintidós sindicatos, había adoptado, en otoño de 1885, una acalorada resolución.
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El 3 de mayo, tuvieron lugar una serie de acontecimientos que pondrían a Parsons y a Spies en exactamente la misma posición que el Mail de Chicago había sugerido ("si surge algún problema, hagan un escarmiento de ellos"). Ese día, frente al McCormick Harvester Works, donde huelguistas y simpatizantes se peleaban con los esquiroles, la policía disparó a una muchedumbre de huelguistas, que huían del lugar Hirieron a muchos de ellos y mataron a cuatro. Enfurecido, Spies fue a la imprenta del diario Arbeiter-Zeitung e imprimió una circular en inglés y alemán: " ¡Venganza! ¡Trabajadores, a las armas! Durante años, habéis soportado las más abyectas humillaciones, habéis trabajado hasta la muerte, habéis sacrificado a vuestros hijos al señor de la fábrica, en resumen, habéis sido miserables y obedientes esclavos todos estos años ¿Por qué? ¿Para llenar los cofres de vuestro amo, vago y ladrón, para satisfacer su insaciable avaricia? Cuando ahora les pedís que aminoren vuestra carga, ¡envía a sus policías para que os disparen, para que os maten! ¡Os llamamos a las armas, a las armas!"
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Se convocó un mitin en la plaza de Haymarket para la noche del 4 de mayo y se reunieron unas tres mil personas. Fue un mitin tranquilo y, como acechaban nubes tormentosas y se hacía tarde, la muchedumbre se quedó en unos pocos cientos. Apareció un destacamiento de 180 policías que avanzaron hasta la plataforma del orador y ordenaron a la muchedumbre que se dispersara. El orador dijo que el mitin casi había concluido. En ese momento explotó una bomba en medio de los policías, hiriendo a sesenta y seis de ellos y de los que más tarde murieron siete. La policía disparó a la multitud, matando a vanas personas e hiriendo a doscientas Sin tener ninguna prueba sobre quién lanzó la bomba, la policía arrestó en Chicago a ocho dirigentes anarquistas. El Journal de Chicago escribió- "La Justicia debería actuar rápidamente con estos anarquistas arrestados. En este estado, la ley concerniente a cómplices de asesinato es tan clara que sus juicios serán cortos" La ley de Illinois decía que cualquiera que incitara al asesinato era culpable de ese asesinato. Las únicas pruebas contra esos ocho anarquistas eran sus ideas y sus escritos.
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Ninguno había estado en Haymarket ese día, excepto Fielden, que estaba hablando cuando explotó la bomba. Un Jurado los declaró culpables y se les sentenció a muerte.Sus apelaciones fueron denegadas. El Tribunal Supremo dijo que no tenía ninguna jurisdicción.
Este hecho provocó una agitación internacional. Se hicieron mítines en Francia, Holanda, Rusia, Italia y España. En Londres, George Bernard Shaw, Wilham Morris y Peter Kropotkín, entre otros, apoyaron un mitin de protesta. Shaw había respondido, con su estilo característico, al rechazo de la apelación por parte de los ocho miembros del Tribunal Supremo de Illinois:
"Si el mundial ha de perder a ocho personas, se puede permitir mejor el perder a los ocho miembros del Tribunal Supremo de Illinois". Un año después del juicio, ahorcaron a cuatro de los anarquistas convictos: Albert Parsons, impresor; August Spies, tapicero; Adolph Fischer y George Engel. Louis Lingg, un carpintero de veintiún años, se suicidó en su celda, haciendo que un cartucho de dinamita le explotara en la boca. Tres permanecieron en prisión Las ejecuciones conmocionaron a la gente de todo el país En Chicago, hubo un desfile fúnebre de 25.000 personas.
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Mientras que el resultado inmediato fue la supresión del movimiento radical, el efecto a largo plazo fue el de mantener encendida la ira de los trabajadores y el mover a otros a tomar parte en causas revolucionarias, especialmente a los jóvenes de esa generación."
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Howard Zinn, La otra historia de los Estados Unidos. Canadá. Siete Cuentos Editorial, Nueva York. 2000.
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LAS CONDENAS
Prisión
  • Samuel Fielden (inglés, 39 años, obrero textil condenado a cadena perpetua).
  • Oscar Neebe (estadounidense, 36 años, vendedor, condenado a quince años de trabajos forzados).
  • Michael Swabb (alemán, 33 años, tipógrafo, condenado a cadena perpetua):

Muerte en la horca

El 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución de:

  • Georg Engel (alemán, 50 años, tipógrafo).
  • Adolf Fischer (alemán, 30 años, periodista):

"Solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen porque no he cometido crimen alguno... pero si he de ser ahorcado por profesar mis ideas anarquistas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo inconveniente. Lo digo bien alto: dispongan de mi vida".

Adolf Fischer
  • Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista, esposo de la mexicana Lucy González Parsons aunque se probó que no estuvo presente en el lugar, se entregó para estar con sus compañeros y fue juzgado igualmente):

"El principio fundamental de la anarquía es la abolición del salario y la sustitución del actual sistema industrial y autoritario por un sistema de libre cooperación universal, el único que puede resolver el conflicto que se prepara. La sociedad actual sólo vive por medio de la represión, y nosotros hemos aconsejado una revolución social de los trabajadores contra este sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, está bien: mátenme."

Albert Parsons

    • Hessois Auguste Spies (alemán, 31 años, periodista):

    "Honorable juez, mi defensa es su propia acusación, mis pretendidos crímenes son su historia. [...] Puede sentenciarme, pero al menos que se sepa que en el estado de Illinois ocho hombres fueron sentenciados por no perder la fe en el último triunfo de la libertad y la justicia

    Hessois Auguste Spies

    • Louis Linng (alemán, 22 años, carpintero) para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda:

    "No, no es por un crimen por lo que nos condenan a muerte, es por lo que aquí se ha dicho en todos los tonos: nos condenan a muerte por la anarquía, y puesto que se nos condena por nuestros principios, yo grito bien fuerte: ¡soy anarquista! Los desprecio, desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!"

    Louis Linng