sábado, mayo 02, 2009

Cormac McCarthy - Meridiano de Sangre

(fragmento)

"Cruzando las mesas altas en días sucesivos empezaron a encontrar hoyos calcinados en el suelo allí donde los indios habían cocido mezcal y pasaron por extraños bosques de maguey -el aloe o pita- con inmensos tallos en flor que medían más de diez metros de alto. Cuando ensillaban los caballos al amanecer escrutaban las pálidas montañas al norte y oeste por si había rastro de humo. No lo había. Los batidores habrían partido antes de que el sol empezara a salir y no regresarían hasta la noche, guiándose en el descoordinado desierto por la pálida luz de las estrellas o en la negrura más absoluta donde la compañía descansaba entre las rocas sin lumbre ni pan ni camaradería como una pandilla de simios. Acuclillados en silencio comiendo carne cruda que los delaware habían matado con flechas en el llano y durmiendo entre los huesos. Una luna en forma de lóbulo salvó el perfil negro de las montañas y difuminó las estrellas por el este y en la cresta más cercana los blancos capullos de unas yucas bailaron al viento y por la noche llegaron murciélagos de algún infierno del mundo y agitando sus alas membranosas como oscuros colibríes satánicos libaron la boca de dichas flores. Un poco más lejos y ligereamente elevado sobre un resalto de piedra arenisca estaba el juez, pálido y desnudo. Levantó una mano y los murciélagos se retiraron confusos y bajó la mano y siguió como estaba y poco después vinieron a chupar el néctar otra vez."
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Cormac McCarthy. Meridiano de Sangre. Debolsillo. Barcelona. 2006