Left to right: Lawrence Ferlinghetti, Minelte Le Blanc, Peter Le Blanc, Allen Ginsberg, Harold Norse, Jack Hirschman & Bob Kaufman.
At the Cafe Trieste, North Beach, San Francisco, 1975. Photo by Diana Church.
Siguen las sorpresas on the road. Mark y yo encontramos, aquí, en Monterrey, una nueva sucursal de Caffe Trieste, y ya contentos con nuestro "africano" (doble shot de espresso) empezamos a conversar con un tipo solitario que escribía a mano, muy concentrado, y que de rato un rato le daba un sorbo a su café. Al principio nos recordó a uno de los libreros de Green Apple, pero se trata del poeta y profesor Howard, quien a su vez resultó ser el "hombre misterioso" de una famosa fotografía de 1975 junto a poetas de la Generación Beat (el hombre de barba y patillas a la der. de Allen Ginsberg, casi en el centro). La fotografía fue tomada en Caffe Trieste, San Francisco, junto a poetas como Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, Jack Hirscham, Bob Kaufman y Peter Le Blanc. Yo me sorprendí mucho ya que conocía esa foto desde hace mucho tiempo, y nunca me imaginé que llegaría a conocer a ese hombre del que nadie me pudo dar razón. Howard nos contó que su nombre no aparece en la foto porque él mismo, en ese entonces, pidió mantenerlo oculto ya que había empezado a ser profesor de escuela, y, a pesar de la estrecha relación de amistad con el grupo, no quería que su nombre estuviese vinculado en algunas fotos de retratos con drogas y desnudos.
Howard nos cuenta anécdotas tan interesantes que decidimos quedarnos un día más, antes de avanzar posiblemente a Salinas o a Carmel. Es un tipo inteligente, sereno y amable. Incluso nos dice que de encontrarnos mañana en el café, le gustaría regalarnos a Mark y a mí, dos libros para niños que él escribió y algunas otras historias de aquellos días junto a Bukoswki, Norse y Neeli, a quien le mandó saludos cuando supo que yo era su amiga. Fue una noche muy especial, además esta grata coincidencia en Caffe Trieste, me trajo bellos recuerdos del viaje que realicé hace tres años y medio a San Francisco, cuando mi primera parada fue precisamente ese lugar mágico en la esquina de Vallejo y Grant, en North Beach, y que cómo una madeja de lana se desenrollaron una serie de encuentros que marcaron mi vida.
Howard mostrándonos su nuevo manuscrito
(photo by Mark)
(photo by Mark)
Howard nos cuenta anécdotas tan interesantes que decidimos quedarnos un día más, antes de avanzar posiblemente a Salinas o a Carmel. Es un tipo inteligente, sereno y amable. Incluso nos dice que de encontrarnos mañana en el café, le gustaría regalarnos a Mark y a mí, dos libros para niños que él escribió y algunas otras historias de aquellos días junto a Bukoswki, Norse y Neeli, a quien le mandó saludos cuando supo que yo era su amiga. Fue una noche muy especial, además esta grata coincidencia en Caffe Trieste, me trajo bellos recuerdos del viaje que realicé hace tres años y medio a San Francisco, cuando mi primera parada fue precisamente ese lugar mágico en la esquina de Vallejo y Grant, en North Beach, y que cómo una madeja de lana se desenrollaron una serie de encuentros que marcaron mi vida.