Frente a la Estación Central. Vallejo St.
photo by Mark Álvarez, SF 2010
photo by Mark Álvarez, SF 2010
La verdadera poesía se halla fuera de la ley, lo dijo Georges Bataille con mucha razón. La poesía es de por sí una transgresión a los límites y las reglas. Yo, por mi parte, tengo la suerte de vivir con Mark la más bella de las paradojas. Nadie como él ha sido tan consecuente en acción y obra. Nadie como el policía caído de otro mundo me ha enseñado el valor de la Libertad. Nadie como él ha conocido mis verdaderas risas, llantos, neurosis, ni las diez mil lenguas que puedo hablar bajo la lluvia. Nadie como él ha respetado mi forma de ser, pensar, sentir, actuar. Nadie ha sido mejor amigo y compañero ni me ha animado una y otra vez a alcanzar mis verdaderos sueños. Nuestra relación es de por sí una transgresión en muchos sentidos. Está fuera de toda ley, de toda norma, de todo tiempo. Y, sobretodo, trasciende, como todo aquello por lo que vale la pena luchar. Por eso me niego a vivir en un mundo ya dado, un mundo que quiere seguir imponiéndome su orden. Un orden que no es el mío. "El corazón es humano en tanto en cuanto se rebela (...) Un poeta no justifica –no acepta- por completo la naturaleza. La verdadera poesía se halla fuera de las leyes. Pero la poesía, por último, acepta la poesía." Por eso yo acepto la mía. Y levanto el amor como bandera de mi transgresión.