Medea y Jasón
Dioses conyugales y tú, Lucina, guardiana del tálamo nupcial, y tú, que enseñaste a Tifis el arte nuevo de gobernar la nao, futura domadora de los mares, y tú, tiránico señor del piélago profundo, y tú, Sol, que repartes el día por el orbe, y tú, Hécate triforme, que en cómplice luz bañas misterios recatados; y vosotros, dioses a quienes Jasón puso por testigos de los juramentos que me hizo, y vosotros todos, a quien Medea deba más invocar; caos de la noche eterna, reino aborrecible a los dioses celestiales, manes impíos, tiranos del sombroso imperio, y tú, su dueña, raptada por un amante mejor; invócoos con mi voz no fausta. Ahora asistidme, ahora, diosas del crimen vengadoras, suelta la greña de serpientes flacas, blandiendo la negra hacha en las sangrientas manos; sedme presentes. (...)
Séneca, Tragedias Completas, Ed. Aguilar. México, 1976