domingo, junio 13, 2010

El eros electrónico- Román Gubern

Razón y emoción (fragmento)

Desde que Aristóteles proclamó que el hombre es un animal social, los científicos han aprendido mucho acerca de su naturaleza, sus necesidades, sus expectativas y sus carencias. En concordancia con aquel principio biosocial, los filósofos y los antropólogos han establecido que, a diferencia de los restantes animales, el medio natural del hombre es el medio cultural. El Homo sapiens es también Homo faber y Homo symbolicus. Pero, precisamente, por serlo, debe valorar críticamente el significado y las funciones de los ingenios que inventa, porque las cosas inventadas raramente se desinventan, como han demostrado trágicamente la bomba atómica o las bombas químicas y bacteriológicas. 
Es hoy una evidencia que la industria está basada en la tecnología, pero es activada por el poder financiero, que a su vez, se moviliza por la expectativa de beneficios económicos, en razón que sus productos industriales satisfagan deseos y apetencias colectivas, que a veces son generados o acelerados artificialmente por tales industrias. De ahí deriva la ambigüedad del concepto progreso (...)

El hombre no puede vivir sin emociones ni sentimientos, cuyas representaciones constituyen precisamente la materia prima de la mayor parte de las industrias culturales que manufacturan y difunden ficciones audiovisuales, entretenimiento y publicidad. Pero el más somero análisis de estos contenidos revela, sin asomo de duda, que existe un déficit emocional masivo en la sociedad postindustrial e informatizada y que esta carencia intenta paliarse  artificialmente con textos, imágenes y sensaciones inventadas que tratan de reemplazar la vida por una seudovida consoladora. De nuevo, la flor natural ha sido reemplazada por la flor de plástico. 

Romás Gubern, El Eros electrónico, Taurus, Madrid, 2000