Con Sergio Mendoza y La Orkesta
The independent, Divisadero. SF
Kim me cae muy bien. Es una amiga común entre Mark, Peter, Carl, Fish y otros que frecuentamos Tosca. Es de las pocas mujeres con las que he salido en San Francisco, sobretodo fuera de North Beach. Es muy dada a la música, y como siempre está pendiente de buenos conciertos, la otra vez me invitó al club The Independent, en Divisadero. Se presentaron dos grupos muy buenos: Sergio Mendoza y La Orkesta, banda originaria de Tucson, Arizona, caracterizada por sus ritmos de mambo - indie, compuesta por 12 integrantes herederos del gran Pérez Prado "el rey del mambo", además de experimentar fusiones entre música tradicional cubana y el swing del jazz americano, y sofisticaciones de armónica de las conocidas Big Band de los años 40 y 50. El resultado: una alucinante explosión de sabor latino que me hizo literalmente querer brincar a la pista.
Sergio Mendoza y La Orkesta abrieron el espectáculo
Calexico
Yo la pasé increíble, a pesar de los pequeños apuros en los que le puse a Kim al comienzo, ya que no es la primera vez que me muevo por la ciudad sin documentos, y, a pesar de que previamente me dijo que no olvidara mi cédula de identidad (aquí la ley no friega, o se tiene el jodido documento o simplemente no se ingresa a ninguno de estos sitios). Pero sucede que como casi todo el tiempo sólo me muevo en North Beach, los cantineros y los tipos que controlan en las puertas son amigos míos y de Mark, por lo que nunca llevo la cédula conmigo. Lo peor es que además de que íbamos con el tiempo justo, habíamos demorado como media hora buscando estacionamiento. Ya en la puerta me dic cuenta que en el bolso sólo llevaba mi diario, tres libros, las llaves de mi cuarto y un paquete de muffin de banana y nueces, con lo que, desde luego, no podía sobornar a los guardias. Así que el poco dinero con el que contaba lo usé en taxi hasta Casa Melissa donde encontré la cédula tirada y por las mismas me regresé al club.
Con Kim (aunque la foto no está tan clara)
Una vez adentro, me di cuenta de que Kim estaba muy entusiasmada conversando con B., su amigo músico con quien quedó en encontrarse, por lo que no quise interrumpir. Yo me ubiqué en la esquina de la sala vip, a donde B. nos dejó pasar, y de rato en rato le daba un sorbo a mi vodka y hacía anotaciones en medio de la oscuridad, alumbrada únicamente por los destellos que salían de la cabina de sonido. Casi al finalizar el concierto Kim tuvo que marcharse. Y yo me quedé disfrutando sola del resto del concierto.
Con Sergio Mendoza y La Orkesta
Con lo que no contaba es que terminaría conociendo en persona a Sergio Mendoza y La Orkesta, con los que hablamos de música mexicana, danza ecuatoriana y hasta le entramos a una que otra ranchera en el camerino. Se sorprendieron de que me conocía muy bien algunas canciones populares como La Bruja, con la que, acompañada por sus instrumentos, cerramos la noche con broche de oro. Mi sorpresa fue cuando al salir ya no quedaba una sola alma de público, y peor aún cuando salí a la calle y la niebla me impedía ver a más de dos metros de distancia. Me entró un mal presentimiento. Recordé que Mark me había dicho que tuviese mucho cuidado porque era una zona peligrosa. Entonces lo llamé (ya había terminado su jornada) y una vez más pude regresar sana y salva a casa. Cuando lo vi sentí tanta alegría que del miedo que sentí unos minutos atrás no quedó ni rastro. Él y yo sabíamos que, en efecto, era hora de empezar nuestro propio concierto. :)