by Pablo G. Bao
Mallorca, 2010
Releo, mientras me como mi ensalada, el primer poemario publicado de la autora ecuatoriana Carla Badillo Coronado, Belongings/Pertenencias, en edición bilingüe, cuyo ejemplar, que ahora ocupa mis manos, ha llegado hasta mí en circunstancias un tanto rocambolescas, lamentando no tener aún el que ella gentilmente quiso obsequiarme dedicado (por razones que en este momento no importa detallar).
He seguido, desde hace ya tiempo, sus andanzas literarias y personales, o personales y literarias (en Carla, ambas cosas se confunden y convergen hasta formar un todo), y al día de hoy no me cabe la menor duda de que estamos ante una poeta a tener bien en cuenta, con un manejo bien fluido de variados registros, como puede observarse contrastando, por ejemplo, la contundencia expositiva del poema Unos cuantos piquetitos, de la pequeña perla musical Midnight Blues, cuyo sencillo tono “atraviesa limpiamente tu espalda”, o del nocturno y taciturno y reflexivo Espasmos en San Francisco y ese precioso trino que abre el poemario Cuviví, que yo ya conocía, igual que conocía La Extranjera, notable tarjeta de visita por si a alguien le cupieran dudas, y cómo no, el que parece más elaborado, mezcla de humor, ironía y amor, condimentado con traviesa inteligencia, el dedicado a Mark, su hombre, 7 jugadas en blanco y negro, especialmente válido para quien quiera averiguar que el ajedrez no es solamente un juego, o que es precisamente eso, un juego, el juego, donde la vida salta, avanza, retrocede y se enroca, y donde el jaque mate es el último sueño de la noche…
No es mi intención ni mi deseo hacer una reseña en profundidad del poemario en cuestión, dios me libre de algo así, sólo quería dejar una modesta opinión sobre esta inquieta joven y su joven aunque eterna pasión, cosa esta que ya parece no estar de moda, salvo que deseemos llamar pasión a esa histeria malsana de tanto y tanta poeta recurrente, donde parece ser que lo que prima es hablar de las reglas menstruales o de la innata estupidez del macho (ellas) o de la última resaca y vomitona y soledad y existencial angustia (ellos), quedándole a veces a uno ese regusto incómodo de haberse equivocado otra vez, de no haber abierto las hojas deportivas del diario en lugar de esa última tabarra lírica recién salida del horno editorial.
Carla, puesto que me has querido honrar con tu amistad, como un amigo te lo digo: leer tu poemario ha sido igual que zamparse una ensalada fresca y nutritiva, algo muy saludable y conveniente.
Y ahora voy a terminarme mi ensalada…
Solo decir que me ha encantado esta no-reseña, querido Pablo, muy a tu estilo; en tu forma tan directa, sencilla y justa de decir las cosas. Me alegra que mi poemario haya provocado esto en ti. Valoro tus palabras, tu amistad y tu respeto. Y sí, me alegra tenerte en mi tribu, Pablo, me gusta que mi libro esté contigo.
Pablo G. Bao (1950 - ja).- No es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia; tampoco lo es en Filología Románica por la Universidad de Salamanca. Desde su más tierna edad ha ejercido de mozo de tiendas, chico de los recados, botones en una constructora (donde aprendió a escribir a máquina copiando el libro Heidi, de la Spyri); oficinista, repartidor publicitario, repartidor de pan, camarero, lavaplatos, hombre de la limpieza en bares (a cambio de bebida y poco más); responsable de un chiringuito de hamburguesas (de donde fue despedido por irresponsable); basurero, desbrozador de campos, pintor de brocha gorda, albañil, cortador de caña, cortador de carrizo, albañil otra vez, transportador de muebles para hoteles, alquilador de hamacas y de tablas de surf en las playas… entre otras cosas. Y desde hace algunos años hasta la actualidad, vendedor ambulante de chorradas para turistas rubios en simpáticos mercadillos veraniegos, donde ya casi tiene lista su tesis doctoral.Ha publicado el libro de poemas Corazón de ternera (2000, Editorial Línea de Fuego); fue incluido en la Revista Literaria 41-42 (Editorial Renacimiento); es uno de los treinta en la reciente antología Poemas para cruzar el desierto (2004, Editorial Línea de Fuego); ha publicado en la Revista bART (de Karmelo C. Iribarren); ha compartido cartel en el nº 6 de la Revista Ex Libris, de la Universidad de Alicante; Resaca Hankover (Un homenaje a Charles Bukowski) 2008; ha competido con los famosos Hermanos Tonetti, en los también llamados Recitales Poéticos (con derecho ilimitado a rioja tinto), además de enviar sus poemas a revistas locales y provinciales que lo solicitaron, algo de lo que prefiere no acordarse… Y, por supuesto –y como debe ser–, envió sus trabajos a las más renombradas editoriales de poesía (la mayoría de las cuales quedaron tan impresionadas , que una fatal parálisis les impidió siquiera contestar).