Caffe Trieste. Mark me presenta a Christian, el cremador de cadáveres. La conversación me resulta interesante. El tipo de lentes toca a diario la muerte con sus manos, mientras yo apenas la intuyo cuando escribo. Sus historias huelen a humo y huevos podridos, el mismo olor que despiden los muertos mientras son incinerados. Christian es vegetariano. Casi todos los cremadores lo son, dice. Trabaja con su propia ropa y ya está acostumbrado. 14 cremaciones por día. 1800 grados. Tiempo aproximado de cada cremación: 45 a 2 horas, dependiendo del cuerpo. Quise acompañarlo pero está prohibido. Christian lee muchos libros mientras los cadáveres se vuelen cenizas. Y a veces piensa en los judíos que tuvieron que quemar a otros judíos durante la II guerra mundial. Christian es la última persona en mirar el rostro de esos cuerpos inertes que esperan su turno sin esperar. ¿Nunca has sentido miedo?, pregunto. "Quien no teme la vida, responde, tampoco temerá la muerte".
INCONSISTENCIA por MARLUS LEON
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Imperfección de las horas vacías que tejen mi piel
Absorta,
huida del ser,
de la vida,
de la materia que soy...
Imposibilidad de ser otra
acumulando
di...
Hace 2 horas


