Si algún día llego a tener una hija le diré: Todo lo que necesitas saber, pequeña, es el origen del mundo. Luego le entregaría un espejo para que se viese desnuda de pies a cabeza. Ese que resplandece frente a ti es el imperio que te entrego; todo lo que en él habita te acompañará por siempre: células de dioses muertos, ideas recicladas, taras, sueños, ascos, miedos. Cuídalo, porque es lo único que te pertenece. Finalmente le abrazaría fuerte y pondría un martillo entre sus manos: la opción de que rompa frente a mí el reflejo de una verdad heredada.
Juan José Saer - Expectativa neutra
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[image: Juan José Saer - Expectativa neutra]
Las caras familiares se volvían máscaras impenetrables y remotas y, por
mucho que las interrogara no sacaba ...
Hace 2 horas