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(...) Todas las expresiones de mi cara las he estudiado en los espejos grandes y en los espejos chicos. Los cuadros de Botticelli los he visto en la colección de Pintores Célebres. No ambiciono, para cuando sea grande, ser como mi madre, ni como Miss Fielding, ni como mi prima Elvira. Me parece que nunca voy a ser ni siquiera joven: esta idea no me entristece, me da una sensación de inmortalidad, que muchas niñas de mi edad sin duda no tuvieron.
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Silvina Ocampo, Cuentos Completos 1, Emecé Editores. Buenos Aires 1999