

... y finalmente conseguí un lugar donde ensayar mi danza. Kevin Brown de
Live Worms Gallery, aquí en North Beach, me prestó su galería. Será durante las tardes, una vez que las puertas se cierren. Le expliqué que bailaré en la clausura del Festival y que además hace un para de semanas leí un par de poemas en este mismo lugar, para la inauguración de la exposición pictórica
Art Unity. Para mi sorpresa no puso trabas, a cambio sólo me pidió que le diese una mano sacando por la noche las bolsas de basura. Nunca dije tan emocionada que sí a algo tan elemental y poco agradable. Sin embargo, después de haber buscado lugar para poder concentrarme en mi danza, Kevin me salvó. Además queda en el barrio, muy cerca de Casa Melissa y de todo lo demás. Como es lógico, empecé a ensayar sola, pero
Live Worms tiene un gran ventanal que da a la calle, de manera que todo aquel que pasa por la vereda puede ver lo que sucede adentro. Este día, lo que sucedíó fui yo. Yo y mis fachalinas. De rato en rato algún curioso juntaba sus manos y apegaba la cara contra el vidirio, y así hasta que uno de esos rostros fue el de John Perino, fotógrafo de SF, a quien conocí la primera vez que vine a esta ciudad hace más o menos un año. Lo conocí en casa de Jack y Aggie, y me pareció un buen fotógrafo y mejor persona. Recuerdo que precisamente él había llegado de visitar Ecuador, particularmente Kitu donde dijo sentirse atraído por la estructura de la ciudad, las montañas que lo circundan y los rostros en las viejas plazas. Lo reconocí de inmediato y abrí la puerta de la Galería. Tras el respectivo saludo, me dijo inmediatamente que ahora mismo no cargaba su cámara, pero que tenía la de su teléfono que era de muy buena resolución, y que si no me molestaba le encantaría tomarme unas fotos mientras ensayo. Le dije que no había problema, que con él haría una excepción. Así que volví a colocar la canción que poco antes estaba sonando, y al ritmo de san juanito... John empezó a disparar.
... a paso de danzante