jueves, octubre 30, 2008

"El Árbol Seco" ganador del XIV Certámen de Cortos "Ciudad de Punta Umbría"

Este es uno de los eventos a los que fui invitada como parte del jurado y para proyectar mi documental Jaime Guevara: Entre cuerdas libertarias. La decisión fue unánime y el Almenara de Oro recayó sobre Manuel Hidalgo con su cortometraje El árbol Seco, por su contenido y tratamiento audiovisual. Como se escribe en un diario de Punta Umbría: "Durante los 13 minutos de duración de la cinta ganadora, se muestra el drama de una familia con pocos recursos bajo la mirada de la ilusión de un niño que intenta devolver a la vida a un viejo árbol seco que existe junto a la decrépita chabola donde vive junto a su familia. Además del premio a la mejor corto, 'El árbol seco' también fue premiado con la premio almenara a la mejor fotografía."

Una historia sencilla (no hay diálogos), pero que tiene todos los elementos de una historia audiovisual muy bien contada. Yo la pasé muy bien, mi trabajo fue ver todos los cortometrajes participantes. Además compartí la sección "otras miradas" con mi amigo el realizador zamorano Mario Crespo, cuyo corto ODIO también se proyectó.
Minutos antes de entregar el Almenara de Oro, en la oficina de Uberto

martes, octubre 28, 2008

Huelva -Moguer- Sevilla

Al pie del río Guadalquivir (mencionado en el Manuscrito encontrado en Zaragoza) Sevilla

Algo que disfruto mucho cuando estoy en un nuevo lugar es la forma de hablar de su gente. El argot popular se vuelve código. Escucho la cadencia que tiene la gente de Anadalucía, aunque a veces no entienda un carajo. Me gusta ese ritmo cantado y acelerado. Siempre quise conocer este lugar; el flamenco y el lamento del cantaor. Las sombras de los gitanos por los caminos del sur. Me gusta la gente de Punta Umbría, de Huelva, de Moguer, de Sevilla... Quillo, la caló que hace, joia copona, é que eto ta mú caliente!! No ni ná. La carcajada y las palabras cortadas.


Voy conociendo a nuevos personajes que me comparten sus historias, quiero acompañar sus comidas y escuchar algo de música con todos ellos. Sé que Jan Potocki, escritor a quien llegué gracias a Mark, en San Francisco, era amante de las tierras andaluzas (de hecho tiene un libro que se llama Les Bohemiens d` Andalousie). El tiempo se vuelve tan corto cuando uno quiere exprimir risas y enseñanzas. Me entrevistan en un canal local de Punta. La mujer me cae muy bien y me siento cómoda. Me presenta como una viajera incansable. Tiene el documental en sus manos. Me pregunta algo de mi tierra y le respondo con uno de mis versos. Se acaba de enterar que somos además colegas. Me pregunta sobre el corto que, como miembro del jurado, me tocó calificar, me comienzo a reir porque no sé si aún puedo decir el resultado o voy a meter la pata, entonces olvido la cámara y empiezo a preguntarle a uberto que también se ríe escondido por atrás.
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Menos mal la entrevista no fue en vivo. Y si no da igual... la vida es así, o es así como quiero que sea. Espontánea como la mujer que nos vendió el adaptador en la tienda y que conectamos muy bien. Algo simple nos dio pie para que ella me contara sobre su pueblo. Un pueblo de pasas secas y buena música. Se llama Carmen y quiero abrazarla y decirle que quisiera verla bailar. Por las noches, en Punta Umbría, vamos al barcito de la esquina del Teatro del Mar.
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Hoy conocí el lugar donde será el Salón del libro Iberoamericano de Huelva (donde leeré y se proyectará mi documental). Luego Avanzamos hasta Moguer. La tierra de Juan Ramón Jiménez y de Antonio Orihuela. Allá se organiza el encuentro anual Voces del Extremo a la que acuden muchos poetas de la conciencia. Uberto me lo quiere presentar pero Antonio está de viaje, en poco tiempo se encontrarán en América, en México. Moguer es preciosa. Callecitas angostas y empedradas. Casas con balcones y pequeñas flores que los adornan. Hay inscripciones en muchas paredes de la ciudad, que reproducen fragmentos de Platero y Yo en las que se indica que ese lugar fue citado en la obra.
.Uberto me lleva a la casa de Juan Ramón y me cuenta que ese fue su primer trabajo tras dejar Valencia. Me cuenta sobre lo que encontró en uno de los libros que Zenobia, la esposa de Juan Ramón, mantúvo guardado por mucho tiempo en medio de las páginas y de que cuando se quedaba solo por las tardes y el estaba a cargo del lugar, se echaba una siestecilla en la cama del premio nobel. En la planta de abajo está la biblioteca personal del escritor, 3.236 libros. Es la parte de la casa en la que más me demoro. Hay una inscripción que me gusta: “Malditos los que, en lo futuro, hagan de mi obra unos libros feos, sucios o recargados, superfluamente lujosos, los que no respeten mi orden y mi selección, los que los alteren en una coma voluntaria.”JRJ. Encuentro nombres como André Gide, Verlain, Guillaume Apollinaire, Lautremont, César Vallejo, etc, etc, etc... Paseo por su escritorio, toco su máquina de escribir y al tomarme la siguiente foto casi rompo el retrato de Zenobia al tirarlo al suelo sin querer. En la tarde vamos al cementerio donde se encuentra Juan Ramón y Zenobia. La tarde brilla y yo le comento a Uberto que siempre he querido hacer un recital en un cementerio, es posible que lo haga. Siempre me han atraído.
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"Cuanta poesía hay debajo de tus pies" (frase de Uberto cuando me subí a la tumba de Juan Ramón)

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El río Tinto me invita a beberlo. Raymundo Amador canta flamenco con B.B. King. La carretera es muy bella. De un lado todo es verde y del otro, rojizo. Llegamos a Sevilla, la capital de Andalucía, la tierra donde nació el pintor Diego Velázquez, los poetas: Antonio Machado, G. A. Béquer, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre (nóbel de 1977), entre otros. Recorremos el casco histórico. Hay mucha arquitectura parecida a al casco histórico de Kitu, tras la conquista española. Me gusta cuando los días mueren y las farolas se encienden. La gente no duerme como rehusándose a morir.
Tapear es algo típico aquí. Pavías, filete de rebosos, huevas, pescaitos y la típica cruzcampo.

La mezquita y la catedral encendidas en mis pupilas.

Río Guadalquivir cuando la tarde se vuelve lila.

lunes, octubre 27, 2008

On the Road por JAB

Ayayay señores... hoy escribo desde Illescas (Toledo) con el Kebran de un costado del teclado y los amigos aún durmiendo luego de la tremenda noche que pasamos en el recital Poesía en los bares III en el bar O`Conell.... pero de ello ya escribiré con tiempo, que hoy hay que vivir como diría Uberto. No he podido actualizar con la frecuencia que me gustaría.... He pasado por Moguer y anduve tapeando en los barcitos de Sevilla, endureciendo las plantas de mis pies y dejando sin espacio mi cuaderno verde, llenando las líneas con las aventuras que me ha ofrecido hasta hoy España y la gente que voy (re)encontrando en mi camino.

A continuación comparto un artículo que escribió José Ángel Barrueco en el diario La Opinión de Zamora. Jab tuvo el detalle de regalarmelo después de mi lectura. Gracias JAB por ser parte también del camino.

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On the Road/ José Ángel Barrueco (publicado en La Opinión de Zamora)

Estábamos en el aeropuerto de Barajas, esperando. Éramos tres tipos con las manos en los bolsillos: el zamorano Mario Crespo, Andrés Ramón Pérez Blanco (alias “El Kebran”, recién llegado de Illescas) y yo. La terminal cuatro, “la T4”, es el colmo de la incomodidad cuando se trata de esperar a los viajeros que aparecen por las puertas de salida, cargados de maletas y cansancio: no hay asientos, no hay un triste banco, ni una miserable silla de plástico donde apoyar el culo. Hay una barra que separa a los que llegan de los que esperan, una barra de acero frío en la que uno puede poner las manos, y algunas columnas que permiten descansar la espalda. A ambos lados hay cafeterías donde también sirven almuerzos. Pero quedan demasiado lejos de la salida. Los viajeros quieren que se abran las puertas automáticas y que, tras ellas, aparezcan los rostros de quienes aguardan su llegada. Mientras esperábamos (el vuelo se retrasó, o quizá se retrasó el reparto de equipajes), hablamos de literatura, poesía, cine.
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Fuimos allí a recibir a Carla Badillo, que viene de su tierra natal, de un lugar muy lejano: Quito (o Kitu, como ella prefiere llamarlo). Unas catorce horas de avión desde Ecuador. Pero está acostumbrada, puede con todo. Por ejemplo, sus largos viajes en autobús por las tierras estadounidenses: veinte horas en bus, algo que pensé que sólo podía aguantar Charles Bukowski en esos trayectos eternos en los que le resultaba imposible hacer de vientre (lo cuenta en algunos de sus libros). No he hablado de Carla en este periódico. Somos muchos quienes seguimos su bitácora, “Mujer en Tierra Firme”. Se acaba de licenciar en Periodismo, en una facultad en la que puso las cosas claras a los profesores, en la que se atrevió a desafiar lo establecido y a convertirse en el mosquito molesto que, a pesar de todo, ha obtenido buenas notas y un diploma como mejor alumna del último curso. Escribe poemas, y prosa, y cuenta sus aventuras en su blog, y participa en danza regional, y hace fotografías y acaba de presentar en Punta Umbría su documental “Jaime Guevara. Entre cuerdas libertarias”, de unos treinta minutos de duración. Maneja varios idiomas y parece una india con rasgos de modelo. Ella misma se define así en su bitácora: “Soy la circunstancia, las lágrimas lejanas y la lucha que no muere. Advertencia: soy insomne por decisión propia, terca, anacrónica, despistada y con instintos un poco salvajes. Lo más probable es que en mi vida pasada haya sido cantante de boleros en una cantina”. Durante este verano viajó por Estados Unidos. Sola. Con veintitrés años. Echándole las agallas que a otros nos faltan. Con sus maletas, sus cámaras y sus cuadernos de apuntes. Mediante una red de contactos conoció a los supervivientes de la generación beat. Charló y se hizo fotos con Neeli Cherkovski y Linda King (biógrafo oficial y viuda de Bukowski, respectivamente), con Lawrence Ferlinghetti, con Jack Hirschman, entre otros. Bailó con tribus nativas y fue invitada a una ceremonia privada de peyote, con indios taos y navajos.
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Hoy, Carla Badillo se sumará por sorpresa al recital poético “Ellas”, en un pub de Illescas. El cartel incluye a Ana Pérez Cañamares, Déborah Vukušić, Lucía Boscá, Isabel García Mellado, Leticia Vera, Coché López, Laura Rosal y María Gómez a la guitarra. Busquen sus poemas en la red, o en poemarios individuales o colectivos. Se espera que asistan otros poetas y escritores amigos por allí: David González, Vicente Muñoz Álvarez, Gsús Bonilla, Dioni Blasco, Adolfo González y Marcus Versus (y tal vez Javier Das). No pienso perdérmelo. Esto lo ha organizado Andrés Ramón, “El Kebran”. Sólo un tipo como él podía juntar a tanta buena gente.

jueves, octubre 23, 2008

Huelva - Punta Umbría - Portugal

Punta Umbría-Huelva
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En Madrid me quedé dormida doce horas. Un récord en los últimos tiempos cuando dos o tres a veces era lo máximo. Estaba molida. Y yo que la mañana pensaba aprovechar caminando por las calles de la capital. Pero me desperté a las tres de la tarde. Creo que fue lo mejor, si no lo hacía hubiese disfrutado menos en adelante, a medio gas como decimos en mi tierra. Mario y Miriam aún no llegaban a casa. Tuve tiempo justo para guardar las cosas en la maleta, tomar una ducha, vestirme y salir. Mario me acompañó en el metro hasta Atocha, donde me esperaba el tren hacia Huelva. Mario es muy gracioso, más de lo que me imaginaba. Hablamos de cine; de su corto y mi documental, de sus nuevos proyectos, de lo jodido que es conseguir recursos para hacerlo con mejor calidad en cúanto a técnica. Le dije que para mí la técnica se puede mejorar, pero si no hay contenido la película se vuelve basura. Llegamos a la puerta y le digo que nos volveremos a ver cuando regrese a Madrid en una o dos semanas. El tren es cómodo y puedo ver mis maletas desde mi asiento (he traído una extra para cargarla de libros). Trato de seguir leyendo los relatos que debo calificar. De rato en rato echo un vistazo por la ventana y me quedo colgada en alguna de las fotografías que la carretera me ofrece. Pienso en César Vallejo y en su España, aparte de mi este cáliz. Yo cargaba el poemario del cholito en mi mochila hace dos años cuando cruzaba la carretera desde Nueva York hacia Washington D.C. Entonces me imaginaba en medio de los buses, trenes, autos de España. Y hoy estoy aquí, llena de experiencias, mensajes, sonrisas, cantos y poesía que compartir. He llegado en otoño para constatar los olores maduros de los pueblos a los que les falta el abrigo de una mujer nómada. El tren se detiene en Ciudad Real, se bajan unos cuantos y continuamos. La mujer sentada a mi lado me parece agradable, conversamos. Es de Córdoba. Me habla de su ciudad, de su gente y yo me imagino viajando algún momento allá. Llegamos a Sevilla y el tren nuevamente se detiene . Esperamos largo tiempo, me desespero. Quiero llegar rápido a Punta Umbría. Después de una hora ya se ven las luces. Hemos llegado. Hay mucha gente, pero entre todos reconozco la sonrisa de Uberto. Le saludo con uno de los versos del poema que le escribí hace tiempo.

En adelante visitamos una vinoteca, comemos, brindamos y nos ponemos al día de todo aquello que el tiempo y la distancia no nos ha permitido. Luego vamos al Bar literario 1900. Ahí Uberto inició las tertulias literarias los jueves por las noches en 1992. Me presenta a Antonio quien está a cargo del bar. La pared está forrada con fotografías que me gustan, libros y antiguedades. La pasamos bien, pero no puedo extenderme como quisiera pues estas noches en Punta Umbrías tendré que dividirlas entre los textos que me faltan y un nuevo paquete de relatos. Antonio pasará mi documental en el bar un día de estos.

ACon Uberto en el bar 1900

Punta Umbría me recibe con la humedad de un puerto. No una humedad que asfixia sino una que me invita a sentarme en la barandilla al pie de la rìa. Los barcos no tienen insomnio, ellos descansan mientras yo los observo. Aquí el tiempo se cuela de los postes de luz, quizá el alma de una gitana transite las calles desoladas de la media noche. Una vez más estoy sola en una pieza de hotel, que será mi habitación durante varios días. Escribo desde una cama que me siente aún extraña. Pienso lo de siempre: ¿Qué otros cuerpos pasaron por aquí? Todo es silencio. Espejo, lámpara, cuaderno verde. Tengo los pies helados y las manos olvidadas. No llevo reloj.

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Avanzamos por la carretera para atravesar la frontera con Portugal. Me encanta lo que veo. Los pinos, las curvas, el Odiel invitándome a escribir sobre él. Uberto coloca un disco de Adriana Calcanhoto. Cantamos en portugués y reímos. Vembora. El día es precioso. El puente se transforma en figuras que sólo ocurren en mi mente. Avanzamos por el camino viejo y observamos los pueblitos en los que esa nostalgia propia de la tierra portuguesa nos contagia. Las casas son todas blancas. El verde y el terracota de los huertos y las cerámicas rompen con tanta inmaculez. Unos cuantos viejos pasan con sus boinas sobre las cabezas y un grupo de niños avanza con sus bicicletas, dejando huella a su paso, levantado el polvo. Cualquier leve movimiento rompe con la quietud de la postal.

Llegamos a Casela Velha, una aldea donde las casas son de fachada humilde. Una Iglesia del siglo XII y una especie de fuerte poligonal que escolta el extremo oriental del parque natural da Ria Formosa, una sucesión de istmos y larguiruchas islas arenosas que discurre paralela a la costa a lo largo de 50 kilómetros, hasta la península de Ançao, cerca de Faro, formando un laberinto de agua, canales, caños, esteros, dunas y playas de 18.000 hectáreas.
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La comida es exquisita. Los mariscos son jodidamente deliciosos, igual ue en Punta Umbría. Me acordé de mi madre que adora este tipo de comida (en realidad todo tipo de comida, como yo) , estaría fascinada de servirse esta ollita de arroz marinero y para ella va esta foto. Con un buen vino, por supuesto.
Luego de comer tanta cosa buena (mmm...o queixo é gostossísimo!!) Entramos al Café Casa Azul y nos pedimos un Irlandés. La tarde se nubló, preciosa e irreverentemente se tiñó del color que esperaba. Desde adentro, desde esa pequeña ventana se observaba la fotografía de algún libro de historia desgastado. Salimos y el viento soplaba cada vez con más fuerza. De pronto nos volvimos unos chiquillos, no parábamos de reir con un poema visual que se produjo en el cielo con papel higiénico. Suena extraño y me hes difícil explicarlo. Resulta que de mi bolso se cayó un rollo de papel casi terminado, empezó a desenrollarse mientras caía y luego se elevó al cielo hasta que se separaron las hojas, entonces eran dos tiras blancas bailando en ese paisaje detenido en el tiempo, formando figuras que sólo Uberto y yo podíamos ver. Al cabo de un rato las tiras volvieron a juntarse para luego caer de apoco y morir al pie del agua. La marea había bajado y los pescadores regresado a casa. Unas aves sobrevolaban la escena. Era tiempo de avanzar.

Sobre las rieles de Faro_ Portugal

Entramos a Faro escuchando un homenaje a José Alfredito Jiménez mientras leemos los letreros en portugués, las placitas, el suelo empedadro. Llegamos al centro de la ciudad y apagamos el auto. Nos envolvemos con el ambiente de esta ciudad que acoge. Caminamos bajo los puentes. Y yo feliz entre las puertas viejas y los negocios de castañas en las esquinas. Una que otra galería se camufla entre callejones oscuros. Encontramos una feria y volvemos a ser niños. Luego las rieles, el gallo de la catedral y Las Marismas en Sepia. Pedimos un capuccino en el Cafe Alianza para rematar la tarde. Ainda posso sentir o cheiro do Algarve, ainda e para sempre.

Homenaje a Uberto Stabile en Valencia


Hace unos días se realizó en el Café El Dorado, en Valencia, un homenaje sorpresa al poeta, editor y agitador cultural Uberto Stabile. Yo llegué dos días después de ese reconocimiento que estuvo a cargo de Viktor Gómez, Alicia Martinez y Lucía Boscá, y que contó con la participación de amigos y colegas de Uberto. Yo, que soy una de las personas que lo quiere y respeta no quise quedar fuera de la noche y envié un poema, uno que alguna vez se lo escribí también en otoño y se lo envié escrito a mano: El insomnio de los mirlos y lo adjunté a la fotografía que acompaña este post.
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Esa noche estuvo llena de emociones (Uberto me ha enseñado la presentación que le prepararon con los mensajes de muchos poetas y amigos, fotos, etc.). Y en el diario El País salió un artículo referente al tema. Lo copio a continuación. Quien diría que mi poema se lo iba a poder leer yo misma, tan pronto, de frente y en Punta Umbría.
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Brindo por él y con él. Salud!
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Homenaje a un agitador
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Pese a su extenso recorrido como poeta y agitador cultural, Uberto Stabile (Valencia, 1957) es un personaje poco dado a la autocomplacencia. Quizá por ello, la única forma de someter su rico perfil al reconocimiento público era pillarle desprevenido. Aprovechando una visita a Valencia el pasado fin de semana para presentar su nuevo libro, Línea de fuego (Brosquil, 2008), y dar a conocer la Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos (RIEPA), en la que trabaja actualmente, un grupo de poetas de su generación y de posteriores hornadas le tributaron un homenaje sorpresa la noche del sábado por su "contribución a las letras hispanoamericanas al posibilitar la edición a poetas noveles de uno y otro lado del Atlántico y facilitar la labor a las editoriales alternativas", explicaron los promotores, Alicia Martínez e Isaac Alonso, gestores del café literario El Dorado, lugar de la incruenta emboscada. Detrás del reconocimiento, nombres como Alfons Cervera, David González, Antonio Orihuela, Antonio Méndez Rubio, Yolanda Pérez Herrera, José Luis Falcó, Agustín Calvo Galán, Quique Falcón o Carla Badillo, entre otros representantes de dos o tres generaciones literarias. (Para leer el artìculo completo pisa firme aquí)

Fuente: Diario El País.

martes, octubre 21, 2008

Madrid: Bienvenida Múltiple. Next Stop Huelva

Son casi las dos de la mañana en Madrid y estoy molida. Fueron trece horas y media de viaje desde Kitu. Ni el viaje Phoenix- Colorado, que duró 20 horas, resultó tan pesado. Debe ser por lo que también estaba un poco enferma. Lo importante es que llegué a España y ni hablar. Ni siquiera hizo falta poner un pie afuera del aereopuerto para empezar a vivir las buenas sorpresas que depara el camino. Al llegar al aereopuerto de Barajas me tomó un buen tiempo esperar en una gran fila de control de migración, equipajes, etc. (además de los galanteos de los inspectores de documentos -¿Disculpa, cuánto mide esa melena preciosa, es natural?-. ¡Joder! como dirían aquí). Luego de cruzar una gran sala pude divisar tres pares de brazos moviéndose. Eran ellos, Mario Crespo, José Ángel Barrueco y el Kebran. Me emocioné tanto, y no era para menos. Ellos son tres de esos amigos de los que tanto he hablado, amigos en la distancia. He disfrutado tantas veces con sus obras y textos, y ellos, en más de una ocasión han dado cabida a mis poemas o relatos o aventuras on the road. Hace un par de meses les decía que me encantaría poder sentarnos tomar algo y conversar, un par de meses después estuve recorriendo desiertos, reservaciones indígenas, librerías, subterraneos, puertos, casas de poetas y pintores... y ahora estoy aquí, en la ciudad donde nació Leopoldo María Panero, Josée Ortega y Gasset, Francisco Umbral, entre otros.
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Todos en esa mesa hemos sido puentecitos. Mi llegada permitió que el Kebran y Mario se conozcan en persona. JAB fue mi contacto en Albuquerque con Vicente Luis Mora. El Kebran fue quien hace muchos meses me regaló el libro de RESACA/HANKOVER, con el que recorrí las tierras del Norte de América. Pude después de un momento conversar por teléfono con Uberto Stabile (Uberto me esperará mañana en la estación de tren de Huelva, serán cuatro horas más de viaje), Viktor Gómez, David González y Vicente Muñoz Álvarez. Más tarde llegó Marta, la compañera de JAB, que me cayó muy bien. Reíamos todos en la mesa pues desde las 6 de la tarde que llegué, conversamos tanto que se nos volaron las horas y lo único que conocí el primer día fue la terminal 4s y una de las marcas de cervezas madrileñas. Todo estuvo genial, no olvidaré ese recibimiento. Hubiese querido escuchar a muchos otros amigos y conocidos que me han acompañado por largo tiempo, pero no tenía móvil personal para llamarlos. Pienso en Adolfo, en Alicia, en Pepe, uff....ya habrá tiempo, espero.
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Salimos de la estación muy tarde, ya casi no había gente, pero seguíamos con la sonrisa en la cara. El kebran tomó su camino hacia Illescas y JAB y Marta para Lavapiés. Yo fui con Mario a su casa donde nos esperaba su compañera: Miriam, quien también me cayó muy bien, y me brindó un "chupito" de licor de mora que hizo su padre en casa. Los dos me han recibido en su hogar. Vaya la conexión tremenda de los blogs. Quien diría que un medio tan frío como el internet nos haya enlazado de una manera que supera nuestras espectativas. He volado miles de kilómetros para llegar y sentirme como en casa. Eso, como en casa.

domingo, octubre 19, 2008

Good News: mi documental en DOCUMENTA Film Festival en Kitu

Estoy a punto de viajar a España. Mañana tomaré el vuelo de la noche y cruzaré el océano. Todo ha sido tan rápido que todavía no asimilo muchas cosas. En todo caso sé que estoy en el camino. Y lo más extraño y genial al mismo tiempo es que sé que cuento con mucha gente que ni siquiera me conoce en persona. No hace falta. Ya estamos bailando al mismo ritmo. Hoy me escribió Ángel Petisme también haciéndome saber que no dude en "silbar" si necesito algo o simplemente coincidir. Petisme siempre me ha parecido un tipo que se las juega, y eso está bien.
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Por otro lado, he coordinado con mi amigo el realizador zamorano Mario Crespo quien me recogerá en el aereopuerto el lunes (estamos felices porque su corto también se proyectará el mismo día que el mío, en Punta Umbría, en el XV Concurso de cortos. Los nuestros, como no son andaluces, estarán en la sección "otras miradas". Quien diría, compartiendo sala con Mario y conociéndonos en persona. El Kebran quizá vaya a Madrid ese día, para encontrarnos y José Ángel también ha dicho que lo intentará, aunque es más probable que nos encontremos cuando vuelva de Huelva a Madrid. Uberto sigue ayudándome con los consejos y respuestas a mis preguntas medias voladas... y es que por poco me quiero recorrer media Europa en este viaje, jajaja... pero creo que con todos los lugares en los que tengo amigos y conocidos en España y Portugal ya tengo bastante. Ya veremos.
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Hoy amanecí con un poco de dolor de garganta. Ya una vez, en Nuevo México, perdí la voz debido a los cambios extremos de clima y a todo el ajetreo. No quiero que eso vuelva a pasar. Hoy me sentí agotada, pero hubo cosas muy muy buenas que me volvieron a impulsar. Después de varios meses, me reencontré con mis ñaños tullpus, mis hermanos y compañeros del grupo de danza. Hubo una presentación preciosa, de esas que más nos llenan. El público fueron viejitos de asilos, niños con discapacidades, etc. Fue hermoso verles a todos felices; silbando y aplaudiendo. Estaba loca por bailar y al final todos lo hicimos. Yo bailé con tres viejitos al mismo tiempo, un lujo. Todos en una fiesta general. Además, apenas hoy pude ver fotos de la última presentación que tuvimos en la Casa de la Cultura con la y las risas y los chistes de siempre y el amor por nuestros trajes, nuestros colores, nuestra música.

Bailando el zig zag en la jocha cultural


mi madre bailando un albazo

El escenario se llenó... ¡cómo gozo!

Por la tarde fui a retirar los documentales que llevaré a España. Ángel Antonio me ayudó con el diseño. Pues como nadie jamás me ha dado un entavo para este documental, siempre ha sido muy artesanal. Pero hoy ha quedado muy bien. Sé que al Jaimín también le gusta esa foto,a sí que nos fuimos con ella. Mientras hacía tiempo revisé el mail y me encontré con otra sorpresa. Un nuevo festival en el que particiàré. Este me emcoiona mucho, puesto que estaba programado para septiembre... y como nunca me dijeron nada, asumí que el mío no había sido seleccionado. Pero resulta que estaba equivocada, y si no habían avisado antes era porque la cantidad de documentales que llegaron de todo el mundo superó las espectativos y el proceso de revisión y selección se extendió. Se trata de la muestra de cine DOCUMENTA FILM FESTIVAL, que se realizará en Kitu-Ecuador del 18 al 29 de noviembre. El mail dice lo siguiente:

Si has recibido este correo es por que tu documental ha sido escogido para participar en DOCUMENTA. Supongo tienes algunas preguntas:

1) ¿Por qué estamos tarde?
a) Tuvimos más concursantes de los que planeábamos. Nos tomó más tiempo del previsto ver cada una de los documentales y quisimos darle a cada documental el tiempo que se merecía.

Además de la muestra en las salas de cine, los organizadores dicen:

Tal vez hagamos un festival de documentales en la Cárcel de Mujeres de Quito. Todavía estamos en negociaciones, pero si esto ocurre solo presentaremos aquellos documentales que están es Español o con subtítulos en Español.

Lo cual sería genial poder proyectar mi documental ahí. Para esa fecha ya habré regresado de Europa y podré yo misma acompañar las actividades. Pero eso no es todo, no sólo que fue seleccionado sino que fue el único documental ecuatoriano escogido, lo cual me sorprendió mucho más. Hay películas de Alemania, Perú, Israel, Canadá, Argentina, etc, etc. Aquí abajo copio los títulos de los films que se proyectarán.

Salud y buen cine!!!


DOCUMENTA QUITO

EL VIAJE DE ANA
Alan Ezequiel Jais
Argentina

O CÁRCERE A RUA
Liliana Sulzbach
Brasil

A DAY IN EUROPE
Carsten B. Larsen
Dinamarca

AMERICANO
Carlos Ferrand
Peruano y canadiense

SONIDOS DEL DESIERTO. GUAQUINCHAY
Emiliano Pecorelli Y Sebastián Masera
Argentina

BARRIO 26 DE ENERO. MENDOZA. ARGENTINA
Emiliano Pecorelli Y Sebastián Masera
Argentina

LAST THOUGHTS
Kevin Henry
USA

A HISTORY OF 4000 YEARS: THE LAZ
Funda Ozyurt Torun
Turquía

THE NOGAY AND CRIMEAN TATARS: AN ORAL HISTORY
Funda Özyurt Torun
Turquía

THE WATER BEARER
Pascal Gelinas
Canadá
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BAMBARA BLUES
Jacqueline Van Vugt
Holanda
BLAST!
Paul Devlin
USA

LEJOS DE ACA
Kristina Konrad
Suiza

SUEÑOS LEJANOS
Alejandro Legaspi
Perú

YOU WANTED TO MAKE A FILM?
Gali Weintraub
Israel
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ANATOMY OF FAILURE
Minou Norouzi
Austria

EL PERRO QUE LADRA A LA LUNA
Charo Ruiz Y Sandra Soler
España

THE TIMEBANK - AN ECONOMY FOR EVERYONE
Steffen Soehner
Alemania
THE UNKOSHER TRUTH
Chana Zalis
Israel

DIET LEIBOVICH
Avishag Leibovich
Israel

AGAINST THE GRAIN: AN ARTIST\'S SURVIVAL GUIDE TO PERÚ
Ann Kaneko
USA

LAS ARTES DE LA RESISTENCIA
Alexandra Guité
Canadá

THE LONGING: THE FORGOTTEN JEWS OF SOUTH AMERICA
Gabriela Böhm
US/Argentina

¿QUIÉN LE DISPARÓ A MI HERMANO?
German Gutierrez
Canadá
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VIEW IN AN OAK FRAME
Rens Oomens
Holanda

TRIVIAL EUROPE
Gerald Harringer, Wolfgang Preisinger
Austria
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VALPARAISO EN ESCARABAJO
Osvaldo Rodríguez Zúñiga
Chile

DIARY OF NICLAS GHEILER
George Aguilar
USA

JAIME GUEVARA: ENTRE CUERDAS LIBERTARIAS
Carla Badillo Coronado
Ecuador


DEVIL PLAYS HARDBAL
Nijole Kuzmickas
Canadá

PATRICIA BALTIMORE
Eran Preis
USA

ANOTHER WORD FOR FAMILY
April Grayson
USA
SOUND ON LIFE
Iben Haahr Andersen
Dinamarca

sábado, octubre 18, 2008

Oficialmente graduada... muchacha de sangre caliente


Recibí dos cartones. El primero: mi título... periodista. El segundo: un diploma a la mejor alumna de la promoción 2007-2008.

El momento en que me llamaron y el rector me extendió la mano, dijo: Felicitaciones Srta. Badillo, se lo merece.
En cuestión de segundos, se me vinieron tantos rcuerdos, conflictos con algunos profesores y autoridades con los que no me quedé callada cuando veía algo incorrecto, algo que me asqueba, algo de lo que simplemente yo no quería ser partícipe. Pero me vino también varios profesores a los que respeto y tengo cariño, a los que me sacudieron, a los que pusieron en mis manos a Faulkner de una manera más profunda (ahh mi querido Faulkner), a Hanna Arendt, a Chéjov, a Martín Barbero, a Zigmun Bauman, Ulrich Beck, Roberto Calasso, etc, etc, etc.

Yo le respondí: Lo que es la vida, aquí está parada, frente a ud, esa muchacha de sangre caliente como ud solía llamarme, debido a mi temperamento cuando algo no me parecía correcto. En todo caso, gracias por ponerme a prueba. Que le vaya bien. En pocas horas más viajaré a España con mis trabajos. Y seguiré siendo la mujer de sangre caliente, la que no calla.

Con mis padres

viernes, octubre 17, 2008

Ojeras, graduación y nuevos amigos

Son casi las dos de la madrugada y me doy cuenta de que sigo igual de necia. Sé que debo descansar. Abuso de mis ojos abiertos porque sé que a pesar de tanto cansancio no se desplomarán. Y no es para menos, fueron dos meses huracanados (en el buen sentido, como diría JAB). Ayer me enteré que mañana o mejor dicho hoy en la tarde será la ceremonia formal de mi graduación, la incorporación. Y que he salido como la mejor graduada de mi facultad. Pues qué puedo decir. Quisiera saber quien me dará ese reconocimineto, si será una de las autoridades que en más de una ocasión me trataron de revoltosa, indisciplinada o la que irrespeta a la autoridad (una vez en la que llevaron a un politiquero de derecha y yo no me quedé callada ante tanta estupidez que salía de su boca). Nunca tuvieron motivo para tacharme de tonta o vaga, no. Fue el pensar y hacer despertar a los que dormían lo que tanto les jodía. Pero bueno, ahora el resultado está ahí.
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He pasado estos días en mi habitación, leyendo los relatos que debo calificar, preparando la nueva portada de mi documental, ojeando de rato en rato uno de los libros que traje, pasando a limpio mis poemas del cuaderno verde y ordenando los anteriores para enviárselos a Jack, que me los pide para acabar de traducirlos, tratando de contactar y armar itinerarios (tengo tan licuada la cabeza en estos momentos que Uberto no ha podido hacerlo mejor. Ese hombre es incansable! Además de los amigos que ya se han puesto a mover información.) ... pero el tiempo aprieta. Sé que debo descansar, pero cómo no quedarme despierta si de pronto recibo cartas (son en realidad e-mails, pero me encanta la otra palabra) de gente que con pocas frases me hace saber que existen, que mis letras les sacude, que mis anécdotas les sienta bien... aunque a veces estas descoloquen.
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Estos días han sido de descubrimientos. Hay gente que me agradece por mis crónicas, relatos, poemas; por mi forma de contar historias, propias y ajenas. Me dan las gracias, pero soy yo, créanme, la que estoy agradecida. Gracias por tomarse el tiempo de sentarse y escribirme algún mensaje del modo en que lo han hecho. Rescato entre los últimos nombres que he re-descubierto: Pepe Pereza y Pablo G. Bao.
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Coño, pero qué bien se siente saber que mis letras y desavaríos llegan y gustan a esos dos seres que ahora -conociéndo más sus escritos- los siento cercanos.
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Pepe colabora regularmente en el blog de HANKOVER y aparece en otros blogs literarios. Sé que vive en Logroño. Quizá llegue hasta allá, al menos su predisposición la valoro. He leído algunos de sus relatos y es motivante que ahora él me diga algo como esto:
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(...)Soy un hombre bastante solitario que no me gusta salir de casa, por eso, el seguir tus viajes a través de tu blog ha sido para mí una gran experiencia y quiero agradecértelo: GRACIAS. Gracias por sacarme de mí aburrido mundo y llevarme de tu brazo por esas tierras de dios. Gracias por presentarme a toda esa gente maravillosa, artistas que comprendo muy bien (yo he sido actor durante más de veinte años y ahora trato de hacerme escritor) Mientras lo consigo, trabajo de tramoyista en un teatro.
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Y, por otro lado, a Pablo G. Bao tuve la suerte de leerlo en la Antología de RESACA/Hankover, él es uno de los 37 drugos. Pablo me escribió al ver la foto en la que aparezco en la tumba de Charles Bukowski y sobre ella, el libro en el que aparecen sus tres poemas. Pablo remata su mensaje con un final que me encanta:
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(...) me parece que tiene cierto encanto el hecho de que se hayan recostado (los poemas de pablo) por unos instantes sobre la lápida de ese increíble Viejo Indecente.. Yo soy uno de los 37, el más viejo para más señas... Me recuerdas a la Nin, creo que tú y el otro Henry (el Miller) habríais hecho buenas migas.
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Ay Pablo, me has sacado una sonrisa con eso de la Nin... pues lo iba a contar con más detalles, pero te doy un adelanto. Cuando estaba en San Francisco, Jack Hirshman, en una de las tantas noches en que me contaba sus historias, me contó sobre la amistad que tenía con Anais Nin. Ella era mucho mayor que él, pero su personalidad, belleza e inteligencia hicieron que Jack trate de estar con ella. En más de una ocasión Jack quiso llevarla a la cama. Anais se negó. Luego de ello llegaron a ser muy buenos amigos. Jack me la describió como siempre la he imaginado y corroborado por sus diarios. Una mujer-mujer. Una bailarina y escritora auténtica. Con voz propia. Fuerte, valiente, un tanto loca y neurótica, pero sobretodo eso... valiente, y bella por eso.
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El último día que estuve en San Francisco, Mark me recogió en un taxi luego de que Jack, Aggie y Laura me ayudaran a empacar toda esa revolución de papeles, servilletas garabateadas, contactos, etc... y cuando ya teníamos todo listo, Aggie y Laura se adelantaron con las maletas a la vereda. Jack me detuvo del brazo y me dijo: Carla, linda, tú sabes que yo pretendí a Anais y que ella me rechazó. Pero quiero que sepas que estoy seguro de que si Anais te hubiese conocido... se habría enamorado locamente de ti.
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Y ahora eres tú, Pablo, el que me dice algo relacionado a ella. Pues sí, quien sabe, si yo la conocía otra historia estaría contando. Pero como digo en uno de mis poemas, me he enamorado sólo de mujeres muertas... por algo será.
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En fin.... Pepe, Pablo, que la música no pare, que el círculo siga girando.

martes, octubre 14, 2008

Quitu imponente. Next Stop: España

Siiiiiiiiiiiii!!... esta noticia resultará para la mayoría una verdadera sorpresa. En cierta medida, para mí también lo es. Hace poco llegué de un viaje que me sacudió por completo. California, Arizona, Nuevo México, Colorado. He aprendido, compartido y reafirmado muchas cosas. Aún no acabo de asimilar todo lo vivido por el norte, tantas ciudades y pueblos: Los Ángeles, Orang County, Phoenix, Fountain Hills, Flagstaff, Gallup, Albuquerque, Santa Fe, Taos, San Francisco, Durango, etc, etc, etc.... y ya el próximo domingo viajaré a España.

Antes que cuente los detalles, motivos y razones de mi siguiente destino, déjenme decirles que definitivamente de todos los lugares en los que he aterrizado, ninguno me conmueve como Quitu. Esta vez fue potente, es decir más que otras veces. El señor que iba a mi lado habrá pensado que era migrante o que no había regresado a mi país hace mucho tiempo, porque poco me faltó para romper la ventana y saltar. En cuanto vi las montañas, los cerritos, los ríos se me llenó el pecho de un sentimiento que no puedo explicar. Era una especie de choque interior. Debió ser toda la fuerza que traía y al encontrarme con esas imágenes no pude evitar llorar en silencio. Les recordamos apagar cualquier equipo hasta que el avión haya aterrizado -dijo el piloto- , pero yo seguí tomando fotos. Inclusive antes de llegar a la capital, pasamos por Imbabura y pude ver el lago Cuicocha, del que alguna vez ya había escrito aquí.

Cuicocha desde el cielo

El tema del viaje a España no es reciente. El puente desde luego ha sido el poeta y queridísimo amigo Uberto Stabile. Desde que contáctamos hace ya más de un año, nos hemos vuelto tan cercanos que quien haya seguido mi blog, se habrá dado cuenta del cariño y el respeto que le tengo. Uberto además es amigo de muchos conocidos y amigos en la distancia. Es lógico, siempre está moviéndose en el área cultural en su pequeño gran Sur. Uno de los festivales a los que fui invitada fue al XV Encuentro Internacional de Editores Independientes EDITA '08, al que no pude asistir por cuestiones de tiempo y dinero, sin embargo mi documental: Jaime Guevara: entre cuerdas libertarias, sí se proyectó. Ese Encuentro fue para mí otra puerta para nuevos festivales como el III Festival SurRealidades, en Bogotá, Colombia donde también fue seleccionado y proyectado hace poco. También habían ciertos eventos literarios y recitales a los que nuevamente la distancia y el tiempo me impedían asistir.

Pero como los dos somos un par de cangrejos soñadores, que no se conforman con ello sino que saben que hay que ponerle garra a lo que uno quiere, decidimos trabajar con tiempo para que los siguientes proyectos se materialicen. Y así fue. Uberto siempre ha confiado en mí, en lo que hago, en lo que pienso. Y partiendo de ello, de mi trabajo, fui invitada a tres eventos que se realizarán a finales de este mes y parte de noviembre. Para ello el se ha movido con el tema de la organización allá, pero el asunto no era tan sencillo pues la embajada de España en mi país es hoy por hoy la más estricta para la expedición de visas, incluso más que la de Estados Unidos. Y es por la cuestión de la migración y de los trabajadores indocumentados. Pero aún así decidimos intentarlo. Uberto no ha bajado la guardia ni un sólo segundo, incluso durante el tiempo que estuve de viaje, él seguía enviando a mi casa las invitaciones oficiales necesarias para presentarme en la embajada. Y no sólo eso, sino que a través del ministerio de Cultura de mi país, conseguí el pasaje completo, ya que es la primera vez que una ecuatoriana participará en dichos eventos.

Uberto ya tenía mi cariño, pero al ver su infatigable trabajo por lograr que yo pueda participar simplemente reafirma e incrementa ese sentimiento. Ahora podré conocerlo en persona y a la vez me ha extendido la oportunidad para conocer a los amigos a los que quiero y que hasta hoy no he podido estrechar un abrazo como se debe, brindar como se debe, cantar como se debe, en fin....
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Los eventos en los que participaré serán:


  • XV Certamen de Cortometrajes "Ciudad de Punta Umbría", que se realizarán lols días 24 y 25 de octubre, en el que se proyectará mi documental.


  • El Salón del libro Iberoamericano de Huelva, que se llevará a cabo del 4 al 9 de noviembre, y en el que también se proyectará mi documental.


  • Y al X Premio Nacional de Relatos "Canaleta", en donde participaré en calidad de jurado. (los últimos ganadores han sido escritores de la talla de José Luis Piquero y Carlos Frühbeck)

Todas estas propuestas han venido desde hace tiempo, pero no quería decir nada hasta que no fuera seguro. Pero ahora que ya está más que confirmado, sólo me queda agradecer nuevamente a Uberto, y decirle que por mi parte he tomado con mucha responsabilidad todas mis participaciones. Y decirle a mis amigos de España, a esos poetas, realizadores y locos, que ahora es cuando, como decimos en mi tierra. Ya veremos como podemos encontrarnos. Miren que todos los días se atravieza el océano. Por ahora y como todavía sigo mareada de tanta fecha y viaje. Necesito consejos sobre posibles rutas que realice. Voy a aprovechar visitando Portugal y quizá avance ahasta Francia e Italia, ya veré, pero lo que es seguro es que pasaré algunos días en lugares como Madrid y Valencia.... Por ello necesito que me aconsejen lo más pronto posible cuales serían posibles opciones de ruta. Llego el 20 a Madrid, allí tendré que alojarme puesto que el viaje de Ecuador a España es un tanto laaargo, y al siguiente día parto a Punta Umbría donde estaré las primeras dos semanas. En adelante avanzaré hacia los sitios que acuerde.

Seguimos on the road.

Next stop: Ecuador. California, entre merodeadores y Bukowski

Antes de dejar Arizona fui a la oficina de correo para devolverle a Carl T., en San Francisco, el móvil que me había prestado para la última parte de mi aventura. Antes de guardarlo en la caja llamo a varias personas Jack, Aggie, Neeli, Mark, Laura... Empaqué y vi que las maletas estaban realmente pesadas, me preocupé. Sabía que no podía exederme o me costaría cien dólares extras. La mayoría eran libros, periódicos, revistas... por eso pesaba tanto. Llevaba también cds, la mayoría eran de blues, jazz y country, y los recuerdos que tomé en cada sitio por los que anduve: tierra, piedras, atuendos autóctonos, etc. Saqué algunas cosas, pero seguían pesadas (y eso que Jack y Aggie me hicieron el favor de enviar a mi casa desde Frisco un buen paquete de libros y las dos pinturas que me regaló Momo). Así que decidí ponerme encima como diez blusas, tres shorts, dos pantalones y un abrigo. Parecía un oso polar perdido en el desierto.

Antes de convertirme en un oso para camuflar el peso de las maletas

Finalmente pasaron mis maletas con el peso justo, y en el ajetreo me corté el dedo con un metal y empecé a sangrar. No es nada -dije-. ¿No es nada?-me preguntó la muchacha de la ventanilla-, pero si no paras de sangrar . Era gracioso que en todo el viaje no me haya pasado nada realmente alarmante en cuanto accidentes y que tomando el avión para ir a casa mi dedo no parara de sangrar. Pedí un curita, y al principio no fue suficiente. El muchacho de migración trajo alcohol y me desinfectó. ¿De dónde eres?. De Quitu, Ecuador -respondí-. Mientras esperaba, me preguntó sobre mi viaje y yo le conté algunas cosas. Luego dijo: ¿Y depués de lo que has conocido aquí, piensas seguir viviendo allá? Yo respondí: Este viaje ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Y con ella no he hecho más que reafirmar mi amor por mi tierra. Si con todo lo que me ha pasado, con todo lo que he visto, con todo lo que he conocido, quiero regresar a mi país... debe ser por algo, no crees?. Volveré pronto acá, estoy segura. Seguiré dejando mis pasos en la otra dimensión de este país esquizofrénico. Volveré. Pero Ecuador es mi base. Finalmente tomé el avión que me llevó a L.A.

Ya en el aereopuerto de Los Ángeles me saqué todo el peso de encima y volví respirar libre. Nuevamente saqué el libro de Vicente Muñoz Álvarez, ese Merodeador que tantas veces me acompañó en mi ruta. Vicente debió marearse con tanta vuelta que di. Y por eso la foto con la que empiezo este post va para él. La mirada perversa y pura de esta mujer andina subida en un bus de Los Ángeles muy cerca de San Pedro, donde descansa el viejo Buk. Y donde paradójicamente no había publicado la siguiente foto, que fue la que me tomé el primer día que llegué a Estados Unidos. La foto en la tumba de Charles Bukowski. La tumba por la que se me fue una tarde entera buscando el "don`t try" y los guantes de boxeador. Recuerdo esa tarde como si fuese hoy. Era un día soleado y no habían tiendas cercanas para comprarle una cerveza al viejo. Llegué casi sin nada, y le puse sobre su tumba mi parche de resistencia y el libro de RESACA/HANKOVER. Me senté frente a él y le dije: Estos son mis poemas, espero que te gusten, pero sino te tocará aguantarme hasta que termine de leerte, sin decir nada. En efecto, no dijo nada, pero creo que le gustaron porque el viento empezó a acariciarme las trenzas suavemente. Quien diría mi querido Hank, dos meses después vuelvo a L.A. para contarte que conocí a uno de tus mejores amigos, a tu biógrafo, a tu ciudad -por la que todavía ronda la señora Muerte- y a Linda King, tu compañera. Neeli me dijo que te gustaba beber en los cementerios. Yo, por mi parte, siempre he querido dar un recital en uno de estos. Y ahora estamos aquí, compartiendo mis versos frente a la Isla Bonita. Ya sé a que te refieres con don`t try, si no lo haces bien, si no lo escribes con las víceras, con el cerebro, con el corazón, si no te tiemblan las manos y el cuerpo después de escribirlo... mejor no lo intentes.
En fin, esta foto va para V. y para los otros 36 drugos. Sé que muchos de ellos vibraron con mis crónicas y relatos on the road. Lo poco que he podido mostrar dado el tiempo sobre carreteras, aereopuertos, reservas indígenas, recitales, tepees, bosques, desiertos, tumbas, cafés, librerías, bares, universidades, ríos, subterráneos, etc, etc, etc... Pero todo, como siempre he dicho, lo sigo acumulando en mi cuaderno de viaje. Espero algún día poder compartirlo integramente. Gracias a todos quienes han seguido mis nomadeos desde cualquier rincón del mundo. Todavía quedan muchas fotos, relatos, poemas que surgieron en algún momento acordándome de esas personas que me acompañan de alguna manera.

Abro una vez más El Merodeador, como dialogando con Vicente a través del papel y la tinta, y me encuentro con esta frase al final de uno de sus relatos: Nada más podíamos pedirle al mundo. Y tiene razón.

domingo, octubre 12, 2008

Arizona again. Acampar en el bosque y perderse en el pueblo fantasma

Sabía que serían veinte horas en bus de Durango hasta Phoenix, donde tenía mis maletas. De ahí debería viajar nuevamente a Los Ángeles para tomar el avión que me llevaría a Ecuador. Pero todo resultó mejor de lo esperado, pues mi ñaño (así nos referimos en mi tierra para decir hermano) Sage decidió viajar hasta Arizona para dejarme en Fountain Hills y él avanzar hasta Apache Lake y encontrarse con su abuelo que hace tiempo no veía. Eso significaba ahorrarme al menos la mitad de tiempo de viaje y con ello aprovechar para conocer otros lugares. Y así lo hicimos. La última mañana que desperté en Durango no la olvidaré. Abrí la ventana y me encontré un venado pequeño paseando por el jardín.

Kathy preparó comida para el viaje y algunas bebidas para hidratarnos en el camino. Antes de salir, Kathy me llevó a un restaurante mexicano y desayunamos huevos rancheros. Eso nos dio tiempo para conversar un poco más. La verdad es que la llegué a querer en este tiempo. Ella ha sido una exelente guía, anfitriona, amiga. Ya quiero que sea junio para poder recibirla en Quitu a ella y a Byron. Siempre se lo repetí, ella parece más ecuatoriana que muchos. En su auto tiene un cd de Julio Jaramillo, papel higiénico en la wantera y le encantan los bolones de verde y las tortillas de papa chola con queso. Un tiempo fue profesora en la Universidad Salesina, en mi ciudad, espero que vuelva a dar clases y que viva al menos un tiempo. Seríamos muy buenas amigas. Ya lo somos.
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El día era soleado, pero reservamos las Tecates heladas para cuando aparecieran los cactus y los saguaros silvestres. El camino fue divertido. El paisaje era precioso, se extendía por kilómetros la misma imágen. La carretera estaba prácticamente desolada. Yo tenía el mapa en la mano y Sage el pie en el acelerador. Tomamos una vía alterna para pasar cerca a todos los parques nacionales que quedaban en el camino. Sage es un muchacho muy dulce y muy valiente. Lo recordaré por caminar siempre descalzo sobre suelos irregulares. Para cualquier citadino eso seía una tortura, pero para Sage eso es un placer, un masaje para los pies. Yo, que soy bailarina, tampoco siento dolor. Y siempre he dicho que me gustan mis pies arqueados y duros, ásperos por haber caminado tanto, bellos por ser inquietos. Sage me tiene el rostro de un felino, de un animal armonioso, de un león de las montañas. De hecho me regaló una piedra púrpura en la cual está incrustada una garra de un felino. Sage me habla en el camino sobre sus estudios, que integran antropología y medicinas tradicionales, por eso está pensando en viajar a Ecuador, porque sabe que allá tenemos mucho de lo que le interesa. Sage me cuenta cuando se inició en las artes marciales y cuando las perfeccionó en Asia. De rato en rato su abuelo lo llama para sugerirle que avancemos hasta Tucson, pero Sage le dice que es imposible que tomaría más tiempo y que yo estoy a punto de regresar a mi país. Le pregunto por su abuelo y Sage dice que lo quiere pero que le da pena ver como su abuelo se ha vuelto tan conformista y materialista.

Sage es todo lo contrario. Me dice que su abuelo es de origen italiano. Que en su juventud fue un mafioso y que una vez inentó asesinar a su yerno. Que ahora es un conservador- republicano. Yo dije: ¿Pero a quién me quieres presentar?... él se rió y dijo que le entristece verlo tan cerrado, que es difícil cambiar de parecer a alguien de esa edad, pero que no pierde la esperanza. Yo le dije que le entiendo, pues mi primera parada en EE.UU., y donde mis maletas aguardan, era Fountain Hills, y la señora que vive ahí es la que incialmente me invitó, pero que paradójicamente es el único lugar en toda mi ruta, en el que no me sentí cómoda. Ella resultó ser conservadora, republicana y cristiana a morir. Ya me imagino cómo me vería... como una mismísima hija de Satanás, sólo por decir lo que pienso y actuar sin máscaras. Una vez, cuando regresaba de Nuevo México en la van del viejo Lui, abrió la puerta y me dijo... tú si que eres atrevida, pero lo dijo como si estuviese frente a la mismísima Lilith expulsada del paraíso. Para mí fue un cumplido. Sí, me atrevo. Y por eso tengo la suerte de haber aprendido tanto de gente sencilla y valiosa cuyas palabras no se compran. Perdón si yo no alabo a dioses que tengan que ver con el poder, cuando lo que trato -como decía Nietzche- es matar un dios cada noche para poder dormir tranquila, aunque en mi caso a veces mate uno y amanezca con tres en mi cama.... dioses, señores, dioses.
Pasamos Colorado y llegamos Nuevo México. Vi nuevamente la Historic Route 66 y en mi mente estallaron nombres, rostros, voces que había dejado en ese estado. Moona, Amu, Andrew, Félix, el buen Tom, las dos mujeres que me compraron medicina cuando enfermé y perdí la voz en Santa Fe, Elizabeth, el viejo que me recordaba Ginsberg, Douglas y su amigo, Nancy Red Star, Rodha, Jasper, los dos muchachos españoles que estuvieron en la hostal la noche en la que el psicópata estaba rondeando las habitaciones, los indios taos, los mashikuna acoma, navajo, hopis, zuni, lakotas, etc, etc, etc. Sage colocó una de Cat Stevens y el cielo cambió de color.

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Cuando entramos a Arizona pasamos por un montón de pueblitos que no conocía. Sage llevaba un sticker de Obama en la cajuela, y no bromeaba cuando decía que sería mejor que lo tapase pues la policía en Arizona es otra historia. La gente ahí es mucho pero mucho muuuy conservadora. Basta pensar en los dos senadores de Arizona: el hijo de puta de Joe Arpaio y McCain. Además no valía la pena dar motivo, pues había un pequeño detalle: Sage no tenía licencia. Así que si nos agarraba la policía a él lo multaban o lo llevaban a la cárcel y yo perdería mi vuelo a los Ángeles y en consecuencia a Ecuador. Seguimos buscando en el mapa un lugar donde acampar y decidimos que Black Lake era un buen sitio. La noche estaba helada, yo traté de abrigarme lo que más pude. Descubrí una piedra volcánica y un árbol cuya madera parecía ser carboncillo. Pasé mi dedo por el tronco y me pinté la cara. Mújer búho dije en voz baja. Un venado empezó a hacerse escuchar. Debió ser uno grande porque los sonidos eran estrenduosos. Al principio sentí temor, pues los animales ahí están libres y podrían oler la comida que se preparaba en el fuego. Sabía que mientras este dormida un coyote o una serpiente podría acercarse. No había carpa, sólo una bolsa de dormir. Todo se calmó cuando alce mi vista al cielo y reconocí a la osa mayor. Entonces sonreí, y los sonidos de aquel venado fueron la más bella melodía de una flauta viviente.
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Luego de recorrer buena parte de la carretera decidimos estacionar. Sabíamos que ya era hora de encontrar algún rótulo que diga algo. Pero el día era soleado y el paisaje totalmente árido. Logramos cosechar algunos frutos similares a las tunas. Estaban sabrosos pero demasiado calientes. Avanzamos un poco más y alcancé a ver una especie de torre de madera vieja, cuando volteé vi que en realidad todo era viejo, viejísimo.
Habíamos llegado sin pensar a Goldfield, un pueblo minero que había existido hace mucho tiempo. Ahora era una especie de pueblo fantasma. A mí que me encanta todo lo viejo, bajé en seguida del auto y empecé a recorrer cada rincón. Cantinas, autos destartalados, rieles de tren. Llamé a Mark pues tenía ganas de cantar Coal Miners Daughter, y yo sabía que él la disfruta tanto como yo. Había escuchado de ese lugar pero no pensé conocerlo porque quedaba muy muy lejos. Arenas, rocas, catus. Oh sí, bienvenida nuevamente al desierto.
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Ya en Phoenix me despedí de Sage con mucha tristeza. Le volví a agradecer por todo incluyendo la pera que me regaló el primer día que hablé en Fort Lewis College. Él se ríe y me dice que eso me hace especial. Le pregunto qué. Desde que te la di me has agradecido cada día, en algún momentito, lo que para cualquiera sería algo insignificante para tí parecería ser algo muy especial. Lo es -respondí- esos detalles así, espontáneos, sinceros, yo nunca olvido. Entonces sacó un atado de la planta que lleva su nombre: sage, y lo encendió como un inciencio. Él seguirá siendo mi ñañito, el león de las montañas. Veo como sube al auto y se aleja. Yo me quedó ahí, a la entrada de la casa, parada con la mochila al hombro en un silencio que ya no incomoda. El cielo empieza nuevamente a transformarse en esa gama inacabable de colores cálidos. Un coyote aulla y yo le respondo. Los dos sabemos que es hora de partir.

sábado, octubre 11, 2008

Pow Wow: invitada especial en Lake Capote. Danza y conocimiento ancestral

Bailando junto a nativos de diferentes tribus en el campamento Cava-Nuahh

Estoy a punto de concluir este viaje. Colorado me regala sonidos que me recuerdan a las flautas, rondadores y sampoñas de mi tierra. Todo lo veo naranja; los venados, las flores regadas por las aceras, la montaña sagrada a lo lejos. Durango es el lugar ideal para cerrar esta aventura. Más lecciones de vida. Enseñar y aprender. Me siento feliz, tranquila, fuerte. Todo este tiempo fuera de casa he tenido que pasar todo tipo de pruebas, físicas y espirituales. Todo ha resultado como debía resultar. Con ello no quiero decir que todo salió como estaba planeado, porque mentiría. Ha salido mejor. Y la verdad es que nada de lo que me ha sucedido estaba realmente planeado. Habían trazos, líneas generales, no más. Sabía lo que quería y cual era mi objetivo, y eso era lo más importante. Una de las pruebas a las que temía eran mis propias emociones, que a veces se vuelven un subeybaja y yo la niña subida en él, sin nadie que me ayude a bajar. No traje litio, y tampoco lo he necesitado. He experimentado todo tipo de sensaciones y mundos en seco, como un corte sin anestesia. Frío y calor en el alma de esta viajera que lleva todas las razas en su bolsillo. Y ahora aquí, en este lugar en el que no sólo concocí y compartí con la primera gente sino que fui su invitada de honor. Yo también entré al círculo sagrado para danzar con las mujeres que llevaban plumas y mocasines de colores, blusas bordadas como las wuarmikuna de mi tierra, orgullosas de sentir el peso del arco iris sobre sus espaldas. Yo también comí carne de venado en el ritual de la preparación, luego de la noche que acampamos en el bosque y sudamos en el sauna con olor a sándalo. Yo también recogí la leña para prender el fueguito y calentarme. Yo también comí con un trozo de árbol como cuchara y subí hasta la roca volcánica para pintar mi rostro y camuflarme entre las aves nocturnas. Me siento nuevamente purificada. Sé que regresaré a Quitu con la frente limpia, con la sonrisa verde y con las manos y el corazón más grandes, porque mis dedos han crecido y ya puedo alcanzar aquello que buscaba. El camino continúa.
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La misma noche del recital fui a la residencia de los estudiantes para que una de las muchachas nativas me prestara algo de ropa adecuada para el sauna natural y para el campamento en Lake Capote. Ella me preparó una mochila con todo lo necesario para resistir el frío durante la noche en medio del bosque. Al final me dijo: Te incluí una camiseta de un festival de danza de mi tribu que se realizó hace varios años y un pañuelo con un águila en el centro. Me entregó la mochila y se fue. Luego nos encontramos con Sage, quien me llevó en su auto hasta el lugar indicado. Kathy y Byron irían al siguiente día directamente al pow-wow. Sage me había preparado una especie de burritos con hongos y verduras, y colocó en la cajuela sleepings, cobijas, y una cocineta individual. Allá nos esperaban Itsah y sus amigos. Estábamos listos.
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Nuevamente en la carretera. Era de noche y abrimos el techo del auto. Las estrellas parecieron encenderse ¡Qué cielo! Parecía cuando uno desciende en avión a una ciudad que no conoce y sólo observa miles de luces. Era una noche fría, pero yo iba preparada: falda larga, chompa, guantes, mi pañuelo navajo y la cruz griega que Mark me regaló en Frisco. Tardamos un poco en llegar pues nos perdimos por un momento hasta que finalmente vimos el letrero que daba la bienvenida al lugar. Enseguida vimos pequeñas fogatas. Una señora, su hija y un muchacho nos saludaron. Cuando me vieron me preguntaron si yo venía de Ecuador. Me sorprendí, y les dije que sí, que cómo sabían. Me dijeron que Michael Joseph les había conversado lo que yo hablé en clase y que yo intervendría en el pow wow. Me dieron la bienvenida y siguieron su camino. Pedí permiso a los árboles-protectores para ingresar. Todo ahí se sentía muy fuerte. El olor del pino, los sonidos de los animales, el crujir de la leña, todo. No hizo falta San Pedrito, ni peyote. -El fuego también es medicina -dije-. Tus palabras también son medicina -dijo Sage-. Las palabras, el poder de las palabras. Entonces recordé las palabras de Taruka cuando me dijo que yo podía curar con las palabras. Puse mis manos cerca del fuego y pude ver unas manos viejas y preciosas, como si fueran las manos de una abuela, unas manos fuertes y tiernas. Todos se calentaban con el fuego. Yo me dormí con el arrullo de los árboles que me escoltaban.
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Cuando todos se despertaron fueron en seguida a desayunar. Pero a diferencia de lo que sería el banquete por la noche, la comida era ya preparada y algo ligera. Así que Sage decidió cocinar avena con leche y fruta. La mañana estaba helada, y yo encontré una pequeña mesa de madera. Me senté a escribir por un largo rato. Sage al frente hacía sus ejercicios de Yoga, parecía un bailarín en cámara lenta. Los demás fueron a ver a los caballos. Cuando la comida estuvo lista, improvisamos unas cucharas con unas ramas de árbol. El desayuno me supo a gloria. Me di cuenta de cómo -en términos generales- los humanos nos hemos vuelto cómodos, y en ese proceso hemos perdido tanta pero tanta sabiduría. Ver el agua hervirse en esa pequeña cocineta de combate y reventarse la avena en medio de las burbujas fue la meditación con la que empecé mi día.

Escribir sobre la madera húmeda

Sage preparando avena con leche y frutas

Una rama como cuchara... el bosque en la punta de mi lengua

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El campamento de la buena medicina: Espíritu de la montaña (Cava- nuahh) se realiza a inicios de otoño en el Lago Capote, al este de las Chimney Rock. El evento empieza con un sweat lodge, una especie de sauna natural, y al siguiente día, desde muy temprano, se llevan a cabo varias actividades. A las 5 de la tarde empieza la cena y a las 7 el gran pow-wow, en el que adentro de una carpa se ubican por grupos familias o amigos de diferentes tribus para tocar su música con tambores y entonar poderosos cantos mientras hombres, mujeres y niños bailan las danzas de sus comunidades.

Este campamento en particular lo organiza Michael Joseph, quien me invitó a intervenir en el pow-wow. Michael es miembro de Colville Confederate Tribes of Washington State. Tiene sangre okanogan, sinkayuse y cayuse. Además es alumno de Kathy y se graduará el próximo diciembre en arte y ciencias en American Indian Studies, en Fort Lewis College. Michael además trabaja en la reservación Ute como facilitador en un Centro de adicciones.

Espíritu de la montaña Lake CapoteMichael Joseph

En la tarde armamos el lugar donde se cocinaría la carne de venado. Nunca antes la había comido. Para los nativos ese es el alimento del guerrero. Me enseñaron cómo se arma el asadero y el por qué de cada detalle. Más tarde empezó el acto solemne. Jamás olvidaré todos esos rostros, las voces, los trajes. Hasta me parece un sueño. Me senté junto a Kathy, Byron y Sage y les comenté que estaba loca por bailar. A continuación vinieron bailes de todo tipo, sólo mujeres, sólo hombres, niños, danzas elegantes (ellas incluyen uno de mis pasos favoritos que consiste en imitar a un águila). Entre danza y danza un moderador intervenía y daba mensajes y agradecimientos. Lo particular de este pow-wow es que en él no se ingieren bebidas alcóholicas. Es la música la que embriaga y la danza la que permite entrar en esa especie de catarsis, producto de la repetición de los movimientos del cuerpo. Yo también entré al círculo a bailar. Pensé en mi madre, en lo feliz que sería ella compartiendo esta danza. Yo fui sus piernas en ese momento. Sé que lo sintió.

El ritual del alimento. Carne de venado

Byron y Kathy, tremendos seres humanos

Itsah

Los tambores dejaron de sonar y fue el mismo Michael quien mencionó mi nombre. Invitamos a la compañera Carla Badillo Coronado, una mujer jaguar que viene desde la mitad del mundo a compartir con nosotros los mensajes de su gente y de su tierra. Sé que dijo más cosas pero eso fue lo que se me quedó grabado mientras yo me acercaba por el círculo, con dirección a la izquierda. En mitad del camino me quité los zapatos, sentí la tierra helada y avancé hacia donde Michael me esperaba con un micrófono. Ahí pude reencontrarme en todos esos ojos que me miraban atentos. Empecé saludando en quichua, luego en español y luego en inglés. No sé cuanto tiempo exacto hablé, pero creo que alcancé a decir muchas cosas que necesitaba compartir en un lugar así. Aproveché para hablarles nuevamente de mi tierra, de mi cultura, de mis ancestros. Felicité la labor de Michael y compartí la experiencia de los Yumbos. Me acordé en ese instante de Taruka, de Manuel, de Rocío, y de los niños que se educan en la escuelita en la que tengo pendiente una visita. Les hablé que también ellos están tratando de dejar la cultura del alcohol en sus celebraciones. Hablé de nuestras bebidas como la chicha de jora, de arroz, de yuca mascada. Y también del licor que vino con los conquistadores y el cual fue uno de los instrumentos para abusar de los runas, violar a sus mujeres y saquear sus tierras. Les agradecí con un yupaichani mashikuna. y me regresé a mi sitio. La danza continuó, y casi al concluir. Michael volvió a llamarme, esta vez para entregarme en nombre de los presentes un par de obsequios, que ahora atesoro en mi mochila y en mi corazón.

Agradecer, compartir, despertar

Michael Joseph agradeciendo mi asistencia y entregándome los obsequios
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Yupaichani mashi Michael, yupaichani Cava Nuahh. Ayatt Sin Caseal.