Chet Baker se aparece en el camino. Estira el brazo y nosotros estacionamos. Lo invitamos a subir. Chet Baker cierra la puerta y luego interpreta "Autum leaves", como si fuese una pequeña taberna de los años 50. El jazz, como siempre, se me enrosca en todo el cuerpo como una serpiente. Mark vuelve a arrancar. Las hojas húmedas se pegan en los vidrios. No importa que época del año sea, me dice, tú siempre olerás a otoño. Chet Baker sigue tocando. La carretera es una alfombra, en blanco y negro, que no nos cansamos de desenrollar.
CIUDADES QUE LLORAN por FRANCISCO ROJAS
-
Dicen que si te vas llora Madrid, que ya no sabe el mar de Asturias igual,
que en la parte antigua grita San Jorge desconsolado. Que yo, dicen que yo,
an...
Hace 53 minutos