viernes, noviembre 18, 2011

De cuando Ziggy me regaló la voz de Gregory Corso. (y de fondo Chet Baker)


San Francisco, 26 de octubre de 2011

Entonces llega Viejo Ziggy, el marinero, y se sienta junto a Mark y junto a mí. Los tres bebemos café y hablamos de mujeres que nunca existieron. Luego extiende su brazo y me entrega un disco con los últimos poemas leídos por el mismo Gregory Corso. "Greg me lo regaló antes de morir, dice, pero quiero que tú lo tengas, que lo escuches. Gregory era mi buen amigo, y sé que tú visitaste su tumba, junto a su amado Shelley, en un viejo cementerio de Roma." Sorprendida, se lo agradezco, le abrazo y me marcho. Ahora tomo una copa de porto mientras el Ángel de Gasolina me habla desde un tiempo que nunca viví, un tiempo que me place y me duele a la vez. "Ode to the west wind", me dice Gregory con su voz ronca y temblorosa. Yo sólo le sonrío como una madre que teme, y sin embargo, muestra su mejor cara para calmar la angustia de su hijo. Gregory finalmente se duerme. Chet Baker comienza a cantar.