domingo, julio 24, 2011

La isla de cemento - J. G. Ballard


Hace poco terminé de leer La isla de cemento, de J. G. Ballard, novela en la que el autor pone a prueba la cordura de su protagonista al situarlo en un escenario totalmente sórdido y desolador, que es, a la vez, un laboratorio de supervivencia. Una narración aparentemente sencilla cuyas descripciones, sin embargo, son extremas y por momentos desesperantes, con el estilo y la maestría que caracterizan a Ballard.

Sinopsis: Roger Maitland, arquitecto, de treinta y cinco años, descubre después de un accidente en la autopista de Londres que no puede salir de la isla de tránsito donde ha caído y que se extiende bajo los tres carriles. Nadie se detiene a recogerlo, y como un nuevo Crusoe, Maitland no cuenta con otros recursos que el contenido del Jaguar y su propia fortaleza. Mientras intenta sobrevivir a esta ordalía física y psicológica, empieza a entender también los motivos ambiguos que lo han llevado a ese paisaje de hierba y cemento, imagen y escenario de su propia alienación.

Fragmento:

Identificándose con la isla, contemplaba los coches en el cementerio de chatarra, el cerco de malla de alambre, el bloque de cemento detrás de él. Estos escenarios de dolor y ordalía se le confundían ahora con partes de sus propio cuerpo. Maitland abrió los brazos, tratando de completar el circuito de la isla, y poder dejar esas partes de sí mismo en el sitio correspondiente. Dejará la pierna derecha en el lugar del choque, las manos magulladas incrustadas en la cerca de alambre. El pecho lo pondría en el lugar en que había estado sentado, contra la pared de cemento. En cada sitio, un pequeño ritual señalaría la transferencia de las obligaciones de Maitland a la isla. 
Iba hablando en voz alta, como un sacerdote que oficia la eucaristía de su propio cuerpo.
-Yo soy la isla.
El aire derramaba luz.

J. G. Ballard. La isla de cemento. Ed. Minotauro. Barcelona. 2002