jueves, julio 14, 2011

Fragmentos de mi diario

photo by Mark Alvarez
104. Hotel Boheme. SF, 2011

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Nos levantamos más temprano que de costumbre, jugamos un rato y luego vamos directo a Caffe Trieste. Yo pido un té de jazmín y Mark su africano de siempre.  Leo  Fiction and the figures of life del ensayista William H. Gass (el mismo autor que Mark me descubrió hace un año con el bello título On being blue). Me gusta como empieza el libro: “So mucho philosophy is fiction”. Mark sigue con su libro de Alfred Jarry, en verdad le gustó mucho, y las cosas que me cuenta son buenas, pero yo voy a esperar para leerlo en español, ya que Jarrry tiene muchas imágenes y construcciones muy buenas pero algunas difíciles de comprender en inglés. 

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A nuestro lado se sienta una pareja de turistas viejos de Dinamarca. Me reí mucho porque de repente entró un viejo asiatico y colocó en la mesa de los turistas un vaso de agua hirviendo y luego se fue hasta el fondo, por lo que el señor de Dinamarca lo vio sorprendido  como diciendo ¿y a este qué le pasa?, luego Mark le dijo que el chino es viejo y posiblemente volverá enseguida por su vaso. En efecto, regresó, y agarró su vaso y me vio, y luego yo sonreí y él sonrío como si se hubiese apenas dado cuenta de lo que hizo.

Llego el Rabino y se sentó en nuestra mesa. Luego Mark pidió unos sanduches para nosotros. Comí  y regresé inmediatamente al libro de Gass. Mark se quedo hablando un rato con el rabbi, parece que quiere que le ayude con algun problema de vecinos. Me gustó mucho los atuendos que hoy llevaba el rabbi, muy colorido, como siempre, pero con un toque elegante. Estilo vintage. Le pregunté dónde compró sus pantalones, y me dijo que en Haight & Ashbury. Entonces Mark y yo recordamos aquella vez, cuando hace un año, para variar me puse muy loca y paranoica y traté de escapar (en el fondo nunca quise desaparecer), y Mark me siguió y me cuidó luego de que me encontrara detrás de un auto estacionado. Por suerte ese episodio es apenas ya una anécdota más en nuestra loca historia.  

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Al cabo de un rato llegó Momo. Se le notaba algo borracho. Se sentó en la mesa contigua y destapó otra cerveza (no era ni medio día). Llevaba pintura en las manos, seguramente algún cuadro en el que estaba trabajando. Luego nos invitó a Mark y a mí al domingo de Pascua, afuera de la iglesia, ya que según dijo daría un show cómico, haciendo bromas. Momo lo repitió frente el rabbi y empezaron a tener una discusión acerca de las religiones y Dios, etc. Yo me volví al libro de Gass porque no quería entrar en detalles…era muy temprano.. el rabino tenía su idea y Momo la suya, pero he de decir que a pesar de que Momo estaba borracho, sus respuestas eran coherentes… y finalmente le dijo al rabbi que con la Torah prácticamente no puedes hacer nada… "la torah te dice que ni siquiera puedes cruzar la calle sin lavarte las manos", dijo, y luego le dio un sorbo a su lata de cerveza. 

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Mark y yo volvemos  al cuarto, cerramos las cortinas, entramos a la cama y volvemos a jugar. Afuera se escucha el barullo de la gente pasando por la acera, y en la esquina, como una banda sonora, la música del saxofonista de siempre. Me excita mucho la idea de no saber que día es hoy, y la bendición de no tener que enfundarme en un traje de burócrata y salir apurada y somnolienta a trabajar. Me gusta que allá afuera el mundo siga su lógica, mientras aquí, en esta cama de libros, Mark y yo seguimos la nuestra, burlándonos, una vez más, del Tiempo.