jueves, julio 21, 2011

César Aira


Hotel Boheme. Mayo, 2011. 2:35 am

Me encanta César Aira. Su novela corta Cumpleaños (Mondadori, 2011) encontrada en el pequeño estante de español en la librería Green Apple me ha encendido el cerebro esta noche. Desde que llegamos a la habitación me instalé a leerlo. Mark, por su parte, revisa varios libros de filosofía que también compró allí. Abro la primera página y me engancho, cuando me doy cuenta voy en la página 50 y lo sigo leyendo sin pestañear. Estoy de acuerdo con la descripción sobre el autor que Carlos Alfieri hizo en algún momento en el diario El clarín: "Poseedor de una imaginación delirante, desestructurador de modelos y certezas narrativas, Aira se especializa en mezclar los más disímiles materiales estéticos, en entrecruzar los más inesperados planos de significación. Sus textos toman los atajos más disparatados, parecen derrumbarse en el momento en que reanudan más decididamente su marcha, pero siempre se intuyen conducidas por una especie de canon secreto. Aira es un escritor de prodigiosa fecundidad. La prolija destrucción de lo verosímil, por ejemplo del lenguaje, es uno de sus métodos para desintegrar toda sombra de realismo.

Voy en la mitad de Cumpleaños, y me he sentido identificada con la voz narrativa del cincuentón que acaba de serlo. Son muchísimos los párrafos que me gustan y he subrayado. Escojo este, por poner un ejemplo:

"Si lograra traducir lo que no sé a lo que sé, podría entender por qué viví. Tal como están las cosas lo veo todo como una ilusión, un simulacro hecho de palabras. Aunque llegara a saberlo, la novedad de mi ignorancia seguiría vigente. Me inclino sobre esta fuente insondable, nuevo Narciso, y me invade una tristeza desconocida. Creo que por primera vez me siento parte de la humanidad, ahora que por fin tengo un motivo para sentirme distinto."

O este:

"Muchas veces me he preguntado en qué ocupa su tiempo la gente normal, cuando a mí el trabajo de seguir con vida me ocupa hasta el último minuto, y apenas si me alcanza."

O este:

“Siempre estoy anotando mis ocurrencias porque si no las anoto me las olvido, se me borran completamente, sobre todo las ideas que tengo en la cabeza en el momento de despertarme, las más volátiles porque no se pueden reconstruir la cadena de pensamientos que llevó a ellas. Cuántas veces me he arrepentido de no anotarlas: después recuerdo haber tenido una idea buenísima, pero no recuerdo cuál era, y me atormento por tener una promesa vacía. Se quedó en silencio, con la mirada en blanco, como diciendo 'qué raro'. Estábamos hablando de temas distintos."  

Es ahí cuando hago una pausa, cierro el libro y escribo en mi diario su nombre y lo que voy descubriendo a través de él, escribo para no olvidarme que entre mis pendientes está leer su obra completa.