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Sólo entonces, cuando ya nos hemos integrado con Juan Preciado en los confines de la muerte, podemos presenciar la historia de su padre, el cacique Pedro Páramo, sus excentricidades y muestras de genio, su íntima tortura y su desprecio por los otros, así como su rabiosa tristeza ocasionada por la prematura muerte de su hijo Miguel y, sobre todo, por el deceso de la única mujer que amó verdaderamente, Susana San Juan, una especie de loca o visionaria, de esas inocentes portadoras de la desgracia cuya estirpe se remonta a Helena y que atraviesa toda la historia de la literatura hasta llegar a los personajes dementes y luminosos de Faulkner. Y, con ella, aparecerá toda la nómina de personajes rulfianos -tan reales y misteriosos como sus nombres-, dispuestos a conducirnos por su infausto cautiverio."
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fragmento del prólogo de Juan Volpi en Pedro Páramo de Juan Rulfo
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Fotos: Mark y Carla en el cementerio de Presidio, San Francisco 2010