
Con Jack, el marinero, en Vesuvio
by Conrado Henríquez
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Disfruté mucho la otra noche en Vesuvio. Mi amigo Conrado Henríquez, fotógrafo y cantinero, me invitó a una pequeña exhibición de sus fotografías en el bar. Desde luego asistí porque quería conocer su trabajo, pero también porque sabía que estarían el grupo de viejos (como los llamo de cariño) que suelen reunirse cada tarde en Stella, en la avenida Columbus, y a cuyas conversaciones me gusta unirme cada vez que puedo. Ese grupo me cae muy bien. Especialmente el viejo Jack, el marinero, de quien Mark me había contado algunas historias antes -incluído su reciente infarto-, y que conocí precisamente porque una tarde, desde mis mesa en el Café, lo escuché hablando muy bien de Mark "el policía" con otra persona, era una conversación interesante por lo que no pude evitar presentarme. Jack fue muy amable conmigo. Y en seguida me cautivó con su sentido del humor. Mark tenía razón: Jack tiene muchas historias que contar (sin duda otro personaje de North Beach del que ya hablaré algún momento). Mark tuvo que trabajar y no pudo asistir. Más tarde llegaron otros amigos como Adele, quien también trabaja en Vesuvio, y Bob Jones, a quien no había visto hace un buen tiempo y quien luego del evento me invitó a comer en un chifa en Broadway. Comimos, hablamos y reimos. Bob siempre me hace reir con sus ocurrencias. Esta vez asedió a las meseras chinas, quienes finalmente se negaron a seguir atendiéndolo por miedo a que bob las sacara a bailar -como él había prometido- en caso de que no nos pasaran suficiente limón para nuestros calamares-. En fin, es bueno volver a tener este tipo de encuentros, constatar que todo sigue normal y que los amigos siguen tan locos como siempre.

Conrado Henríquez

Con Adele