martes, junio 17, 2008

Cuando falla la intuición. A la memoria de Pippa Bacca

Durante mi estancia en Woodbridge, New Jersey, había decidido viajar a Washington en bus. Iría un par de semanas. La razón principal era un encuentro nacional frente a la Casa Blanca para protestar contra la guerra en Irak y la invasión israelí en Líbano y Palestina. Desde luego yo iría con mis cámaras y mi cuaderno de apuntes en la mochila. Contacté con una amiga ecuatoriana que vivía en esa ciudad y se ofreció a recibirme en su casa. Todo estaba listo. Compré el pasaje a una de las delegaciones que saldría desde Nueva York en un bus particular, alquilado para la ocasión.

En Woodbridge, yo vivía en casa de Mery. Le pedí por cuestiones de tiempo que me ayudara a averiguar el día, la hora y el lugar exacto en el que la delegación con la que yo viajaría se iba a encontrar. Y por supuesto los horarios del tren que me llevaría hasta NY. Cuando regresé a casa por la noche Mery me contó que se reunirían el sábado, en Union Square, y que el bus saldría a las seis en punto de la mañana. Dijo también que yo podría tomar tranquilamente el tren a las cinco, puesto que la estación estaría abierta desde las cuatro.

Llegó el gran día. Todo iba bien hasta que llegamos a la estación del tren. Parecía una de esas escenas donde la próxima víctima está de lo más tranquila en una estación completamente vacía (y desde luego ella no puede escuchar la música de suspense ni los ángulos subjetivos de la cámara). No había ni siquiera un maldito mosco volando. Pero todo iba bien. Seguramente en ese pueblo nadie madruga a NY un sábado -pensé-, al fin y al cabo la Gran Manzana nunca duerme. ¿Qué sentido tendría madrugar? Pero yo sí madrugué. Y debía estar a las seis en punto de la mañana en Union Square. Todo iba bien hasta que no vi a nadie en la boletería. Todo iba bien hasta que Mery se dio cuenta que en vez de averiguar a qué hora salía el primer tren a NY el sábado, averiguó el horario del VIERNES. Y claro, era sábado, día en el que los trenes salen a las SEIS. Se acabó mi paciencia. Empecé a desesperarme. Sabía que aun llegando más tarde a Washington, ya había perdido tiempo, dinero y sobretodo el trayecto en el bus de la delegación, en el que tenía previsto grabar algunas entrevistas. Todo se fue a la mierda. La escena era más tétrica aún. Mery y yo paradas y mudas. Hasta que luego de un par de minutos ella dijo: Opciones, tenemos que ver opciones. Salimos a la carretera. ¿Opciones? -pensé- ¿la mejor opción hubiese sido no confundir viernes con sábado? ¿cuantas jodidas opciones pueden haber cuando se quiere viajar a NY y se está barado en un pueblo desolado a las cinco de la mañana? Taxi: imposible. No sólo que no pasaban sino que yo no tenía plata para ese chistecito. El auto de Mery: negado. Su licencia había caducado y sólo manejaba 100 metros a la redonda. Autobus: tampoco. No era como en Quito que bien o mal pasaban buses seguidos aunque estos vayan repletos y uno tenga que sentarse sobre el motor. No, allí pasaban cada media hora, y entre todo el alboroto ya eran casi las seis. Respirar. Pensar. Respirar. De pronto apareción un punto negro que se acercaba cada vez más. La sangre se me subió a la cabeza. Tenía que llegar a NY como sea, lo más pronto posible. Sin pensarlo estiré mi brazo derecho, hice puño y saqué mi pulgar. ¿Estás loca? -dijo Mery- Esto es Estados Unidos no una dulce aldea comunitaria. No vas a subirte en el primer auto que pase. En el primero no -respondí- ya vi que tiene placa local, pero si el segundo tiene placa de NY, no lo dudes. Mery creía que yo tomaba ciertos riesgos innecesarios. Bueno, no sólo Mery, de hecho el 90 % de la gente que me conoce piensa lo mismo. Cuando vi que una camioneta paró, me acerqué. Era un tipo el que iba al volante. Contextura delgada, tez blanca, una cara dulce. Realmente dulce. Todo parecía muy bien.... parecía. Éstaba a punto de subirme. Pero algo me patió en el estómago. Intuición. Cerré la puerta. Y me eché para atrás. La camioneta arrancó y minutos después tomé un bus hasta NY. Ya en la estación central tomé otro hacia Washington. Lo más curioso es que a mitad de camino el bus paró en una especie de gasolinera-restaurant para que los pasajeros descansaran o comieran algo. A ese mismo lugar había llegado, minutos antes, la gente de la delegación que iba a la gran marcha. El 95% eran musulmanes. Quise aprovechar para pasarme a ese bus y continuar mi viaje con ellos, pero los de Greyhound no me lo permitieron. Discutí con el conductor, llamaron a un inspector... pero esa es otra historia. El punto es que finalmente llegué a Washington.

Y no precisamente violada y en un ataúd. Tal como le ocurrió a la perfomancista italiana Pippa Bacca (Giuseppina Pasqualino di Marineo), de 33 años, hace un par de meses. La artista salió junto con su colega Silvia Moro de Milán el 8 de marzo y viajaron juntas por Eslovenia, Bosnia y Bulgaria, hasta Estambul. La idea del perfomance Brides on tour era llevar un mensaje de paz por los lugares en conflicto, basado en la confianza y la buena voluntad del otro. Durante todo su viaje, iban vestidas con traje de novia, para simbolizar su unión con el otro ("con la tierra, con la paz, con todala gente"). Y realizaban una especie de tradición-símbolo. Al llegar a cada nuevo lugar, Silvia bordaba algo en su traje y Pippa lavaba los pies de las matronas del lugar. El objetivo "material" de la acción: recopilar testimonios fotográficos y videográficos de la cultura común mediterránea. El recorrido previsto: Italia, Serbia, Bosnia, Bulgaria, Turquía, Líbano, Palestina, Israel, Siria. En Estambul, Pippa y Silvia decidieron separarse y citarse unos días después en Beirut. La pista de Pippa se perdió. Fue violada, estrangulada y enterrada en las inmediaciones de Gebze. Su asesino, descubierto al utilizar el teléfono móvil de su víctima, confesó.
En la Europa del oeste, algunos han aprovechado este suceso como símbolo de la supuesta ingenuidad europea frente a la "amenaza islamista". Otros lo han utilizado para rechazar las nuevas expresiones de arte. Otros llaman a Pippa "suicida". Qué puedo decir, siempre habrán oportunistas de todo tipo y para todo tipo de casos. Que si bien hay riesgos innecesarios, también es cierto que en todas partes del mundo hay asesinos y desequilibrados. Todo es relativo. De lo que estoy segura es de que la pérdida es muy lamentable. Tanto como mujer y como artista. Cuando supe de la muerte de Pippa luego de subirse con su cámara al hombro en ese auto, recordé inevitablemente mi anécdota en EE.UU. ¿Qué habría pasado si me subía en esa camioneta con el tipo delgado, de cara dulce y cachetes colorados? Imagino que si Pippa hubiese visto algo extraño en su asesino, jamás se hubiese subido. Definitivamente, él debió lucir confiable. Y a Pippa le falló la intuición.

"Hacia un arte del Encuentro". Tributo a Pippa Bacca
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Mi querida Eli Neira (poeta y artista visual chilena) me manda información sobre el Tributo a Pippa Bacca, el próximo sábado 21 de junio, en Buenos Aires. "Hacia un arte del Encuentro" congregará a perfomancers de Argentina, Montevideo, Santiago de Chile, Lima, México D.F., Bogotá, São Paulo, León (España), Berlín, Singapur.

Concepto:

Muchxs han objetado la última performance de Pippa Bacca y a la propia artista por haber sido “demasiado idealista”, ingenua y confiada. La mayoría de estas opiniones han intentado de manera absolutamente simplificadora hacer del idealismo y la confianza sinónimos de inconciencia y banalidad. Llegando, incluso, desde estos supuestos (en una práctica social muy común) a justificar el crimen. Sin embargo, quienes convocamos a este homenaje sostenemos que, más allá de la elección personal para transitarlos, la confianza y el idealismo siguen siendo dos caminos ineludibles que permiten a cada artista desarrollarse y proyectarse como persona, de volcarse hacia territorios de encuentro como la alteridad y la empatía, tan necesarios hoy en nuestras prácticas culturales tan minadas y contaminadas por las especulaciones del mercado y el narcisismo.

Modalidad

Frente a la labor de tantos artistas que, como Pipa Bacca, han decidido poner en acciones claras y contundentes, y no en meras conceptualizaciones, su obra y su sentir, este homenaje busca desarrollarse desde la acción performatica y no desde el discurso. Es por ello que ha recibido a diversxs artistas del arte acción para participar con acciones y performances que celebren los ideales promovidos por la obra de Pippa Bacca: el encuentro en y desde la diversidad, la alteridad, la unión y la confianza, valores vitales e indispensables para imaginarnos hacia una realidad digna de ser habitada.

Extiendo desde acá mi abrazo solidario, a la memoria de Pippa.

Más información:

Página del evento

Vídeo del perfo-homenaje a Pippa, de Eli Neira: "La insoportable intransigencia de nuestra inocencia"

Fotografías (excepto las de Pippa): Carla Badillo C.