viernes, febrero 17, 2012

Vida íntima de Kant - E. Wasianski y Thomas de Quincey


"Durante la última quincena de su vida, Kant se producía en forma que no sólo carecía de sentido, sino que resultaba contradictoria. Veinte veces en un minuto aflojaba y ataba el pañuelo que llevaba al cuello, y lo mismo hacía con el cinturón de la bata: no bien lo tenía atado, lo soltaba con impaciencia, para volverlo anudar al instante.
Por aquel tiempo, muy rara vez conocía a los que estábamos alrededor y nos tomaba a todos por extraños. Así le ocurrió primero con su hermana, después conmigo y finalmente con el criado. [...] silencioso o balbuciente como un niño, encerrado en sí mismo y torpemente abstraído o bien ocupado con los fantasmas e ilusiones de su imaginación, despabilándose por cualquier tontería, enfrascado durante horas enteras en lo que eran acaso fragmentos dispersos de grandes ensueños destinados a perecer."


(E. Wasianski y Thomas de Quincey, Vida íntima de Kant)