Qué maravilla, hace poco un amigo me regaló 60 cassettes de jazz, uno de esos desprendimientos que, de no haber aparecido en aquel momento, quién sabe, probablemente estos cassettes se habrían perdido. Y a pesar de hoy en día la tecnología -de alguna forma- hace nuestras vidas más livianas, yo soy amante de este tipo de objetos, pequeñas grandes reliquias, como buena fetichista. Muchas gracias Samuelín. Comparto con ustedes lo que ahora mismo suena en mi habitación, con ese sonido inconfundible de 1958, en un Café llamado Bohemia.
EL PUEBLO EN LLAMAS
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el pueblo engañado
el pueblo expropiado
el pueblo acosado
el pueblo manipulado
el pueblo desahuciado
el pueblo agotado
el pueblo dominado
el pueblo quemado...
Hace 13 horas