Qué bello fin de semana, me regalé un par de días en una habitación lejana de la costa ecuatoriana, sola solita sola, haciendo buen uso de mis destiempos, comiendo empanadas, gelatina y maduritos asados con queso, y sobre todo bebiendo mucho café. Amanecí y anochecí con varios libros desperdigados en mi cama. Con Kenzaburo Oé respirándome a la espalda, Claudio Magris reclamando más espacio, George Steiner el único que roncaba, y el bueno de John Coetzee haciéndome cosquillas en los pies.
INCONSISTENCIA por MARLUS LEON
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Imperfección de las horas vacías que tejen mi piel
Absorta,
huida del ser,
de la vida,
de la materia que soy...
Imposibilidad de ser otra
acumulando
di...
Hace 28 minutos

