La lluvia continuó dos horas más. Así que teníamos dos opciones: estancarnos al pie del río o avanzar en dirección a Cañar. No decantamos por la segunda. Aparentemente no estábamos tan lejos, precisamente por eso fue nuestra sorpresa cuando íbamos un buen rato sin encontrar ningún letrero y sin la opción de preguntar a nadie si estábamos en la dirección correcta. Luego de andar perdidos un buen rato vimos a lo lejos lo que parecía ser el Santuario de la virgen del Rocío, la cual también vimos desde lejos el primer día. Eran aproximadamente las 9 de la noche por lo que dudamos que estuviese abierto, de todas formas subimos, y supimos que había valido la pena cuando vimos desde las alturas las luces del pueblo y un silencio digno de un cementerio. A pesar de que no pudimos ver a la Virgen del Rocío (de alguna manera de mi madre y de mí, de quien llevamos el segundo nombre), valió la pena recorrer escaleras y balcones solitario. me gusta ese tipo de caminatas, por lugares sacros que se vuelven siniestros entre arcos y sombras.
CIUDADES QUE LLORAN por FRANCISCO ROJAS
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Dicen que si te vas llora Madrid, que ya no sabe el mar de Asturias igual,
que en la parte antigua grita San Jorge desconsolado. Que yo, dicen que yo,
an...
Hace 2 horas