jueves, mayo 26, 2011

North Beach (o la playa que no lo es)

Hab. 104. Hotel Boheme, 23 de marzo de 2011

Desde esta ventana veo mi cuerpo tambalearse con dignidad sobre la Av. Columbus como un bello muñeco de hule. Sé que balancearse es un mecanismo de defensa. Actuar contra rebote. Es de noche y está caliente. Luego de seis meses de lluvia el sol reapareció con fuerza. Yo volví en primavera, aunque siento que estoy inmersa en el más bello de los otoños, por ser el más nostálgico de todos mis viajes. Afuera sigue el barullo de la gente que aprovechó el calor para salir, como si sus vidas o sus placeres dependieran del clima. Es curioso el comportamiento de los seres humanos; apenas un día de calor y todos brincan a las calles, semidesnudos, y a los parques a recrear -como bien dice Mark- la ilusión de broncearse. Pretender que North Beach le haga justicia a su nombre, "Playa del Norte" cuando lo que precisamente  no existe en este barrio es una playa. Pero todos se contagian de esa euforia y poco falta para que se pongan a surfear sobre el césped. Que salgan, no me importa. Yo me quedo entre la arena de mis libros.