lunes, diciembre 01, 2008

La belleza de Mikel Laboa...

El viernes pasado, luego de la proyección de mi documental, pude conversar con mi amigo el cantautor ecuatoriano Jaime Guevara. Le hablaba de mi viaje a Europa y destaqué mi paso por Euskadi y la músicapoesía del cantautor vasco Mikel Laboa. Le comentaba que sería lindo verlos a los dos cantar juntos. Jaime asintió en seguida, porque sabía que Laboa es de aquellos que nacieron con un par de alas en las espalda y que lo mínimo que se logra a través de su música es volar. Hoy ha muerto Mikel. A los 74 años ha muerto Mikel. La misma edad que ahora tiene mi querido Jack. Pero ha Jack le he dicho que lo quiero. A Mikel no. Al menos no personalmente. Hoy me enteré de su muerte escuchando su voz. Había olvidado las llaves de mi casa y decidí caminar sin rumbo fijo. La lluvia empezó a caer leve sobre mi cuerpo. Seguí caminado, pero ya no se trataba de un simple chirimiri. La lluvia me golpeaba cada vez más fuerte. Me vi obligada a escampar. Así que entré a un cibercafé y abrí una página en la que decía: Mikel Laboa ha muerto. Se me heló la sangre, pues la canción que escuchaba en ese momento era justamente la canción número doce del disco 17 (Xoriek), titulada La muerte de los pájaros. El buen Laboa murió a las cinco, a las cinco en punto de la madrugada, y seguramente con una libélula sobre sus labios. Luego de enterarme de lo sucedido, salí nuevamente a la avenida y escribí de corrido un poema dedicado a Mikel. Hoy no lo colgaré aquí, pero quiero compartir la canción que escuchaba en ese momento, una de mis favoritas. La muerte de los pájaros. Es curioso, pensaba pedirle a Beñat que en mi próximo viaje a Euskadi, visitemos a Mikel. Ya no se podrá, en teoría. Pero no importa. Beñat y yo sabemos de pájaros y de muertes y de resurrecciones, a las cinco, a las cinco en punto de la tarde, o de la madrugada, da igual. Y los dos sabemos que el castellano no es más que un código común para no ser escuchados, a fin de cuentas el euskera es un quichua camuflado (y viceversa). Beñat me compartió la voz de Laboa. Me envío su mensaje desde el norte, porque estaba seguro de que aun sin yo saber lo que decía, lo entendería todo, pues yo también nací con un par de alas invisibles. Nos queda el eco de Laboa, Beñat, que es más fuerte que muchas voces estruendosas, y se queda intacto el rostro del viejo, como el pájaro petirrojo que encontraste en Lutxana o como el cuviví que duerme en mi pecho. Nos queda la belleza de Laboa, Beñat, porque como bien dijiste: un pájaro sólo es bello cuando muere destruido por la poesía.

A tu memoria Mikel!

Eskerrik asko, agur eta ohore Agur Mikel,goian bego!!

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La muerte de los pájaros
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De noche, junto al fuego, he pensado muchas veces
en la muerte de un pájaro, en alguna parte en el bosque.
durante los días tristes del monótono invierno.
Los pobres nidos vacíos, los nidos abandonados,
se balancean al viento en el gris férreo del cielo.
¡Oh, cómo tienen que morir los pájaros en invierno!
Llegará, sin embargo, el tiempo de las violetas,
y no encontraremos sus delicados esqueletos
sobre la hierba de abril cuando vayamos a pasear
¿será que los pájaros se esconden para morir?.