sábado, noviembre 27, 2010

Extrañezas compartidas

foto by Jorge Andrés Gómez
Quito 2010

Leo fragmentos de las cartas que Kafka le escribió a Felice Bauer y me identifico de inmediato cuando dice: "Vivo con mi familia, entre seres excelentes y dignos de ser amados, como un extraño entre extraños.". Ya no he tenido grandes contratiempos en mi hogar, pero eso se debe a que  he aprendido a compartir lo estrictamente necesario. Sé que el momento en que hable con mi voz desnuda, revelando mis verdaderos pensamientos y deseos, nuevamente empezarán los problemas. Últimamente me he sentido más tranquila, a pesar del trabajo excesivo, sin embargo me acosa una sensación extraña de estar y no estar al mismo tiempo, y no sólo en mi casa sino en todos lados. Pero debo reconocer que durante todo este tiempo sólo una persona no ha dejado que me ganen mis ansiedades y obsesiones. Jorge Andrés ha sabido estar en sintonía conmigo y se ha interesado en todos los detalles que ocurren en mi vida. Sus cartas me han llenado de mucha luz, y ha cerrado las ventanas para que mis ecos no se escapen, concediéndoles un valor especial a esos pensamientos que para otros podrían apenas ser  luciérnagas retorciéndose en medio de una fogata a la que nadie más asiste. Me gusta además el talento que tiene con la pluma y el pincel, y que me haya permitido ser testigo de aquella hermosa carta que su madre le escribió antes de morir. (La visita a Little S. es una cita pendiente con la pasividad de los muertos y la seducción que guardan los cementerios). Hoy el sol se intensifica por momentos, y eso duele. A veces me provoca ensimismarme completamente, huir hacia el campo con mis libros, mi máquina y mi diario. Un lugar donde no hayan relojes que me apunten una y otra vez, recordándome que mis pasos en este mundo ya están contados.