jueves, noviembre 04, 2010

Carta de un pintor a su hijo - Heinrich von Kleist

Edvard Munch's Madonna

Querido Hijo mío:
me escribes que estás pintando una madona, y que tus sentimientos se aparecen tan impuros y carnales para el acabamiento de tal obra, que, con objeto de santificarlos, desearías comulgar cada vez que vas a agarrar el pincel. Deja que tu anciano padre te diga que ése es un entusiasmo falso que te ha pegado la escuela a la que te adscribes, y que, según la enseñanza de nuestros viejos y dignos maestros, el trabajo se despacha perfectamente con ese placer, común pero por lo demás probo, que se halla en el juego de trasladar tus figuraciones al lienzo. El mundo es una fábrica fantástica; y los efectos más divinos, querido hijo, se siguen a menudo de las causas más ruines y deslucidas. (...)