(fragmento)
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Él la había criado con esa mezcla de esmero y pánico con que se educa a los últimos hijos de una casa. El señor Gottlieb estaba sin lugar a dudas orgulloso de su hija, aunque también, o por eso mismo, estaba lleno de temores. Sophie es, dijo el señor Gottlieb, usted lo ha visto, una chica extraordinaria (Hans trató de asentir sin demasiado entusiasmo), pero siempre he temido que con ese carácter y esa exigencia le costara encontrar un buen marido, ¿comprende? Quizá se atrevió Hans, no sea necesario preocuparse tanto, su hija parece una chica fascinante y con mucha personalidad (Hans pensó de inmediato: No debería haber dicho fascinante), en fin , una muchacha distinguida, y estoy seguro de que ella misma. Si mi hija, lo interrumpió, el señor Gottlieb insiste en ser tan fascinante y personal, cosechará una legión de enamorados y ningún esposo..
El viajero del siglo. Andres Neuman. Alfaguara, México 2009.