domingo, febrero 28, 2010

El sentido de la exteriorización (a propósito de un libro de Giordano Bruno)



"En Art des devices (libro II, cap 10) cuenta Le Moine la historia de un español que quiso expresar su aflicción por la muerte de su dama. Siglo VII. Llegó el español a tal extremó que pintó toda su casa -por fuera y por dentro- de negro. Sólo empleaba luz de cirios negros, se hacía servir por criados negros, y en las amplias y vacías habitaciones -pintadas de negro- colgó de las paredes, a intervalos, Muertos pintados que lanzaban grandes flechas negras contra Amores inermes.
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Hizo arrancar del parterre todas las flores, toda la verdura, y a los árboles del jardín los limpió de todas sus hojas. De las dos fuentes que se encontraban en el parque, secó a la una y mandó escribir en una lápida de mármol negro: SECCADA DE MIS SOSPIROS. Dejó que corriese el agua de la obra y puso el letrero: AGUADA DE MIS LÁGRIMAS.
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El español de la obra de Le Moine echó fuera lo que tenía dentro, y fue en su exposición como lo hizo significativo. A la insignificancia del sentirse afligido le dio cara o máscara o signo con el decirse afligido.
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"Los monstruos son equivocaciones de la finalidad", dice Aristóteles en la Física. A grado de monstruo elevó el español su casa cuando la convirtió en exhibición de pesadumbre ensimismada. Equivoca la finalidad de la casa; niega la pared, la fuente, el jardín, y es en la negación de la habitabilidad convenida como se declara la afirmación, que, para hacer de alguna manera, le faltaba precisamente el hacerse habitable. El dolor se hace habitación, pues sólo a manera de tópico, se puede vivir el duelo. (...)"
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Ignacio Gómez de Liaño, en las notas y especulaciones nolanas. Magia, Mundo, Memoria. Giordano Bruno. Biblioteca Nueva. 1997

sábado, febrero 27, 2010

Autorretrato en el espejo y un poema de Panero

in the mirror self- portrait
Cavalli Cafe - SF 2010
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EL LAMENTO DEL VAMPIRO

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Vosotros, todos vosotros, toda

esa carne que en la calle

se apila, sois

para mí alimento,

todos esos ojos

cubiertos de lagañas, como de quien no acaba

jamás de despertar, como

mirando sin ver o bien sólo por sed

de la absurda sanción de otra mirada,

todos vosotros

sois para mí alimento, y el espanto

profundo de tener como espejo

único esos ojos de vidrio, esa

niebla en que se cruzan los muertos, ese

es el precio que pago por mis alimentos.

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Leopoldo María Panero. "Last night together" 1980

viernes, febrero 26, 2010

Charla en Berkeley

Mañana se inicia "Decolonizing the University: Fulfilling the Dream of the Third World College," evento académico-cultural al que he sido invitada (en el área de investigación de la Comunicación) que se desarrollará en la Universidad de Berkeley hoy y mañana en el marco del 40 aniversario del Departamento de Estudios Étnicos. Habrán charlas y talleres simultáneos, además de una noche que integre diversas expresiones artísticas y culturales. La entrada es gratuita. ¡Salud!

jueves, febrero 25, 2010

Milán Kundera- sobre la velocidad de la memoria

La persistencia de la memoria (1931). Salvador Dalí
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Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido. Evoquemos una situación de lo más trivial: un hombre camina por la calle. De pronto, quiere recordar algo, pero el recuerdo se le escapa. En ese momento, mecánicamente, afloja el paso. Por el contrario, alguien que intenta olvidar un incidente penoso que acaba de ocurrirle acelera el paso sin darse cuenta, como si quisiera alejarse rápido de lo que, en el tiempo, se encuentra aún demasiado cercano a él.

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En la matemática existencial, esta experiencia adquiere la forma de dos ecuaciones elementales: el grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido.

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Milan Kundera. La Lentitud.Ed. Tusquets. Barcelona 1995

martes, febrero 23, 2010

Un libro como un bastón


Como un dandy agarrado a su bastón, cruzo la calle sujetando un libro. En realidad es el libro quien sujeta mi mano. Quizá por eso mis libros envejecen más rápido. Mark dice que no sé tratar muy bien los libros. Siempre los doblo, los mancho, los subrayo (no en todos, replico). Y él dice que está bien mientras no sean los suyos. Admiro el cuidado con que Mark los lee. Y es cierto, yo uso y re-uso mis libros. Pero prefiero leerlos, tocarlos, vivirlos, a tenerlos intactos, nítidos, pero olvidados. Necesito agarrar un libro para no agarrar un revólver. Para no disparar al cielo. Para no desplumar a nadie. Necesito caminar sujetando un libro. O mi diario. O la mano de Mark que también es un libro para mí que soy gitana. Para mí que leo destinos en lenguas arcaicas. Soy una gitana que se viste de dandy. Soy un dandy pasado de moda. Como Teresa de La Insoportable Levedad del Ser que paseaba siempre con un libro bajo el brazo, un Ana Karenina que para ella era un bastón elegante del siglo pasado. Con ese libro bajo el brazo Teresa conoció a Tomás, sustituyendo un peso por otro para cruzar la calle de la soledad. Yo cruzo calles cuyos nombres ignoro. Otras en las que busco nombres que no existen. Pero todas al final son las mismas. En todas me pierdo. En todas me encuentro. En todas necesito mi bastón.

lunes, febrero 22, 2010

Sobre lo impúdico del escritor - Amélie Nothomb


"¿Cómo quiere que un escritor sea púdico? Es el oficio más impúdico del mundo; a través del estilo, de las ideas, de la historia, de las investigaciones, los escritores no hacen otra cosa que hablar de sí mismos, y además con palabras. Los pintores y los músicos también hablan de sí mismos, pero lo hacen con un lenguaje mucho menos crudo que nosotros. No, señor, los escritores son obscenos; si no lo fueran, serían contables, conductores de tren, telefonistas, serían gente respetable."
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(Higiene del asesino, Amélie Nothomb)

Si Adoum hubiese compartido una velada bohemia con Cendrars o Baudelaire


P: ¿Con qué autor de la literatura le hubiera gustado conversar y compartir en una velada bohemia?
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Jorge Enrique Adoum: —Con Blaise Cendrars, por oírle hablar de sus innumerables viajes, la aventura de sus visiones insólitas, las imágenes de aventuras posibles, los «fenómenos alternos del inconsciente», la experiencia de diversos oficios y encuentros, todo ello superpuesto a su renovación audaz de la narración poética... Claro que al concepto habitual de «bohemia» mejor se adapta Charles Baudelaire, con su entrega al consumo de drogas y excitantes, celebrando la belleza «tenebrosa» de Jeanne Duval, la «Venus negra», el amor místico de Marie Daubrun y, luego, el de Madame Sabatier, «el Angel de la Guarda, la Musa y la Madona», si, en lugar de sucesivas, hubieran sido simultáneas..., solamente en una velada.

domingo, febrero 21, 2010

El camino del danzante

flying, Carla Badillo Coronado
by Dennis Hearne
Live Worms Galley, SF 2010

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If for some reason we stop dancing in this life /and we return in another reincarnated in condors /pumas/wolves/deers / it’ll be difficult for us to forget how we set our feet/down on the ground in rhythm to the drum, heart of the mountain /it’ll be difficult for us to forget to respond to the call of the horn / cathartic sound that purifies the river that runs within us. /If for some reason we stop dancing in this life /there’ll always remain waterfalls/ where birds fearlessly fly into a passion about nothing./Nothing doesn’t exist / the quinde-bird tells us while it shakes in front of the fire./ There’s no empty space where there’s music. / Because of that the aya-spirits sing behind the white curtain each with its two faces./If for some reason we stop dancing in this life/ there’ll always be forms for returning to dance/because ancestral memory exists/and the dancer has just one road /the road where her feet go stamping leaping over death /challenging herself.

by Carla Badillo Coronado

Tr.---Jack Hirschman

viernes, febrero 19, 2010

La vida es una fotografía saturada


Mark y Carla
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Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero.* Sus ojos el advenimiento de todas mis reencarnaciones, de todas las sonrisas que en su tiempo no pudieron. Cualquier mujer anarquista lo hubiese adorado. Emma Goldman hubiese nombrado a Mark en su manuscrito del amor libre. Tina Modotti hubiese confesado en sus cartas no haber conocido mejor compañero. Clarice, Anais, quien sabe hasta Alejandra. Todas mis mujeres de mente explosiva. Caóticas. Geniales. Infinitas. Todas las que por ningún motivo permitirían ser opacadas-anuladas-absorbidas lo hubiesen amado. Porque al final todas las que defendemos nuestra historia de amor defendemos nuestro nombre. Propias ideas, propios pies, propios pasos. Nunca nadie como él tan amigo. Tan alumno. Tan maestro. Mark camina siempre a mi lado cantando aforismos para evitarme caídas. Siempre cantando versículos de sabios cuando necesito levantarme. Él me habla de la bajeza humana a la que se enfrenta a diario cuando está en uniforme, cuando encuentra gente que se viola-mata-acaba entre sí, cuando evita suicidios, cuando rescata chiquillos perdidos por la calle, cuando le habla al viejo al que ya nadie le habla. Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y revivo. Y me invierto. Todo en la vidas son papeles invertidos. En esta línea que escribo soy la niña que juega con letras. Y en ésta soy la anciana que mira su descendencia. Mi descendencia son las palabras. Hijos que muerden mi pecho para alimentarse. Mark me dice que algún día lejano alguien abrirá mi libro y se sentirá identificado. ¿Quién se sentirá identificado con este texto? ¿Con este conjunto de pequeñas batallas? ¿Quién encontrará nuestros rostros en algún libro olvidado?
Por ahora sonreímos.

* Alejandra Pizarnik

Anywhere on this road - Lhasa de Sela

I live in this country now
I'm called by this name
I speak this language
It's not quite the same
For no other reason
Than this it's my home
And the places I used to be far from are gone

You've travelled this long
You just have to go on
Don't even look back to see
How far you've come
Though your body is bending
Under the load
There is nowhere to stop
Anywhere on this road

My heart is breaking
I cannot sleep
I love a man
Who's afraid of me
He believes if he doesn't
Stand guard with a knife
I'll make him my slave
For the rest of his life

I love this hour
When the tide is just turning
There will be an end
To the longing and yearning
If I can stand up
To angels and men
I'll never get swallowed
In darkness again

You've travelled this long
You just have to go on
Don't even look back to see
How far you've come
Though your body is bending
Under the load
There is nowhere to stop
Anywhere on this road

jueves, febrero 18, 2010

Dedicatorias cruzadas o el karma de una vouyerista literaria


La edición de mi primer poemario Belongings/Pertenencias (Caza de Poesía, Los Ángeles, 2009) tuvo un tiraje pequeño ya que fue publicado para el Festival Internacional de Poesía en San Francisco el verano pasado, por lo que se agotó en pocos días. Me hubiese encantado tener al menos el triple de copias para entregársela a más amigos, que también en su momento me enviaron alguna copia de sus creaciones. Sin embargo, me entregaron tan poquitas que las repartí entre mis más cercanos. Mark adquirió otros tantos para que los enviara a otros buenos amigos míos que están al otro lado del mundo (el libro era caro y paradójicamente yo no podía comprar mis propios libros). No me quejo, al fin y al cabo yo no tuve que poner un solo centavo para la publicación (que en realidad es una selección de algunos de mis poemas del que será mi poemario completo Va por cuenta del destino), el mismo que contó con la traducción al inglés de Jack Hirschman, la portada de Aggie Falk y las palabras en contraportada de los poetas Alejandro Murguía y Neeli Cherkovski.
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Ya en Ecuador esperé juntar algo de plata para enviar los libros a España, pero por una u otra razón tuve que esperar hasta un día antes de regresar a San Francisco para mandarlos. Pasó lo que imaginé: no calculé bien el tiempo y tuve que venir a los States dejando a mis pequeños en manos de la abuela con las pertinentes indicaciones de direcciones y nombres. Lo gracioso del tema (río por no llorar) es que antes de partir le pedí a mi madre que sea muy cuidadosa para que no confunda destinatarios, incluso recuerdo que hasta se molestó un poco argumentando que yo no confiaba en ella. Le dije que a cualquiera le puede pasar, y más a ella que está a cargo del grupo de danza. Me dijo que no me preocupara que yo soy la que suelo andar con la cabeza en las nubes, que vaya tranquila. Estuve muy agradecida ya que además de la tarea de colocar nombres y direcciones, me hizo el favor de aumentar una página que faltó a la hora de la publicación (por error de imprenta), la página de los epígrafes.
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Dos semanas después, ya en North Beach, empecé a recibir varios mensajes de mis amigos desde España. Algunos me agradecían por el ejemplar, pero también me decían que lamentablemente han tenido que leer la dedicatoria dirigida a otra persona. En seguida recordé las palabras de mi madre, y más que iras me dio pena por los cambios y el trajín que les tocará a mis amigos en el viejo continente. Pues ya está, dije, inevitablemente tengo a quien parecerme. Se lo conté a mi mamá y lo lamentó mucho. Me dijo todo la odisea que tuvo que pasar ese día y le dije que está bien, que yo lo solucionaríamos.
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Pero el problema siguió en España. Pablo tuvo que leer un "Para mi querida amiga Alicia, etc etc....". Y Alfonso unas palabras de afecto para un tal hombre- árbol. A Pepe seguramente hasta el día de hoy no le llega el poemario porque descubrí que el ejemplar destinado para él me lo traje a SF... en fin. Parecería que ese gusto mío por leer cartas de escritores o personajes históricos se revirtió contra mí. Y ahora los escucho a todos ellos reirse de mi vouyerismo literario. Menos mal no son amantes míos, le dije a Mark explicándole lo sucedido, sino imagínate el problemón que se hubiese armado.
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Lamento la confusión, amigos. Si leen este mensaje, prometo enviarles las direcciones correspondientes lo más antes posible. Al menos los poemas son los mismos.

martes, febrero 16, 2010

De la escritura como un mecanismo de extensión para salvarse de lo insalvable

North Beach nocturno / foto by Mark

(fragmento de mi diario negro)

Veo las muchachas de Broadway y Columbus mover sus culos sin que les pese el tiempo. Yo -que también soy joven- apenas puedo mover esta pluma con la que ahora escribo. La pluma es la extensión de mi mano. Vivo condenada a la precipitación de los días que descaradamente repiten frases apocalípticas a mi oído. Yo las transcribo sobre este diario como si fueran dictámenes divinos. Hoy, por ejemplo, la niebla me asusta con su careta de olvido, anunciando la evaporación de mi nombre y el de mi tribu. Por eso escribo, porque pretendo ingenuamente salvarnos de lo insalvable. El miedo se levanta como polvo sobre mis ojos cansados. Escucho los relinchos del futuro. El futuro es un caballo que aplasta. Aunque el jinete que lo cabalga piense que el tiempo no existe. Qué será de mí cuando todos se marchen. Cuando compruebe que en verdad no queda nadie. Seré la única cantando coplas sobre algún puente colgante; escuchando los mismos dictámenes, estrangulándolos a través de mi voz.

Mi voz es la extensión de mis ideas.

Mi mano es la extensión de mi voz.

La pluma es la extensión de mi mano.

Escribo.

Me extiendo.

Me salvo.

¿Hasta cuándo?

lunes, febrero 15, 2010

George Steiner sobre la hipertextualidad

Una cosa fascinante es que los medios interactivos, susceptibles de corrección e interrupción, de los procesadores de textos, las textualidades electrónicas de Internet y la Red [sic.], equivalen tal vez a una vuelta -lo que Vico denominaría un ricorso- a la oralidad. Los textos en pantalla son, en cierto sentido, provisionales y abiertos. Estas condiciones pueden quizá restablecer los factores de la auténtica enseñanza tal como Sócrates la cultivó y como Platón la puso en forma dialogada. Al mismo tiempo, no obstante, el analfabetismo electrónico, con su ilimitada capacidad de almacenamiento y búsqueda de información, con sus bases de datos, incide negativamente en la memoria. Y el rostro que aparece en la pantalla no es nunca ese semblante vivo que Platón o Lévinas juzgan indispensable en todo encuentro fructífero entre Maestro y discípulo.
George Steiner, Lecciones de los maestros. Siruela, FCE, México 2004. p. 39.

Nochiario de un Pájaro Color de Muerte

(fragmento)
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A Mark
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Ser valiente por escupir versos sobre cualquier superficie. Por entregarte un poema hecho de carne y hueso. Por decirte esta noche te regalo mi cuerpo azul que es como regalarte un cuento inconcluso, un pergamino que se extiende por tus dedos mientras lo lees desnudo, porque los mejores escritos los leemos así: desnudos e indefensos ante la maravilla del verbo. Mi cuerpo es un Verbo congelado. Ojos desnudos para descifrar mi mensaje. Mark derrite mi cuerpo para descubrir los secretos mi mente. "Eres un Pájaro Color de Muerte", me dice mientras me abraza con furia, tus alas son tan grandes y por eso te pesan. Y luego me abraza más fuerte como si estuviera salvando una Ninfa suicida. Sí soy Pájaro Color de Muerte, repito con mi boca derretida. Bato mis alas sin poder elevarme. Vuelo hacia abajo, hacia los submundos creados en nuestros vientres. Y sigo siendo valiente por escupir versos en cualquier superficie. Por camuflarme en el infinito color del silencio. Cuánta música habita el silencio. Cuánta música tras la explosión de nuestros cuerpos. Cuánta música en nuestra precaria forma de buscar la gracia de Dios, de encontrarlo, de poseerlo, de pervertirlo. Nadie que en verdad haya amado puede llamarse ateo.

sábado, febrero 13, 2010

Grupo de Danza Tullpucuna en el Teatro México

Quedan todos invitados a disfrutar de toda nuestra danza y música andina en la próxima presentación que mi querido grupo Tullpucuna ofrecerá el próximo sábado 20 de febrero a las 20h00 en el Teatro México (Tomebamba y Antisana (Ciudadela México).
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Maestra y coreógrafa: Fernanda Benavides
Directora: Rocío Coronado
Valor de la entrada: $ 5
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Juyayay!!

viernes, febrero 12, 2010

Friedrich Nietzsche - Sobre lo prohibido

Nietzsche 1861

3

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Quien sabe respirar el aire de mis escritos sabe que es un aire de alturas, un aire fuerte. Es preciso estar hecho para ese aire, de lo contrario se corre el no pequeño peligro de resfriarse en él. El hielo está cerca, la soledad es inmensa; ¡mas qué tranquilas yacen todas las cosas en la luz!, ¡con qué libertad se respira!, ¡cuántas cosas sentimos debajo de nosotros! La filosofía, tal como yo la he entendido y vivido hasta ahora, es vida voluntaria en el hielo y en las altas montañas: búsqueda de todo lo problemático y extraño que hay en el existir, de todo lo proscrito hasta ahora por la moral. Una prolongada experiencia, proporcionada por ese caminar en lo prohibido, me ha enseñado a contemplar las causas a partir de las cuales se ha moralizado e idealizado hasta ahora, de un modo muy distinto a como tal vez se desea: se me han puesto al descubierto la historia oculta de los filósofos, la sicología de sus grandes nombres. ¿Cuánta verdad soporta, cuánta verdad osa un espíritu? Esto fue convirtiéndose cada vez más, para mí, en la auténtica unidad de medida. El error (el creer en el ideal) no es ceguera, el error es cobardía. Toda conquista, todo paso adelante en el conocimiento es consecuencia del coraje, de la dureza consigo mismo, de la limpieza consigo mismo. Yo no refuto los ideales, ante ellos, simplemente, me pongo los guantes. Nitimur in vetitum [nos lanzamos hacia lo prohibido]: bajo este signo vencerá un día mi filosofía, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad.

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Friedrich Nietzsche, Ecce Homo, cómo se llega a ser lo que se es, Alianza Editorial, 1971


Autorretrato en el espejo y un texto de Manuel Puig

in the mirror self-portrait
Caffe Greco SF 2010
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(...)

y bien cerca de la ventana está la cómoda con los encajes y ahí encima un cepillo muy hermoso de mango de plata labrada, y un espejo de mango igual, y como está muy cerca de la ventana la chica ve que es una mano muy delgada y pálida de muerta la que acaricia esas cosas, y la chica se queda como petrificada de miedo, no se anima a moverse, la muerta que camina, la sonámbula traidora, habla dormida y cuenta todo...

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Manuel Puig, El Beso de la Mujer Araña, Ed. Planeta. Buenos Aires 2007

miércoles, febrero 10, 2010

Paul Valéry - De velocidad y libros

Hoy las cosas van muy rápido, las reputaciones se crean velozmente y se desvanecen del mismo modo. No se hace nada estable, pues nada se hace para lo estable.

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¿Cómo quieren que el artista no sienta, bajo la apariencia de difusión del arte, de su enseñanza generalizada, toda la futilidad de la época, la confusión de valores que allí se produce, toda la facilidad que favorece?

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Si concede a su trabajo todo el tiempo y el cuidado que puede darle, lo concede con el sentimiento de que algo de ese trabajo se impondrá al espíritu de quien lo lee; espera que le sea devuelto, mediante una cierta cualidad y cierto período de atención, un poco del esfuerzo que se ha tomado escribiendo su página.

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Confesemos que le pagamos muy mal... No es nuestra culpa, estamos abrumados de libros. Sobre todo estamos asediados por lecturas de interés inmediato y violento. Hay en las hojas de los diarios tal diversidad, tal incoherencia, tal intensidad de noticias (sobre todo en ciertos días) que el tiempo que podemos otorgar sobre veinticuatro horas a la lectura está completamente ocupado, y los espíritus tur- bados, agitados o sobreexcitados.

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El hombre que tiene un empleo, el hombre que gana su vida y que puede consagrar una hora por día a la lectura, la haga en su casa, en el tranvía o en el subte, la hora es devorada por las noticias criminales, necedades incoherentes, chismes y los hechos menos diversos, cuyo desorden y abundancia parecen concebidos para atontar y simplificar groseramente los espíritus.

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Nuestro hombre está perdido para el libro... Esto es fatal y no podemos hacer nada.Todo esto trae como consecuencia una disminución real de la cultura; y, en segundo lugar, una disminución real de la verdadera libertad de espíritu, pues esta libertad exige un desprendimiento, un rechazo de todas esas sensaciones incoherentes o violentas que recibimos de la vida moderna a cada instante.

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Paul Valéry, Antonin Artaud, La libertad del espíritu, Ed. Leviatán. Buenos Aires 2005

Feeling Good - Nina Simone



Feeling Good - Nina Simone

Birds flying high you know how I feel
Sun in the sky you know how I feel
Breeze driftin' on by you know how I feel

(refrain:)x2
It's a new dawn
It's a new day
It's a new life
For me
And I'm feeling good

Fish in the sea you know how I feel
River running free you know how I feel
Blossom on the tree you know how I feel

(refrain)

Dragonfly out in the sun you know what I mean, don't you know
Butterflies all havin' fun you know what I mean
Sleep in peace when day is done
That's what I mean

And this old world is a new world
And a bold world
For me

Stars when you shine you know how I feel
Scent of the pine you know how I feel
Oh freedom is mine
And I know how I feel

martes, febrero 09, 2010

Natalicio de Neal Cassady en el Beat Museum


(EEUU, 4 de febrero 1926 - México 8 de febrero 1968)
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Jerry Cimino, propietario del Beat Museum, me invitó la otra noche a la celebración del natalicio de Neal Cassady, ícono de la generación beat y fuente de inspiración para muchos de sus integrantes, especialmente para Jack Kerouac quien lo incluyó en su novela "En el Camino" bajo el seudónimo de Dean Moriarty. Asistí al evento con Jessica (luego de que Mark me haya alegrado haciendo un stop en su patrulla frente a Specs y me haya regalado un libro titulado Divisadero y un moleskine para que ya no andara escribiendo sobre servilletas u objetos extraños propensos a perderse fácilmente). Al primero que vi al llegar al museo fue justamente a mi único sospechoso del robo de mi diario rojo, pero como no tenía prueba alguna me abstuve de reclamos.

Al y Jerry
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Cuando subimos el conversatorio ya había comenzado. En medio de primeras y raras ediciones de libros, fotos y objetos de los escritores de la generación beat, Jerry moderaba una amena charla con uno de los personajes también incluídos en "On the Road": Al Hinkel, que en la novela de Kerouac lleva el nombre de Ed Dunkel. Fue interesante escuchar de primera fuente varias anécdotas de aquellos años, de los viajes en la mítica furgoneta, e incluso confesiones que no están escritas. Algunas -por el acento cerrado del viejo Al- no podía entender con claridad, y de rato en rato le preguntaba a Jessica que quería decir con ello. Por momentos, cuando de plano perdía el sentido de la historia, llenaba mi copa de vino y sacaba el libro que Mark me regaló esa noche para leer pequeños párrafos abiertos al azar.

Fue bueno haber asistido y escuchar historias de espíritus libres por las carreteras en las que en ocasiones yo también coincidí. Al cabo de una rato recibí la llamada de Mark para ir a cenar y desaparecí sin dejar rastro aprovechando uno de los chistes de Al en que la genté río hasta cerrar los ojos. Mientras bajaba las escaleras vi como me despedían Kerouac, Ginsberg y Bourroughs con sus sonrisas sarcásticas. Buenas noches me gritaron Corso, Kaufman, y otros más. Buenas noches Vagabundos del Dharma, les dije. Más abajo me despedí de Neal, que de no haber sido encontrado muerto entre las rieles de un pueblo en México hoy tendría 84 años.

lunes, febrero 08, 2010

Mis poemas en AMERARCANA 2010. A Bird and Beckett Review

El editor Nicholas James Whittington me acaba de dar la noticia de que ya están listas las copias de AMERARCANA 2010 A Bird & Beckett Review, un monográfico que incluye poemas míos junto a los de destacados poetas como Diane di Prima, Micha Ballard, Barry Gifford (de quien pude conocer su poesía gracias a un libro que Mark me regaló), Maggie Cleveland, John Landry, Jack Hirschman, Maryam Monalisa, Joj Kastra, Neeli Cherkovski, Marina Lazzara, Nataniel Mackey, Benjamin Morris y Bárbara Jane Reyes. Otras secciones incluyen ficción con nombres como Walker Brents III y Barry Gifford, y en ensayo una colaboración de Ammiel Alcalay.
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Pronto iré a Bird & Becketts Bookstore a retirar mi copia y a programar con Nick el recital de lanzamiento. ¡Salud!

domingo, febrero 07, 2010

La imposible escena de Roberto Benigni

Este no es ningún guión de Roberto Benigni. Pero Giuseppe me saluda con un Buon giorno, principessa saltando sobre la acera húmeda. Buon Giorno con su acento de niño napolitano perdido en North Beach. Buon giorno, respondo. Aunque en verdad sea de noche y la princesa sea de azufre. Este no es ningún guión de Roberto Benigni. Tampoco suena Nicola Piovani. A lo mejor soy una actriz frustrada, pienso. Ni periodista ni bailarina ni poeta. Apenas una actriz frustrada. Por eso no puedo salir de mi película. Por eso controlo tiempos, luces, locaciones, reemplazos. Por eso la banda sonora sólo la escuchan los que asisten la escena. Por eso los que me miran a veces ríen mientras lloro. Por eso me gustan los espejos cuando estoy sola y desnuda. Escena 24. Corte y va de nuevo. (ahora si lloro de verdad) (siempre lloras de verdad) (mis lágrimas son versos mojados) (versos di-secados) Escena 22. Sin cámaras ni luces ni acción. ¿Estás fumando? ¿Cómo se dice dame una pitada en italiano? Dammi un bacio. ¿Un bacio? Dammi un tiro. ¿Un tiro? Un tiro-bacio. Humo. Todo es humo. Como en las viejas películas: la escena jamás se concreta. Se funde en negro y termina. Ningún film es eterno. Pero un buen guión fulmina. Buon Giorno, principessa, repite una y otra vez. Aunque el saludo sea esta vez la despedida

sábado, febrero 06, 2010

BEATITUDE Golden Anniversary: 50 años de la escritura beat

Jack Hirschman me regaló hace poco el libro BEATITUDE "Golden Anniversary 1959-2009", una antología de casi 500 páginas que celebra los 50 años de la escritura beat. La edición estuvo a cargo de los poetas Latif Harris y Neeli Cherkovski, quienes han estado en la escena literaria de San Francisco por mucho tiempo y han escrito varios libros relacionados con los escritores de la generación beat. Harris y Cherkovski se dieron la tarea de compilar en este libro los cincuenta años de la legendaria revista Beatitude fundada en 1959 por Bob Kaufman, Allen Ginsberg, Gregory Corso, John Kelley y William Margolis.
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BEATITUDE Golden Antology 1959- 2009 incluye el trabajo poético de escritores íconos de la beat generation, así como el de poetas posteriores que supieron destacar por su calidad y estilo como Charles Bukoswki, Geral Nicosia, A.D. Winans, y el mismo Jack Hirschman, etc. y finalmente la inclusión de poetas de generaciones mucho más recientes como Patrick Carrington, Alejandro Murguía, W. J. Ray, etc.
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El recital de lanzamiento se dio en la legendaria City Lights Bookstore y en la Librería Pública de San Francisco. Muchos de los poetas incluídos en la antología estuvieron presentes. Varios captaron mi atención. Espero encontrar sus nombres pronto en el libro y dar más pistas sobre ellos.

viernes, febrero 05, 2010

Ahuyentar la paranoia desde las alturas

Ninguno de mis amigos entiende el idioma que hablo esta noche. Apenas tres desconocidos ríen conmigo. Tres desconocidos y Crazy Roy, el loco elegante que grita en la cara a la gente y tumba sillas en los cafés del barrio. Sí, Crazy Roy es amable conmigo, y en su disimulada pobreza me brinda un cigarro y me pregunta por Mark. Parece que todo North Beach quiere darse cita en este bar, incluso los que no vienen con frecuencia. Entro y me siento en la barra con mis tres nuevos amigos. Siento como si todos mis personajes se revirtiesen contra mí. Todos observan con celo cada uno de mis movimientos como si esperaran a que yo de algún paso en falso para sacar sus dedos y dispararme. A lo mejor todo es producto de mi paranoia. Pero aun así algo de cierto debe haber en sus miradas inquisidoras. Algo de cierto en sus dientes afilados. Algo de cierto en su saliva. Algo. Algo. Algo.
Siento asfixia.
Asco.
Miedo.

*
El enorme perro negro -al que su dueño llama Oliver- descansa en el callejón de Specs. Hombres y mujeres se acercan para acariciarlo. El perro tiene más suerte que los vagabundos de la acera. Salí nuevamente porque adentro la cosa se puso insoportable. Ya ni la música del pianista se podía escuchar. Jessi estaba totalmente borracha y agresiva con todo el mundo. A mí me gritó sacándome en cara que soy media rara y que de repente me aíslo metiéndome en mi mundo y desapareciendo de un momento a otro sin dejar rastro. No pude contradecirle porque es cierto. Pude explicarle algunas de mis razones y sin embargo no lo hice porque por experiencia sé que hacerlo con un mal borracho es perder el tiempo. Me acerqué a la barra y le pedí a Jaqui que me diera un "vino" para tranquilizarla, un vino que en realidad iba a ser agua con una pizca de alcohol para disimular el engaño. Sin decirle nada le dejé la copa en su mano como si hubiese dejado alimento en las manos de una mendiga. Salí en seguida, toreando a la mayoría de gente. Sólo Ali Mongo me inspiró un abrazo. Todos los demás eran extraños personajes de una novela que yo misma creé. Todos diciéndome entre risas diabólicas: ¿De qué tienes miedo, pequeña Carla? ¿Qué piensas hacer esta noche cuando la lluvia estalle entre tus piernas? ¿Qué piensas ocultar a la vuelta de la esquina? ¿Qué piensas escribir? ¿Qué piensas ocultar? ¿Qué piensas? ¿Qué piensas?
Qué.
Qué.
Qué.
Qué.

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Catto y su novio pensaron que Louis, el músico que conocí en Enrico`s hace dos horas, y yo éramos amigos desde hace mucho tiempo. Debe ser porque nos escucharon cantar juntos con tanta pasión que pensaron que éramos un dueto de esos que viajan por el mundo alegrando almas nocturnas a cambio de unas cuántas monedas. Lo cierto es que Louis es un muchacho más sedentario que nómada; de Conneticut se vino directo a San Francisco y ahora vive en Casa Melissa donde yo antes tenía una habitación. Louis apenas lleva dos meses en el barrio. Tiene unas rastas muy largas que enmarcan su rostro de niño bueno. Percibí que Louis no tiene miedo de hacer cualquier locura, y eso me encanta. Me encanta la gente que no teme hacer cosas que para otros pueden ser algo fuera de lo común. Louis se puso a bailar con Bob, con Daisy y conmigo mientras el otro músico tocó Garota de Ipanema para nosotros. Prometí ayudar a Louis con otras canciones. Yo llegué luego de que Louis hizo su intervención, pero pude asistir la interpretación de otra pianista que en su receso se me acercó porque dijo haberme reconocido de mi lectura en el Palacio de Finas Artes el año pasado. Daisy me dijo que la pianista ahora vive en la habitación 305 en Casa Melissa, la misma habitación que tuve el verano pasado y que entre sus paredes varios secretos de mí encierra.
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Catto y su novio nos invitaron a seguir en su departamento en Chinatown. Compramos vino en Broadway y fuimos caminando hasta Trenton y Pacific. Cuando llegamos me di cuenta de que estábamos a menos de una cuadra del edificio donde Mark me dijo que unas lesbianas habían abusado sexualmente de una jovencita. No dije nada, pero sentí un poco de miedo por el barrio. En todo caso al llegar al lugar me sentí muy cómoda. Catto no nos dijo que era pintora hasta que abrió la puerta y vimos sus cuadros, retratos con un estilo muy particular. Luego subimos a la terraza. La noche se iluminó en las alturas. Pude ver el Bay Bridge como pocas veces, la pirámide muy cerca de nosotros y a lo lejos Coit Tower apagada. Tuve una sensación de paz en todo mi cuerpo. La guitarra y la voz de Louis, la risa de Catto, la nostalgia de V. por los amigos que dejó en Buenos Aires, todo era genial ese momento. Pero nada como ver a North Beach tan cerca y a la vez tan lejos. North Beach indefensa. Nada como disfrutarla desde arriba sin que nadie me conozca; sin que nadie interrumpa, sin que nadie haga preguntas; sin que nadie espere de mí una respuesta.

miércoles, febrero 03, 2010

De libros, dialectos y desapariciones

Larry me pregunta si es más íntimo escribir en un cuaderno o en un computador. Levanto mi cabeza y veo otras seis agachadas en mi misma posición. Supongo que cualquiera, Larry, mi intimidad es en realidad con la palabra. Larry se marcha liando un cigarro, me queda sólo la nostalgia. Me pregunto cómo sería Caffe Trieste hace cincuenta años sin máquinas aisladoras. Palabra-vista-tacto. Sin máquina no queda otra opción que verse a los ojos. Y mirar siempre es peligroso. Puedes encontrar cosas que creías perdidas. Yo he perdido la oportunidad de hablar con gente en este sitio por pasar escribiendo sobre ellos. Cuántos habrán deseado agarrar mi máquina y lanzarla lejos. Cuántas veces yo misma he querido hacer lo mismo con el iPhone de Mark, esa máquinita a la que siempre miro con recelo. Entiendo que le es útil para buscar, por ejemplo, el origen de palabras, como si con ello acumulara puntaje en algún juego de cowboys.
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Máquinas, máquinas y máquinas. Mark dice que le da pena saber que en unos cuántos años desaparecerá el libro. -Según quién-, pregunto. -Según la realidad-, responde. Basta ver cómo han cerrado muchísimas librerías en San Francisco: Acorn Books, Valencia Books, Colombus Books, Black Oak Books, Carroll Books, Cavalli, Stacey Books, Aardvark Books, Upstairs Downstairs Books y la librería Mc Donalds que parecía una cueva de Aladino, allí los libros estaban ubicados como en mi cuarto, dice, en pilares regados por el suelo, podías encontrar tesoros que ni el mismo dueño sabía que poseía. Lo mismo ha pasado con los cómics y con los periódicos. Es posible que dentro de unos cincuenta años sigan existiendo librerías pero no se seguirá imprimiendo; internet acabará con el papel. Ooooh shettt. Siento en su cara la pena de un bibliófilo resignado. Yo en cambio me niego aceptar el peor escenario. Aunque mínima, creo que la demanda seguirá existiendo. Además, no todo el mundo tiene acceso a internet. Pienso en proyectos alternativos que han surgido en América Latina como las editoriales cartoneras, basadas en papeles reciclados para abaratar costos de grandes títulos.
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Cambia la luz del semáforo. Cruzamos la calle en silencio. Pienso en todo lo que ahora soy y no soy gracias a mis libros. Pienso en que ineviablemente todo tiene un final. Mark me cuenta que en Laredo, Texas, se cerró la única librería que quedaba en la ciudad. Imagino Laredo desolada. Imagino polvo sobre los ojos de sus habitantes. Pero también imagino a la gente en Laredo para quienes esa noticia no significa nada. Y me entristece aun más. También pienso en los libros que constiuyen ciertas personas. Libros vivientes que con su muerte extinguen mundos. Mark me cuenta que en India desaparció un antiguo dialecto con la muerte del último hablante. Bo, se llamaba la mujer. Bo era el libro que poseía una lengua de más de 65.000 años en su interior. Ahora Bo y su tribu es historia. Y no habrá segunda edición.

Corcovado - Tom Jobim

resacada

photo by Mark Álvarez
Caffe Trieste 2010
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Chopin acompaña la resaca - la lluvia acompaña la resaca - los ojos de mi hombre acompañan la resaca, mirándome desde la esquina mientras juego a escribir.

lunes, febrero 01, 2010

febrero

Hoy comienza febrero y Nadie ha muerto hasta el momento. Incluso los cadáveres que ignoro me sonríen. Sigo con mi promesa de año nuevo de responder cuanto antes algunas cartas importantes (la promesa de calibrar mi anacronía). Ayer empecé respondiendo la carta de Carlos Luis para agradecerle sus poemas. Le conté que aquí el cielo es demasiado generoso, siempre anunciando la muerte con gracia. Hasta ganas de morir le entran a veces a uno, le dije. También le sugerí que no dejara de robar limones, como el niño de sus poemas, que yo no dejaría de robar libros. Encontré una cita de Clarice Lispector que dice "La realidad exigía mucho de ella", y me sentí muy identificada. A veces me cuesta tener que explicar por qué río o por qué lloro. Al menos queda el verso temblando en mis manos. Siempre.

De mujeres fascinantes - Andrés Neuman

(fragmento)
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Él la había criado con esa mezcla de esmero y pánico con que se educa a los últimos hijos de una casa. El señor Gottlieb estaba sin lugar a dudas orgulloso de su hija, aunque también, o por eso mismo, estaba lleno de temores. Sophie es, dijo el señor Gottlieb, usted lo ha visto, una chica extraordinaria (Hans trató de asentir sin demasiado entusiasmo), pero siempre he temido que con ese carácter y esa exigencia le costara encontrar un buen marido, ¿comprende? Quizá se atrevió Hans, no sea necesario preocuparse tanto, su hija parece una chica fascinante y con mucha personalidad (Hans pensó de inmediato: No debería haber dicho fascinante), en fin , una muchacha distinguida, y estoy seguro de que ella misma. Si mi hija, lo interrumpió, el señor Gottlieb insiste en ser tan fascinante y personal, cosechará una legión de enamorados y ningún esposo.
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El viajero del siglo. Andres Neuman. Alfaguara, México 2009.

Recital en Kaleidoscope y anacrónica en un día no favorable

George Long
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Tuve un recital en la Misión. En la 24 y Folsom. En la galería Kaleidoscope donde el año pasado también dancé y leí poesía, y donde Mark apareció casi inesperadamente haciéndome feliz. Ésta vez me sentí extraña al llegar. Me sentí muy sola, solísimamente sola, en medio de esa sala repleta de gente que no conocía, pero los poemas del poeta guatemalteco que leyó en maya ayudaron; las notas arabescas que salieron del saxofón de George ayudaron; la sonrisa de Jessi ca al ser testigo de mi rareza esa noche. Estuvo bien el vino; el arroz con frijoles y la sombra en el espejo como una fotografía difusa.

Con Linda King
Jessica Loos (mi voz en inglés) y Sara Powell
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(Todo el trayecto de North Beach a Mission fui extremadamente callada. Richard, Aggie, Cristine y Rosemary, por el contrario, no dejaron de hablar sobre Haití y otras cosas que no recuerdo. Yo no podía decir mucho, me sentía mal. Richard tuvo que cambiar su ruta para recogerme en Caffe Trieste ya que a último momento decidí -como una loca- correr bajó la lluvia para alcanzar a Mark en la esquina de Vallejo. Cruzando la calle casi me agarra un carro. Y cuando llegué él me dijo que no puedo arriesgar mi vida por un beso. Si que puedo, le dije, lo acabé de hacer. Y luego Anais sonrió entre mis labios. Mark me abrazó fuerte, y yo sentí sla estrella de oficial en su pecho, y la lluvia sobre el mío. Entré al carro y desaparecí).

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Al final de la lectura se me acercaron un par de personas preguntándome dónde podía conseguir mi libro. Como ya no tengo más ejemplares que el mío, les ofrecí enviarles un par de poemas por el correo. Uno de ellos me mostró su diario. Un hermoso cuaderno que contenía textos y dibujos hechos por él mismo. No lo descuides, le dije. Pensando en mi diario ya ido. Salí de la galería y mi teléfono cayó en el agua. Agarré un taxi a North Beach y en el trayecto el taxista golpeó con el auto a un hombre. Me asusté al ver al hombre caído. El taxista le preguntó si esaba bién y el hombre con una lágrima de sangre le dijo que sí. Estás seguro, repreguntó el taxista. Sí, contestó el hombre, ha sido mi ciulpa por no mirar donde camino, salí peleando con mi esposa y......el taxista aceleró con torpeza, y así fue frenando como un novato hasta llegar a North Beach. Ya en el Cafe Trieste me di cuenta de que el teléfono chorreaba agua y, debido al choque del taxi, mi computadora también se jodió. Un lado quebrado y los alambres al aire. Pero aún funciona. Todavía puedo escribir esta jodida anacrónica. No ha parado de llover.